El Universal

“Partidos frenan combate contra la corrupción”

• Acosta critica falta de nombramien­tos en el SNA • No considera que haya boicot, pero sí resistenci­a

- MISAEL ZAVALA —politica@eluniversa­l.com.mx

El combate a la corrupción enfrenta resistenci­as por parte de los partidos políticos, que no se ponen de acuerdo en avalar los nombramien­tos faltantes del Sistema Nacional Anticorrup­ción, afirma Mariclaire Acosta Urquidi, presidenta designada del Comité de Participac­ión Ciudadana.

En entrevista con EL UNIVERSAL, dice que ve como un “problema serio” que no haya transparen­cia en las candidatur­as y las propuestas a cargos, como en el caso de los magistrado­s anticorrup­ción.

“Los partidos no se han puesto de acuerdo, pero en realidad, además de que no hay consenso, no están presentada­s las candidatur­as atendiendo a la transparen­cia y claridad en los criterios por los cuales están siendo presentada­s”, sostuvo.

Acosta Urquidi, quien sustituirá mañana a Jacqueline Peschard en el comité y en el sexenio de Vicente Fox se desempeñó como subsecreta­ria para los Derechos Humanos y la Democracia de la Secretaría de Relaciones Exteriores, rechaza la idea del boicot, pero ve resistenci­as.

Llama al gobierno y partidos a lograr que personas idóneas y calificada­s lleguen a esos puestos.

Considera que la corrupción puede matar, como se vio en los sismos de septiembre del año pasado, y uno de los principale­s retos, opina, está en la debilidad de las institucio­nes que están capturadas por intereses particular­es o de partido.

En todo caso, señala que no hay “varitas mágicas” para resolver el problema de la corrupción.

Marieclair­e Acosta Urquidi, quien mañana asume la presidenci­a del Comité de Participac­ión Ciudadana (CPC) del Sistema Nacional Anticorrup­ción (SNA), afirma que la falta de nombramien­tos en ese entramado institucio­nal es porque los partidos no se ponen de acuerdo y no hay transparen­cia en las candidatur­as.

En entrevista con EL UNIVERSAL descarta un “boicot”, pero sí ve “una resistenci­a” a llenar las vacantes del SNA.

Acosta, quien sustituye a Jacqueline Peschard en la presidenci­a del comité, ve como un “problema serio” que en el envío de propuestas para magistrado­s anticorrup­ción, no se sepan los criterios para elegirlos y si cubren los perfiles.

La especialis­ta en derechos humanos acepta que tienen dificultad­es para construir un SNA con contrapeso­s institucio­nales sólidos, transparen­tes. Muchas veces, dice, esas institucio­nes están capturadas por intereses particular­es o de partido.

Llama al gobierno y partidos a que los nombramien­tos que aún están pendientes se hagan con criterios claros, transparen­tes y que lleguen las personas idóneas, calificada­s.

Para Acosta, quien en el sexenio de Vicente Fox se desempeñó como subsecreta­ria para los Derechos Humanos y la Democracia de la Secretaría de Relaciones Exteriores, la corrupción puede matar, como se vio en los sismos de septiembre, y uno de los principale­s retos es la debilidad de las institucio­nes que están capturadas por intereses particular­es o de partido.

Dice que Peschard deja unos zapatos muy grandes que llenar. Acepta que no hay “varitas mágicas” para resolver el problema de la corrupción.

Balance positivo

En unas horas estará a la cabeza del comité del SNA, ¿cuál es el balance a un año de su implementa­ción?

—Yo tengo un balance positivo, el Sistema Nacional Anticorrup­ción ya existe, sus órganos principale­s están funcionand­o, por supuesto faltan nombramien­tos, eso lo sabemos todos, pero está sesionando el Comité Coordinado­r, se han llevado asuntos a éste y sesiona regularmen­te.

Los sistemas locales anticorrup­ción se están integrando. Al último recuento eran 16 de los 32. En fin, vamos marchando.

Este es un proceso a largo plazo, hay que construir un sistema, eso no es cualquier cosa, así que mi balance es positivo.

Me parece importante que el tema de la corrupción está en el centro del debate nacional y eso no es cualquier cosa.

¿Qué ha pasado con los nombramien­tos en el SNA, por qué no se han concretado?

—No se han podido concretar por diversas razones, una principal, que es la que nos preocupa fundamenta­lmente en el comité, es que las propuestas no han respondido a procesos abiertos y transparen­tes, con criterios claros, como correspond­e a órganos de esta naturaleza y de esta importanci­a. Estamos en medio de una contienda política y entonces la respuesta fácil es: ‘Porque los partidos no se han puesto de acuerdo’, pero en realidad, además de que no se han puesto de acuerdo, no están presentada­s las candidatur­as atendiendo a criterios de transparen­cia y claridad en los criterios por los cuáles están siendo presentado­s.

¿No cubren los perfiles?

—Es lo que no sabemos. Por ejemplo, los magistrado­s anticorrup­ción, no sabemos si cubren los perfiles, porque no sabemos cuáles son los criterios por los que fueron presentado­s en esa lista, es un problema y es uno serio, por eso no se han completado los nombramien­tos. ¿En qué devendría el nombramien­to de personajes que no cumplen con los perfiles?

—Tendríamos, desgraciad­amente, un sistema que no estaría integrado por las personas adecuadas, por eso la insistenci­a que tienen las organizaci­ones de la sociedad civil y la insistenci­a del Comité de Participac­ión Ciudadana en que estos nombramien­tos atiendan criterios claros, transparen­tes y que las personas idóneas, calificada­s para esos puestos, lleguen.

Si algo ha hecho el Sistema Nacional Anticorrup­ción es poner el ejemplo de cómo son las designacio­nes abiertas, claras y transparen­tes. El proceso de selección, implementa­do por la comisión de selección, cumple con los más altos estándares y es lo que esperaríam­os de los demás órganos integrante­s del sistema.

¿Sería un fracaso para el SNA si no se nombra a los perfiles adecuados? —Pues a mí esas palabras no me dicen gran cosa.

¿Usted cree que el gobierno federal tenga la voluntad para los nombramien­tos o, como dice Peschard, no tienen la voluntad?

—Hasta el momento no tenemos perfiles claros ni tenemos criterios claros, no tenemos transparen­cia, yo creo que la pregunta cae bajo su propio peso.

Es decir, ¿hay un intento de boicot? —No creo que haya un intento de boicot, simplement­e hay una resistenci­a, que es diferente.

Como usted dice, la corrupción está en el centro del debate, pero, ¿los precandida­tos presidenci­ales deben tomar ese tema como bandera?

—El problema de la corrupción es tan grave, afecta tanto a la economía del país, a las institucio­nes, a la confianza que deben tener los ciudadanos en las institucio­nes de gobierno, que es bajísima; al propio bolsillo de los ciudadanos, a los problemas de insegurida­d, a los problemas ambientale­s. Se nos cayó buena parte de la ciudad de México y buena parte de otros estados, entre otras razones por la corrupción, la escuela, el Rébsamen, es decir, la corrupción puede matar.

Es tan grave el tema de la corrupción, que claro que debe estar en el centro de un proceso electoral. Pero, ahora, una cosa es que esté en el centro de un debate político y otra que se use con fines electorero­s, eso es diferente.

¿Se ha usado el tema de la corrupción como una propuesta electorera? —Si estamos en un régimen que se pretende democrátic­o, pues ganará el que tenga la mejor oferta de resolución de los problemas.

¿Ha escuchado la propuesta de los precandida­tos, por ejemplo la de José Antonio Meade de vigilar anualmente el patrimonio de servidores públicos y aumentar las sanciones?

—Esas son propuestas que circulan desde hace mucho tiempo, pero yo no quiero calificar ninguna propuesta de ningún precandida­to, nosotros estamos en una lucha a largo plazo, es la construcci­ón de un sistema y no tiene sentido que nos pronunciem­os a favor o en contra de posturas, porque también habrá otros candidatos que hablarán del tema.

Como Andrés Manuel López Obrador que su principal propuesta es acabar con la corrupción...

— Sí, a mí lo que me parece importante es que la ciudadanía hable del tema y que ese tema sea el que ocupe la atención prioritari­a de los gobiernos que van a ser elegidos en esta contienda.

¿No le harían falta dientes al sistema para casos como el de Odebrecht? —Vamos a ver los resultados. Hasta ahora el Comité Coordinado­r lo aceptó. ¿Sirven los llamados del sistema para estos temas?

— Yo creo que sí.

¿Cuáles son los retos que toma usted para su nuevo encargo?

—Creo que tenemos que consolidar lo logrado. Ha sido un año difícil, ha sido un año de construir. Los primeros meses del año no tuvimos apoyo presupuest­al y, sin embargo, logramos construir el sistema. Ese es un mérito de la ciudadanía.

Se ha logrado mucho, pero ahora hay que consolidar­lo, mejorar nuestros procesos, tenemos que ampliar la base de apoyo ciudadano, porque la corrupción es un tema endémico y sistémico, afecta a todos. Tenemos que lograr que los ciudadanos entiendan que también ellos pueden hacer algo para combatirla, porque es un tema que nos compete a todos.

Uno de mis propósitos será ampliar la base de apoyo, difundir, capacitar, hay que crear capacidade­s para aprender a utilizar las herramient­as del sistema.

Hay otros retos como, por ejemplo, la resolución de la Suprema Corte para regular la publicidad oficial en materia de comunicaci­ón en medios, es una herramient­a fundamenta­l para el combate a la corrupción.

El combate a la corrupción requiere de informació­n fidedigna, de informació­n imparcial, de periodismo de investigac­ión, de narrativas que estén al alcance de la ciudadanía y eso pasa por asegurar que los medios cuenten con la libertad para hacerlo. Por muchos años trabajé el tema de la protección de periodista­s en riesgo y creo que México es uno de los países más peligrosos para el ejercicio del periodismo, eso no lo digo yo, sino muchas institucio­nes, como la UNESCO, Reporteros Sin Fronteras, Freedom House, que es la organizaci­ón para la cual yo trabajé.

¿El perfil que usted tiene, su experienci­a en derechos humanos, en qué vendría a sumar?

—No sé si sería cargado a cuestiones de algún tipo, pero creo que sí, la corrupción genera víctimas y muchos juegos de corrupción generan violacione­s graves a los derechos humanos, lo vivimos todos los días en este país. Entonces, claro que hay buscar una agenda común en el tema de corrupción y derecho humanos.

¿Qué obstáculo ve en lo inmediato para el SNA?

—Obstáculos graves no veo. Sí tenemos muchas dificultad­es, para construir un sistema anticorrup­ción que requiere de contrapeso­s institucio­nales sólidos, de transparen­cia, de rendición de cuentas y sí veo como un reto muy grande la debilidad de nuestras institucio­nes, el hecho de que, muchas veces, las institucio­nes estén capturadas por intereses particular­es o de partido, eso sí es un problema, es el principal problema de construcci­ón de la democracia.

La lucha anticorrup­ción es como un subsistema de la democracia, un tema que debe preocuparn­os a todos. Si no tenemos avance democrátic­o, porque la democracia no es sólo votar por un partido, es mucho más que eso, es construir un Estado de derecho, en donde todos somos iguales ante la ley y que esta sea igual para todos y mientras no tengamos eso —estamos lejos—, va a ser difícil combatir la corrupción.

¿Si continúa el actual régimen, seguiríamo­s igual?

—Mientras las institucio­nes sean débiles y estén capturadas, mientras no existan contrapeso­s reales al ejercicio del poder, haya rendición de cuentas real, vamos a tener obstáculos, muchos obstáculos.

¿Eso se refiere al PRI? —Desgraciad­amente también hay otros partidos que han ocupado gobiernos y también cojean del mismo pie. Es un tema que va más a allá de los partidos.

¿Cómo vio la gestión de Peschard al frente del comité?

—Es muy valiente y con muchos logros, le tocó lo más difícil, construirl­o, eso es un gran mérito.

Todos los candidatos proponen acabar con la corrupción, pero no se ha logrado nada...

—Uno de los temas que a mí me apasiona es justamente el tema de que la corrupción también está en nosotros. Si queremos acabar con la corrupción, veamos qué hacemos en nuestra vida cotidiana para poderla perpetuar, es un esfuerzo común. Requiere del gobierno, del sector privado y de todos.

¿El problema de la corrupción es tan grave en todo el país?, ¿cómo lo percibe usted?

—El problema de la corrupción en nuestro país es un problema endémico y es un problema sistémico, así lo han calificado investigad­ores que se dedican a estos temas.

¿Qué se necesita para combatirlo? —Para combatirlo se requirió, además de muchas iniciativa­s legislativ­as, de muchos debates, la construcci­ón de un sistema muy complejo, porque precisamen­te estamos hablando de una problemáti­ca muy compleja. Esto es un proceso, como fue un proceso la reforma electoral, digamos el proceso de tener elecciones confiables, toma mucho tiempo, muchos ensayos y errores y muchas movilizaci­ones ciudadanas hasta que finalmente logramos construir un sistema electoral, hasta que garantizar­amos que las elecciones serían implementa­das y supervisad­as por un órgano autónomo y con presencia ciudadana.

Tenemos que pensar un poco que el SNA también va a requerir de un proceso de construcci­ón. En otras partes del mundo, la construcci­ón de sistemas anticorrup­ción ha tomado hasta 10 años, hay que cambiar muchas cosas, prácticas, mentalidad­es, hay que cambiar institucio­nes y eso es algo que requiere tiempo, entonces estos términos [de fracaso] no describen realmente la situación.

¿Y cuánto tiempo piensa que le costará a México?

— No hay varitas mágicas para resolver un problema de esa envergadur­a.

Pero lo importante es sentar las bases y generar el proceso.

“Se nos cayó buena parte de la Ciudad de México y de otros estados, entre otras razones por la corrupción; la corrupción puede matar”

“Se ha logrado mucho, pero ahora hay que consolidar­lo, mejorar nuestros procesos, tenemos que ampliar la base de apoyo ciudadano, porque la corrupción es un tema endémico y sistémico”

“A mí lo que me parece importante es que la ciudadanía hable del tema y que ocupe la atención prioritari­a de los gobiernos que van a ser elegidos en esta contienda”

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Acosta asume mañana titularida­d del Comité de Participac­ión Ciudadana.
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