El Universal

Lealtad: así de fácil, así de sencillo

- Por JORGE NUÑO JIMÉNEZ Director General del Centro de Estudios Económicos y Sociales del Tercer Mundo A.C.

El pasado 9 febrero se conmemoró en el Castillo de Chapultepe­c, 105 años de la Marcha de la Lealtad, que une la historia y la epopeya. La gesta heroica de los cadetes del “Heroico Colegio Militar”, ejemplo para la juventud actual. Los jóvenes cadetes en aquel entonces, no titubearon en momentos de confusión, anteponién­dolo todo, el carácter, la templanza, el deber y la conciencia defendiend­o con honor y patriotism­o la integridad del Presidente de la República Don Francisco I. Madero, escoltándo­lo hasta Palacio Nacional.

Nadie ignora la conducta vergonzosa de aquel grupo de traidores instigados desde una Embajada, encabezado­s por el chacal sediento de sangre “Victoriano Huerta”. Organizaro­n un cuartelazo o golpe de Eestado, iniciándos­e con esto la llamada “decena trágica”. El epílogo fue un crimen traidor y artero en la persona del Presidente de la República, aquel 22 de febrero de 1913.

El discurso pronunciad­o por el secretario de la Defensa Nacional, General Salvador Cienfuegos, quien como un siervo de la nación agradeció a la Suprema Corte el análisis objetivo de la Ley de la Seguridad Interior, reiterando que las Fuerzas Armadas serán siempre los defensores del orden constituci­onal y de las leyes de la República, protestand­o cumplirlas y hacerlas cumplir, erigiéndos­e como el manto protector, garantía de los poderes civiles de la República legalmente constituid­os, cumpliendo siempre sin titubeos las órdenes emanadas de su comandante supremo, el presidente Enrique Peña Nieto.

Mención especial fue la lealtad a las institucio­nes, preservaci­ón de la democracia, y estado de derecho, inspiració­n y deber desde hace más de 100 años para ser frente a los retos y desafíos de este siglo.

El acto se celebró en un momento oportuno para recalcar la conducta intachable de nuestras Fuerzas Armadas, en el devenir de la historia nacional.

La efeméride anterior es muy necesaria y útil, porque nuestro pueblo tiene necesidad de alimentars­e de su historia, de amar algo grande, festejando lo más sublime y sensible para despertar la conciencia nacional y creencias que no son otra cosa que el amor a nuestro terruño, a nuestra soberanía, al orden constituci­onal ante momentos de aparente confusión.

Que no se confundan, ayer como hoy recordamos y confiamos en nuestras Fuerzas Armadas, porque con ellos el país se siente salvaguard­o del Bravo al Suchiate erigiéndos­e como el pilar más sólido ante escenarios complejos.

¿A quién quieren engañar esas fuerzas obscuras y ocultas?, así como algunos caballos de Troya que tratan de tergiversa­r las bondades de la aprobación de la Ley de Seguridad Interior, instrument­o que fue aprobado por el Poder Legislativ­o y proclamado por el Poder Ejecutivo federal.

Las Fuerzas Armadas con responsabi­lidad patriótica siempre pidieron certidumbr­e jurídica en su actuación, para conducirse en sus actuales funciones que son ajenas a su naturaleza, como es la seguridad pública. Algunos despistado­s y perversos aduciendo razones meramente políticas argumentan que se trata de militariza­r al país, lo cual es una verdadera pamplina.

También se ha inventado una ofensiva sucia contra el propio secretario Salvador Cienfuegos, quien acredita con creces una carrera de compromiso, lealtad y profundo amor a México, por un supuesto doctorado “Honoris Causa”, distinción que no requiere, no la necesita porque tiene el reconocimi­ento de su lealtad a las institucio­nes nacionales del pueblo mexicano.

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