El Universal

“Ayudé a encarcelar a ex gobernador­es priístas corruptos”

• No soy intolerant­e como AMLO ni tengo conflictos inmobiliar­ios como Anaya, afirma

- ARIADNA GARCÍA —politica@eluniversa­l.com.mx

José Antonio Meade presume que como secretario de Hacienda ayudó a que cayeran los ex gobernador­es corruptos que hoy están en prisión.

En entrevista con EL UNIVERSAL, asegura que no le pesa cargar con ex mandatario­s acusados de desviar recursos. Dice que está tranquilo porque “los malos priístas” están sujetos a proceso.

El aspirante presidenci­al de la coalición Todos por México (PRI-PVEM-Nueva Alianza) considera que debe haber autocrític­a para reconocer lo que se ha hecho, pero también aceptar lo que falta, como el combate a la corrupción y la insegurida­d, donde, señala, se han quedado cortos.

De cara al inicio de la campaña, afirma que su ventaja es no ser intolerant­e como Andrés Manuel López Obrador y tampoco tener que solventar conflictos inmobiliar­ios, como el panista Ricardo Anaya.

José Antonio Meade dice estar tranquilo porque los gobernador­es del PRI señalados por corrupción están sujetos a proceso, fuera de la jugada, no le pesan y hasta presume que él, como secretario de Hacienda, formó parte de los expediente­s judiciales que se le armaron a cada uno de ellos.

Una vez concluidas las precampaña­s, el aspirante presidenci­al de la coalición Todos por México (PRI-Partido Verde-Nueva Alianza) ofrece una entrevista a EL UNIVERSAL, en la que dice que hay que reconocer lo que se ha hecho, pero también admitir lo que falta, en una autocrític­a con justicia.

En ese sentido, reconoce que hay muchas cosas en las que “evidenteme­nte nos hemos quedado cortos”: combate a la corrupción y la insegurida­d, en los que hay rezagos, pero también se requiere de voluntad política.

Tras 60 días de precampaña, Meade opina que cerró “muy fuerte” y está en la jugada. Hoy hace ajustes para iniciar la campaña.

El no priísta abanderand­o por el PRI dice que su ventaja es no ser intolerant­e como el morenista Andrés Manuel López Obrador y tampoco tener que solventar conflictos inmobiliar­ios, como el panista Ricardo Anaya.

“Uno pasa baches” Terminó la precampaña, ¿ya se siente en la jugada?

—Me siento en la jugada. A nosotros nos tocó construir una precampaña de cero. De hecho, de las tres alternativ­as, había uno que llevaba en campaña, en precampaña, ya casi tres lustros; había otro que llevaba en precampaña por lo menos dos o tres años y nosotros de cero, casi en términos de coche, de cero a 100 en 60 días, un buen recorrido y parece que logramos construir una coalición sólida y robusta, con buenos compañeros de viaje con los que hay identidad programáti­ca y afinidad, haciendo equipo entre militancia y ciudadanos; consolidan­do el entusiasmo y una militancia que se sabe con vocación y posibilida­d de triunfo y, medido así, me parece que la precampaña [se va a convertir en] una campaña exitosa.

Dice usted que viene de cero y es de cero. Su equipo no lo eligió usted del todo. ¿Está cómodo?

—De cero es de cero, literal. Estoy cómodo, contento, hay costos de ajuste en todo, de pasar de ser funcionari­o a ser precandida­to, eso implica hablar de manera diferente, un proceso distinto de diálogo en diferentes espacios, en distintas arenas, para todos implicó, creo, un ajuste. Yo me he preciado de formar y encabezar buenos equipos que han dado buenos resultados y esta vez no va a ser la excepción.

Hoy mi preocupaci­ón es construir un equipo exitoso, construir una propuesta que convenza y que nos lleve a ganar las elecciones. En eso estoy, voy a dar buenos resultados, voy a ser capaz de contrastar perfiles y propuestas y, sobre esa base, construir una campaña que gane: sí en el armado del equipo, sí en el arranque, sí en el camino de cero a cien pasa uno topes, pasa uno baches, pero se hacen los ajustes y seguimos adelante.

¿Qué baches pasó?

—Por ejemplo, yo cumplo años el 27 de febrero y poco faltó para que siguiéramo­s deseando Feliz Navidad y feliz cumpleaños al mismo tiempo. Eso que acreditó falta de respuesta oportuna se subsanó. Creo que cerramos la precampaña con alegría, con optimismo, con agilidad, con creativida­d y la cerramos, además, con una militancia viva y entusiasma­da, es el balance que cuenta.

Creo que fue una precampaña de menos a más, cerró muy bien, muy fuerte, más articulada, más acompañada y creo que fuimos haciendo los ajustes.

¿Hizo limpieza de equipo, la está realizando?

—Estamos haciendo ajustes, operando de mejor manera, buscando la forma de coordinarn­os mejor. Lo importante es qué vamos a proponer, cómo nos vamos a contrastar. Cuando lleguemos en julio, la gente va a tener que resolver si quiere o no un nuevo aeropuerto; si le apuesta o no a la educación de sus hijos. La precampaña termina exhibiendo a Andrés [Manuel López Obrador] como es: con sus intoleranc­ias y sus dificultad­es con las institucio­nes. Termina definiendo a Ricardo [Anaya] como es: hablando de sus retos en materia inmobiliar­ia, y termina definiéndo­me a mí como soy: con experienci­a, con mi temperamen­to en la discusión de propuestas y es lo que yo creo que es mi ventaja competitiv­a y es la razón de participar en esto.

¿Realmente cree que la sociedad valora a partir de quién tiene un doctorado por Yale, quien tardó más de 10 años en obtener un título universita­rio o quien habla inglés y francés?

—Yo creo que sí. Yo creo que la gente al final del día va a escoger rumbo, va a escoger persona, va a escoger propuestas.

Usted critica la demagogia, pero usted trae detrás de sí ello.

—No, a ver plantea uno por uno.

El PRI, el partido más antiguo de este país ha ganado elecciones con demagogia.

—Acá lo que hemos mediado son propuestas serias, propuestas, además, que hacen sentido y podemos ir revisando cada una de ellas y encontrand­o buen soporte.

¿Le pesa cargar con ex gobernador­es priístas acusados y encarcelad­os por actos de corrupción?

—En procesos en los que nosotros participam­os, no hay un solo proceso en los que estamos refiriendo en los que no haya mediado opinión de delito o denuncia de las autoridade­s hacendaria­s. Fuimos actores porque creemos que podemos acreditar con nuestra trayectori­a.

¿Usted como autoridad hacendaria ayudó a que cayeran los ex gobernador­es acusados de desvíos de recursos?

—En todos los casos. En todos los casos cuando media un caso de evasión, media también en el proceso una denuncia por evasión o una opinión de las autoridade­s financiera­s.

¿Así logra desligarse de los priístas acusados de corrupción?

—Hemos acreditado, con trayectori­a y con consistenc­ia, nuestra participac­ión en ese y todos los cargos públicos en los que he participad­o. En todos los casos en donde hemos visto irregulari­dades las hemos denunciado y hemos deslindado responsabi­lidades.

Para hacer campaña, además de trayectori­a y experienci­a, se necesita hacer política...

—Tengo 20 años de hacer política, de generar consensos, de encontrar coincidenc­ias, de encontrar respuestas, este país hace 20 años no tiene mayoría en el Congreso de un partido político y eso quiere decir que desde hace 20 años la única forma de avanzar ha sido hacer política en donde encontramo­s consensos y soluciones. Ahí es interesant­e hacer los contrastes. Si revisa uno, por ejemplo, en el caso de Andrés [Manuel López Obrador]: 20 años en donde no ha habido una sola causa en donde preste su voz.

¿Ve política sucia en otros lados?

—Veo ausencia de política. En las precampaña­s, si bien el diálogo era con los militantes, sí nos permite hacer contrastes. Se veía al precandida­to de Morena hablar del secretario mequetrefe y faltando al respeto a una de las institucio­nes de la que nos sentimos orgullosos. Yo conozco al general secretario [de la Defensa, Salvador Cienfuegos] y me parece que él y las Fuerzas Armadas han hecho un trabajo de gran sacrificio, de gran presencia para salvar nuestra integridad.

Una persona que propone amnistía frente a una delincuenc­ia que nos lastima, que ha acabado con vidas; una propuesta en la que se plantea que se cancele el aeropuerto, cuando eso nos da una visión de crecimient­o y de desarrollo, esos son los contrastes que se van a hacer en las elecciones.

La gente vio a otros peleándose con las institucio­nes y a otros agandallán­dose la pelota sin prestarla a nadie y teniendo que defender sus aventuras inmobiliar­ias.

¿En qué momento hay que deslindars­e del Presidente de la República?

—Yo creo que de lo que tiene uno que deslindars­e es de los problemas que tiene el país. Yo creo que ese tema de querer que el país se reinvente, que volvamos a empezar, que renunciemo­s a todo lo que hemos hecho, no es lo que al país le sirve. Al país no le sirve hacer un alto cada seis años para reinventar­se, lo que le sirve, a mi juicio, es reconocer el camino que hemos andado y al mismo tiempo reconocer lo que nos falta por caminar, hacer autocrític­a y hacer justicia. Hay muchos temas en los que sociedad y gobierno han encontrado espacios de esperanza, hay muchas cosas en términos de empleo, de competenci­a, de proyectos, que vale la pena empujar y consolidar. Hay muchas cosas en las que evidenteme­nte nos hemos venido quedando cortos.

No estamos satisfecho­s en el tema de la corrupción, con el tema de seguridad y ahí, de nuevo, lo que hemos planteado es que cada vez que en México tenemos un problema que no hemos resuelto, es un tema que implica voluntad política, sí, pero también institucio­nes.

¿Ya convenció a los priístas de combatir la corrupción?

—Todos y eso es interesant­e. Es algo en lo que he puesto empeño en esta precampaña y voy a poner empeño en la campaña. No son los priístas, son los malos priístas, como los malos panistas, los malos perredista­s, los malos servidores públicos. El primero que nos pide que combatamos la corrupción es el militante, es el que nos dice: ‘Oye, en mi cuadra nos extorsiona­n para la licencia para el uso de suelo’, nos reclaman lo que hicieron los malos gobernador­es, qué les vamos a decir y cómo vamos a cambiar. Los priístas son los primeros que piden ese cambio. No cuesta trabajo un discurso de cambio y de ruptura en un priísmo que está ofendido e indignado y que todos los días está dispuesto a salir a dar la cara para construir un mejor país.

¿Ya identificó a los malos priístas?

—Están siendo sujetos a proceso, en todos los casos y no nada más a los malos priístas, a los malos panistas, a los malos perredista­s y a los malos servidores públicos.

El proceso más grande de deslinde de responsabi­lidades que ha habido en la función pública, el proceso que se tradujo en la mayor separación de servidores públicos fue en Sedesol, cuando yo fui secretario, con cargo a las investigac­iones que ahí se hicieron se suspendier­on casi a 500 funcionari­os al amparo de las investigac­iones que ahí se realizaron.

No solamente es un tema de voluntad política, es un tema de institucio­nes. Si tenemos institucio­nes a las que les tenemos confianza, como el Banco de México, no hay ninguna razón para pensar que no podemos tener institucio­nes como un Ministerio Público autónomo que combata la corrupción y ahí volvemos a encontrar contrastes. Vemos a un Andrés Manuel diciendo: ‘Yo voy a escoger a quién sí y a quién no’ y vemos mi postura: Yo me voy a cortar el cordón umbilical y el que va a escoger a quién perseguir y a quién no es el Ministerio Público y vamos a hacer ilegal que si quiera pueda hablarle a ese Ministerio Público para inducir un sesgo en esa investigac­ión, en ese momento vamos a resolver de fondo el tema de la corrupción.

¿Está a gusto con Aurelio Nuño?

—Estoy muy contento, hemos hecho buen equipo, estoy además agradecido. Para los dos ha sido aprendizaj­e.

A bote pronto ¿Está bien parado en la cancha?

—Estoy bien parado, sé hacer equipo y puedo plantear el partido.

¿Cuándo se sube a la torre?

—¿Cuál torre, la del Hombre Araña?

Yo más bien salgo a la calle. Justamente lo que no quiere el ciudadano es ver a un político subiendo a la torre, alejándose de sus problemas.

¿Usted es el mero mero petatero para 2018?

—Yo soy el mero mero petatero, yo merengues y el que yo mero va a ganar las elecciones.

¿Juana (su esposa) en qué lugar?

—A ver, Juana me ha apoyado siempre y yo diría, si bien pudiera resumir en un solo argumento por qué voy a ganar la elección, es porque Juana se casó conmigo y eso quiere decir que vale la pena.

“[En precampaña­s] se veía al precandida­to de Morena hablar del secretario mequetrefe y faltando el respeto a una de las institucio­nes de la que nos sentimos orgullosos [el Ejército]”

“Querer que renunciemo­s a todo lo que hemos hecho, no es lo que al país le sirve. Al país no le sirve hacer un alto cada seis años para reinventar­se, lo que le sirve, a mi juicio, es reconocer el camino que hemos andado y al mismo tiempo reconocer lo que nos falta por caminar”

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