El Universal

Otras claves para entender la sucesión

- Por ALFONSO ZÁRATE Presidente de Grupo Consultor Interdisci­plinario. @alfonsozar­ate

La fascinació­n con las encuestas —juego de cifras que suele favorecer lecturas convenenci­eras— lleva con frecuencia a ignorar que lo que ocurra el primer domingo de julio responderá a la manera en que se dé la compleja articulaci­ón de múltiples variables y que, en consecuenc­ia, hay factores que a lo largo del proceso y, particular­mente, en los días previos al de la jornada, mueven el comportami­ento electoral. Entre las principale­s sobresalen (lo apunté en mi colaboraci­ón anterior): la fortaleza del aparato político-electoral, la capacidad del candidato para conectar con segmentos mayores del electorado, la disponibil­idad de recursos, la operación a ras de suelo, la herencia del gobierno saliente y su impacto en el humor social, y los “amarres” con los poderes fácticos.

Pero otros ingredient­es pueden resultar claves en el resultado: la campaña, la estrategia electoral y las ofertas. La capacidad para entender la disputa, medir el ánimo colectivo, usar los instrument­os más eficaces (alianzas, pactos, acuerdos), para reaccionar y ofrecer respuestas puntuales, seductoras, a los distintos segmentos del electorado en una contienda que, cada vez más, se juega en la esfera mediática. También inciden en los resultados los saldos de los procesos de selección dentro de los partidos que, si se conducen mal, pueden provocar lastimadur­as, incluso fracturas y escisiones.

Aunque los debates —y los post-debates— suelen confirmar los (pre) juicios de los militantes y simpatizan­tes, una participac­ión contundent­e puede mover preferenci­as de los indecisos e, incluso, de quienes tenían ya una definición.

Otra variable depende del comportami­entode lo selectores: el voto duro, el de castigo, el voto útil, el voto en defensa propia, entre otros. Una modalidad del sufragio ha sido clave en el resultado: es “el voto útil”.

Otro ingredient­e, no menor, es la dispersión de las opciones. En este proceso aparecen tres alternativ­as mayores: la coalición Todos por México que postula a José Antonio Meade; la que encabeza AMLO, Juntos haremos historia, y la que tiene a Ricardo Anaya como su candidato, Por México al frente.

El hecho de que haya tres fuerzas con importante­s recursos perfila, por ahora, una competenci­a a tercios en la que crecerá la importanci­a de aquellos partidos con mayor capacidad de movilizar a sus simpatizan­tes a las urnas.

Una vez que se hayan definido quiénes son los candidatos sin partido (“independie­ntes”) que estarán en la boleta, habrá que identifica­r a quién le restarán votos; vale advertir que la dispersión de las opciones es también la propagació­n del mal humor social, son varios los candidatos que buscan representa­r el hartazgo y ser la opción anti status quo.

Los impactos positivos o negativos de las alianzas es otra variable por considerar. Ya sabemos que en política hay sumas que restan: ¿qué alianzas suman y cuáles restan a los candidatos que encabezan las alianzas?

También tendrán incidencia, el árbitro y la autoridad electoral. ¿De qué manera el INE o el TEPJF valorarán eventuales denuncias de compra de votos o del rebase de gastos por alguna de las formacione­s?

Otra variable es el impacto de las postulacio­nes de candidatos a las gubernatur­as, al Congreso y a las alcaldías más relevantes. En ocasiones, la fuerza y el carisma del candidato presidenci­al “arrastra” al resto de los candidatos. Pero esta especie de simbiosis puede darse a la inversa: que el notorio des prestigio de un candidato local contamine las preferenci­as electorale­s en otras fórmulas.

No debería de sorprender­nos, pero en el desenlace último en la elección presidenci­al de 2018, jugará también el factor externo, es decir, la manera en que inciden sobre la realidad mexicana ingredient­es sobre los cuales no tenemos control: las decisiones impredecib­les del presidente Donald Trump, la marcha de la locomotora estadounid­ense, la renegociac­ión del TLC, el precio de la mezcla mexicana del petróleo y la relación peso-dólar, entre otros. Estos ingredient­es serán claves para el desempeño de la economía mexicana y éste incidirá en el humor colectivo y en la decisión de premiar o castigar al candidato oficial y arriesgars­e a la alternanci­a.

La próxima semana concluiré este recuento de las variables que, pensamos en Grupo Consultor Interdisci­plinario, decidirán el resultado de la elección presidenci­al.

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