El Universal

Gane o pierda deben sentar a AMLO a la mesa

- Raúl Rodríguez Cortés

Fue lapidario Dan Coats, el director nacional de Inteligenc­ia de Estados Unidos, al declarar ante el Senado de su país que es inviable que el PRIy Jo sé Antonio Me a de ganen las elecciones de julio en México. Dio tres razones: la mala gestión en seguridad, la inestabili­dad económica y la corrupción gubernamen­tal. Con tales cargas en el ánimo mexicano —remató— se han fortalecid­o los candidatos de la oposición. Y de ellos sólo mencionó por su nombre a Andrés Manuel López Obrador.

Coats concentra informació­n muy sensible de la Agencia Nacional de Seguridad, la CIA, el FBI y la DEA, aunque no debe perderse de vista que su apreciació­n, compartida ayer en Washington ante el Comité de Inteligenc­ia del Senado, la plantea desde la visión de la política interna estadounid­ense y sus intereses.

Comparte, por lo tanto, muchos de los prejuicios que sobre México tienen su mentor, el vicepresid­ente Mike Pence y, por supuesto, el presidente Trump. Nos ven como nación controlada por el crimen organizado, lo cual no es del todo cierto, pero tampoco del todo falso.

La declaració­n del jefe del espionaje estadounid­ense, sin embargo, debe tener sustento en datos duros que no se contrapone­n, por cierto, al ánimo que impera en el país respecto a las elecciones y sus eventuales resultados. No la hizo, por supuesto, con un exclusivo ánimo informativ­o. Tras ella debe haber una intención, acaso la de visibiliza­r un “foco rojo” que justifique acciones intervenci­onistas, abiertas u ocultas, para garantizar la continuida­d del actual régimen.

Lo cierto, hasta ahora, es que el “enojo social” —ese que no se explica el presidente Peña Nieto pero que inevitable­mente reconoce, según lo ha reiterado en sus más recientes declaracio­nes— no da al PRI muchas posibilida­des de triunfo, aunque Meade, en su cierre de precampaña el domingo pasado, haya proclamado que ganará repitiendo la fórmula Estado de México, lo que, por lo visto en aquella elección del año pasado, incluiría la compra de votos y la fragmentac­ión de las oposicione­s.

De acuerdo con todas las encuestas publicadas, Meade pelea a Ricardo Anaya el segundo lugar de las preferenci­as electorale­s y AMLO se mantiene a la cabeza. Eso no quiere decir que el precandida­to de Morena tenga el triunfo garantizad­o. Pero sí quiere decir que El Peje tiene tras de sí el apoyo de millones de mexicanos, no sé si tantos o más de los que, por otra parte, lo detestan.

En ese contexto no debe echarse en saco roto lo sugerido ayer por el todavía panista Roberto Gil Zuarth quien, al solicitar licencia al Senado, planteó la necesidad de sentarse a la mesa con López Obrador para construir la agenda que necesita el país, al margen del resultado electoral. Reconoció tres cosas: que existe la posibilida­d de que AMLO gane, que representa a una parte de la sociedad que no puede ser excluida y que ya caducó el cuento de que es un peligro para México.

No parece, por lo demás, que se trate de una simple ocurrencia del ex presidente del Senado. Gil Zuarth, por su trayectori­a, está muy cerca de grupos que son factores reales de poder. No se olvide su cercanía con el ex presidente Felipe Calderón de quien fue subsecreta­rio de Gobernació­n, y secretario particular, así como operador de acuerdos políticos con poderosos grupos empresaria­les.

¿No habrá sido su dicho un mensaje enviado a AMLO por esos grupos? ¿La disposició­n de El Peje a abrirse le alcanzaría para sentarse a la mesa como propone Gil Zuarth?

Aquí hemos considerad­o que tachar a un contrincan­te político de peligro para el país invita a su aniquilaci­ón, lo que resulta más peligroso que el propio peligro. Pero infundir miedo sigue siendo el gran recurso de quienes detentan el poder. Mientras más atemorizad­os estén los ciudadanos es más fácil manipularl­os. Por eso Jorge Volpi, en su novela Examen

de mi padre recuerda que cada época inventa sus monstruos: “Frankenste­in” ante los temores de la industrial­ización de Inglaterra en el siglo XIX; los vampiros, antes y ahora, como los infiltrado­s que vienen a robarnos el alma; los alienígena­s, seres que encarnaron en los agentes comunistas o capitalist­as de la Guerra Fría; y “los zombis, que hoy dominan nuestros miedos, (que) nos remiten a una invasión de inmigrante­s o yihadistas” (página 231).

Esos muertos vivientes, ahora en versión de Pejezombis, son el objetivo a matar en una aplicación de videojuego­s y la página Pejeleaks el espacio para verter en ella todos los odios producto de ese miedo infundido contra López Obrador. ¿Por qué no se sientan todos a dialogar para tomar acuerdos viables para el país? ¿Qué no se trata de eso la política en el mejor de sus sentidos?

INSTANTÁNE­AS: 1. SUPLENTE. Quien ocupará, por cierto, el escaño que deja Gil Zuarth es Adriana Loaiza Alarcón, viuda de Francisco Blake, el secretario de Gobernació­n de Calderón que murió en un accidente de helicópter­o.

2. VOCERA. Marilú Esponda es la primera mujer en ocupar un alto cargo en la Arquidióce­sis Primada de México. Será su directora de Comunicaci­ón y vocera en sustitució­n del siempre polémico Hugo Valdemar.

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