NI LÍDER NI INVICTO
Pumas cae en casa ante el último lugar de la tabla porcentual y deja la cima de la clasificación al América.
Dramático San Valentín de Nicolás Castillo. El gol lo dejó plantado en el momento de mayor necesidad. No logró salvar la relación con la etiqueta de invicto, misma que los Pumas perdieron ante un agónico, pero sorpresivo Veracruz (1-2).
Anoche, Nico cumplió 25 años de edad, en el que se supone es su mejor nivel futbolístico. Sin embargo, está inmerso en un bache y lleva cinco jornadas al hilo sin anotación, para mantenerse con cuatro goles.
Adiós invicto y adiós al liderato para los Pumas de David Patiño (14 puntos) que tratarán de regresar al buen camino este sábado contra los Xolos, en Tijuana.
Los Tiburones Rojos de Guillermo Vázquez regresarán a casa con mayor confianza (8 unidades), para recibir el domingo al América.
El marcador se abrió a los 18 minutos. Una asistencia de Carlos Esquivel al centro del área dejó a Diego Chávez con la posibilidad de encarar al portero Alfredo Saldívar, a quien fusiló a corta distancia con un potente disparo que sacudió las redes.
Pero la mordida del tiburón Chávez, cinco minutos después, volvió a lastimar a unos desprevenidos felinos. El volante se escapó a velocidad de la marca de Josecarlos van Rankin y Alejandro Arribas, para meterse por sector izquierdo y anotar el 0-2 con un tiro cruzado.
El doblete fue necesario para que los Pumas se quitaran el costal de una excesiva confianza, y para que los asistentes pasaran del aburrimiento a la preocupación.
Desde ese momento, la tribuna se involucró. No dejó de alentar a los suyos y de reclamar al juez central, José Alfredo Peñaloza, cada decisión que iba en contra de la localía, pese a su buena actuación.
Ya con los universitarios enchufados en el ataque, la cantera fue la fórmula para recortar distancia en la pizarra. David Cabrera, a los 35’, remató de cabeza un centro de Van Rankin, quien fue sustituido en la segunda mitad, para el 1-2.
Después del descanso, los Pumas jugaron al filo, con sus líneas recargadas al ataque, mientras que Veracruz se replegó para cuidar la ventaja y encomendarse al contragolpe de Daniel Villalva y Adrián Luna.
Por su parte, Nicolás Castillo simplemente no se encontraba. Maniatado por la marca de los escualos no pasó del lamento en cada jugada de peligro, a la que no llegaba puntual al esférico. Impotencia del chileno, que explotaba en reclamos para sus compañeros. Los pases se negaban a la cita con sus pies.
Ni la segunda aparición de Érick Torres sirvió a la causa felina. El Cubo ingresó a los 80’, en lugar del lateral Luis Fuentes, para buscar desesperadamente ese tanto que salvara el invicto. Mas éste no llegó; el renovado puma se durmió en sus laureles y se desinfló frente al equipo más urgido de la Liga.
No hubo más que lamentos y uno que otro abucheo tras el pitazo final. Pero hay quienes dicen que el amor es incondicional, y para animar la noche del cabizbajo Castillo, la afición lo despidió con cánticos, con un respaldo incondicional, en un San Valentín, en el que salió con el corazón partido.
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