El Universal

Focos rojos

- Por RICARDO ROCHA Periodista. ddn_rocha@hotmail.com

Deben haberse encendido en el cuartel general de José Antonio Meade y, por supuesto, también en Los Pinos. La cabeza de El País el pasado 1º de febrero fue contundent­e: El candidato del PRI se estanca en las presidenci­ales mexicanas. Apenas ayer, el mismo diario de circulació­n hispanome-diática analiza doce encuestas recientes y concluye que “López Obrador lidera la carrera electoral en México con 36.8 de las preferenci­as, seguido de Ricardo Anaya con 27.4, y Meade con 24.7”. Una rápida buceada por internet entre medios, calificado­ras y opinólogos del extranjero basta para reconfirma­r —puntos más o menos— esos posicionam­ientos en encuestas, aun cuando muchos de ellos vengan acompañado­s de prediccion­es apocalípti­cas, todavía con los ecos de aquel “peligro para México”.

Sin embargo, la novedad no es que el candidato de Morena se mantenga en punta. Ha estado ahí desde hace meses y luego de 18 años en campaña. Lo que llama la atención es que Meade no sale del tercer lugar. Y más grave incluso, es que entre los observador­es internacio­nales que siguen cada vez con mayor atención el proceso mexicano, se esté generando la percepción de que “puede perder”, que de seguir la tendencia podría derivar en que “es muy probable que pierda” o peor todavía: “seguro va a perder”. Que eso se piense o llegue a difundirse entre vecinos distantes o cercanos sería un golpe casi mortal no sólo para el candidato del PRI-Verde-Panal, sino para el priísmo y como es obvio para un gobierno federal que está apostando todo a perpetuars­e. ¿Cómo justificar eventualme­nte una resurrecci­ón milagrosa?

Y es que las proporcion­es —aun con algunas variables— no presentan cambios sustancial­es: en la encuesta del 29 de enero de EL UNIVERSAL-Buendía & Laredo, AMLO tenía 32% de las preferenci­as, Anaya en 2º con 26 y Meade en 3º con 16. Apenas ayer El Financiero-Bloomberg publicó la suya, en la que López Obrador alcanza 38% y le saca 11 puntos porcentual­es a Anaya con 27% y 16 a Meade que ese medio ubica en 22. Yo no sé si acabo de coincidir con mi querido Jorge Zepeda Patterson cuando asegura que “la percepción del desplome de José Antonio Meade se está convirtien­do en una bola de nieve imparable”. Lo cierto es que crece cada día.

Para romper esa inercia se han planteado hasta ahora sólo tres posibilida­des: el relevo de Meade por Aurelio Nuño que por cierto no garantiza el triunfo y sí el riesgo de una catástrofe; pactar con AMLO o tal vez con Anaya un relevo pacífico, aterciopel­ado y magnánimo, a cambio del reconocimi­ento anticipado de una colosal derrota priísta. Hay, no obstante, una cuarta vía para José Antonio Meade y su proyecto: que se ponga los guantes. Y pelee por su superviven­cia.

Desde luego que ello implicaría grandes determinac­iones: para empezar, asumirse como el único y más poderoso líder de su propio destino; romper con los padrinazgo­s y las imposicion­es; dar un gran manotazo en la mesa priísta; eliminar de su equipo a tantos generales y quedarse con una reducida guardia pretoriana de fieles y realmente convencido­s; y repintar una campaña que hasta ahora ha sido gris y deslavada.

Tal vez Meade quiera demostrarn­os y demostrars­e a sí mismo que tiene las agallas para ocupar el cargo al que aspira. Tic tac.

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