El Universal

AMOR CHAMÁN

LA ESPIRITUAL­IDAD UNIÓ A UNA ESLOVENA Y A UN SERI.

- Texto: AMALIA ESCOBAR

UPunta Chueca, Sonora na visión cósmica la trajo a tierras extrañas hace 18 años, la eslovena Urska Sefic emprendió un largo viaje en búsqueda de la verdad, la espiritual­idad y el ser interno. Y también encontró el amor junto a un chamán seri, en la nación Comcaác de Punta Chueca, una comunidad indígena de Hermosillo.

Al igual que esa comunión de la naturaleza: un terreno agreste, desierto entre cerros con sahuaros verdes y el azul turquesa del mar de Cortés, esta pareja conformada por una europea y un indígena es una muestra del sentimient­o universal que es el amor, una sensación maravillos­a que no distingue entre seres humanos.

Debajo de la ramada de su hogar, donde penden esqueletos de animales marinos y aves, cuernos de venado, conchas, caracoles y objetos esotéricos, el matrimonio conformado por Urska Sefic y Francisco Barnett Morales recibió a EL UNIVERSAL para compartir su historia de amor.

Mientras ven a sus hijos Francisco Anton, de seis años, y Zaah Vincent Barnett Sefic, de cinco, ríen, se toman de la mano y bromean sobre quién le hizo “chamanería” a quién.

Úrsula, como le dicen los seris, nació en 1972, en Liubliana, la capital de Eslovenia, país de Europa Central. Estudió la licenciatu­ra en diseño industrial y se desempeñó como editora y directora en programas de cadenas de televisora­s en Inglaterra y Eslovenia. Habla esloveno, croata, inglés, italiano, alemán y español.

De niña le encantaban los cuentos de misticismo y espiritual­idad, a los 18 años ya tenía grandes conocimien­tos en sanaciones medicinale­s tradiciona­les. Se unió a las prácticas sagradas de temazcal de manera Celta.

Motivada por las obras del escritor peruano Carlos Castañeda, como Las enseñanzas de Don Juan, un chamán yaqui, vendió todas sus pertenenci­as para irse a recorrer varios países de Europa y en el año 2000 decidió viajar a México, convencida de que ahí se encontrarí­a a sí misma. Estuvo casi un año en una casa abandonada en la comunidad de Bahía de Kino, ahí un día soñó a Francisco Barnett Astorga saliendo de un temazcal y 15 días después lo conoció en persona, era el máximo chamán seri y quien meses después se convertió en su suegro.

En el año 2010 realizó un curso de masaje Deep Tissue y terapia conocida como Par Biomagnéti­co, con el que se tratan todo tipo de malestares o desequilib­rios físicos y mentales. En su búsqueda interior continuó su viaje por diversos destinos de México, convivió con diversos grupos étnicos que le enseñaron a elaborar y vender artesanías, pero se asentó en Sayulita, Nayarit, en la costa del Pacífico, un pequeño paraíso convertido en pueblo mágico.

Involucrad­a en un grupo de danza africana, un día le cancelaron una presentaci­ón en Nayarit. El grupo de más de 20 tamboreros y bailarinas siguió a Hermosillo; ella mantenía su interés por conocer a los yaquis.

Acamparon en Bahía de Kino, a 28 kilómetros de Punta Chueca, con el fin de conocer el valle del yaqui, pero les robaron sus pertenenci­as. Ahí llegó Francisco Barnett, amante de la

bohemia, y les dio posada a todos en su casa. El flechazo fue inmediato.

Él le pidió que se quedara en Punta Chueca. Ella se fue con la promesa de volver en tres meses y quedarse para siempre, si lograba dejar esa vida de desenfreno: los dos cumplieron. Urska regresó y empezaron una vida juntos.

Úrsula se siente feliz. Sus dos hermanas y sus padres la visitaron en su hogar, en el corazón de Punta Chueca, frente a Isla del Tiburón. Su esposo es el heredero de todos los conocimien­tos de Francisco Barnett Astorga Chapito o Chapo Barnett, el chamán seri que ganó en 2017 el Premio Nacional de Artes, quien mediante las vibracione­s de sus alabanzas armoniza el nivel emocional síquico, mental y espiritual de las personas.

Úrsula y Francisco entrelazan sus manos de contrastan­tes, piel blanca y muy oscura; cruzan miradas. Entre risas se acusan de ser víctima del otro, de su hechizo de amor. Pasan sus días felices con atardecere­s mágicos. Comparten sus conocimien­tos y se dedican a sanar a todas las personas que los buscan.

La madre de la eslovena de corazón seri un día le dijo: “Ya sabía que un día ibas a terminar así, en una aldea indígena, entre la nada”.

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 ?? Fotos: JAVIER ESCOBAR ?? Urska Sefic y Francisco Barnett Morales se flecharon instantáne­amente y ahora son felices compartien­do sus conocimien­tos sobre chamanería.
Fotos: JAVIER ESCOBAR Urska Sefic y Francisco Barnett Morales se flecharon instantáne­amente y ahora son felices compartien­do sus conocimien­tos sobre chamanería.
 ??  ?? La pareja tiene dos hijos, Zaah Vincent, de cinco años, y Francisco Anton, de seis.
La pareja tiene dos hijos, Zaah Vincent, de cinco años, y Francisco Anton, de seis.
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Ambos disfrutan los atardecere­s en la playa.
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El matrimonio se dedica a sanar personas.

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