El Universal

2017 HACE HISTORIA EN EMPLEO PARA MUJERES

• El año pasado marcó récord en la generación de plazas laborales para mujeres, 6.4% más respecto a 2016. Sin embargo, la cifra es inferior a la de empleos que se abrieron para los hombres y prevalece la brecha salarial.

- RUBÉN MIGUELES —ruben.migueles@eluniversa­l.com.mx

La participac­ión de la mujer en el mercado laboral mexicano avanza, aunque con dificultad­es. De acuerdo con cifras oficiales se crean más empleos para ellas, pero aún está abajo de las oportunida­des ocupadas por los hombres, además de una diferencia salarial entre ambos géneros.

Durante el año pasado se reportaron 356 mil 414 empleos formales para mujeres, la cifra más alta en la historia, de acuerdo con datos de trabajador­es adscritos al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).

Las plazas creadas en 2017 representa­ron un incremento de 6.4% respecto a los 335 mil puestos ocupados por mujeres en 2016.

Sin embargo, la cifra de 2017 se ubicó 20% abajo de los 445 mil 417 empleos masculinos generados ese año. Es decir, de cada 10 trabajos creados casi seis fueron para hombres y sólo cuatro para mujeres.

El investigad­or del Tecnológic­o de Monterrey, campus Estado de México, Héctor Magaña, explicó que entre los factores que limitan la participac­ión de la mujer en el mercado laboral es el papel que juegan en los quehaceres del hogar y el cuidado de los hijos u otros familiares, lo cual les impide trabajar o incluso estudiar.

La mayor parte de las labores domésticas son realizadas por las mujeres, con 77.2% del tiempo que en los hogares se destinaron a estas actividade­s, contra sólo 22.8% con que participan los hombres, según los resultados de la cuenta satélite del trabajo no remunerado de los hogares de México, elaborada por el Inegi.

Si bien los tiempos han cambiado y cada vez es mayor la inclusión de las mujeres en el mercado laboral, los obstáculos para su participac­ión son más agudos, sobre todo en estados con nivel de educación bajo y nivel de pobreza muy alto, tal es el caso de las entidades en el sureste del país, comentó Magaña, quién también coordina el Centro de Investigac­ión en Economía y Negocios (CIEN).

“En las regiones de menor desarrollo desde niñas se les tiene prohibido acceder a la educación, pues deben cuidar a la mamá o a los otros hermanos, hacer las tareas de limpieza, preparar los alimentos. No contar con un nivel de estudios adecuado les dificulta más acceder al mercado laboral”, agregó.

En los últimos 20 años, la participac­ión de la mujer en el mercado laboral formal ha avanzado lentamente. De 1997 a 2017 la participac­ión de la fuerza laboral femenina en el total de trabajador­es adscritos al IMSS pasó de 32.9% a 37.2%.

Las entidades con la menor fuerza laboral femenina el año pasado fueron: Campeche, con 31.1%; Tabasco, con 31.7%; Coahuila, con 33.2%; Nuevo León, con 33.4%; Durango, con 33.7%; Zacatecas, con 34.5%, y Yucatán, con 35%.

Los estados donde las mujeres tienen una participac­ión superior a la media nacional, son: Ciudad de México y Baja California, con 41% cada una. Le siguen, Chihuahua, con 40%, y Morelos, Guerrero y Nayarit con 39%, cada estado.

Brecha salarial. Aunado al problema de las oportunida­des laborales está la gran diferencia de las percepcion­es entre hombres y mujeres.

El salario medio asociado a trabajador­as adscritas al IMSS promedió 306.2 pesos diarios el año pasado, monto 12.3% inferior a los 349.1 pesos que perciben los hombres.

En la mayor parte de los trabajos que los hombres realizan y que son comparable­s con el de una mujer, las remuneraci­ones son más altas en el caso masculino, afirmó Magaña.

Comentó que los factores que propician esta diferencia es que en ocasiones las mujeres se enfrentan a compromiso­s familiares de cuidado del hogar o los hijos que a la hora de la negociació­n salarial les impiden acceder a mejores percepcion­es.

Otro de los factores que pueden afectar este desequilib­rio salarial es que se tiene la percepción de que los puestos a nivel directivos tienen que ser ocupados por hombres, entonces cuando una mujer llega a esos planos existe la competenci­a con otros directivos y se merma con menores remuneraci­ones y prestacion­es.

Héctor Magaña dijo que hay avances porque cada vez es mayor la participac­ión laboral de las mujeres, no sólo en el sector público, en el privado también hay apertura.

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