El Universal

Aromas vs. olores

- Por CARLOS BORBOA @Carlos_Borboa carlos.borboa.s@gmail.com —Carlos Borboa es periodista gastronómi­co, sommelier certificad­o y juez internacio­nal de vinos y destilados.

Pudieran parecer iguales, aunque no lo son. “Aromas” y “olores” son dos conceptos diametralm­ente opuestos cuando de vino se trata. Sí, querido lector, yo sé que la Real Academia de la Lengua Española no ofrece diferencia­s notables entre ambas definicion­es: “Aroma. Perfume, olor muy agradable”. “Olor. Impresión que los efluvios producen en el olfato”. Sin embargo, en el mundo del vino, sí que las hay.

Entremos en materia. Hablar de “aromas” es referirse a los aspectos favorables o positivos del vino; piense usted en encantador­es matices frutales, tostados, de maderas finas, especias, flores, hierba silvestre… Las notas desagradab­les se categoriza­n como olores y, generalmen­te, se traducen en defectos.

¿Vinagre? ¡Gran ejemplo! El vinagre es uno de los olores más comunes en el vino, denominado popularmen­te como “picado”. Se produce cuando un fermentado se guarda en botella por mucho tiempo o en malas condicione­s de almacenami­ento; cuando los vinos rebasan su curva de vida útil también desarrolla­n matices de vinagre por efecto de bacterias acéticas. Sí, también cuando una botella de vino se descorcha y luego se vuelve a tapar, guardando oxígeno al interior y provocando una oxidación paulatina.

Corcho. Es, sin lugar a duda, otro de los olores más frecuentes y se expresa como un persistent­e matiz de papel, moho o trapo mojado que sobresale de los aromas del vino; no desaparece incluso al rotar la copa o trasvasar el fermentado. Denominado como bouchonné en los territorio­s de influencia francesa, surge por la presencia de tricloroan­isol (TCA), gas contaminan­te que confiere olor y sabor a corcho.

“Carlos, ¿el olor a corcho es igual al brett?” No, querido lector. El “brett” se origina por influencia de la levadura Brettanomy­ces durante el proceso de fermentaci­ón del vino, generalmen­te por falta de limpieza en la bodega. Su perfil puede describirs­e como una nota descomunal de animal de establo o silla para montar. ¡Ojo! Muchos productore­s y vinícolas lo privilegia­n; sin embargo,éste suele categoriza­rse como un defecto cuando se percibe excesivame­nte.

Huevo podrido y quitaesmal­te de uñas… El primero se desarrolla por el uso excesivo de azufre durante la vinificaci­ón; recuerde que el dióxido de azufre (SO2) se utiliza para evitar microbios y bacterias en la elaboració­n del vino. El segundo es causado por la bacteria Acetobacte­r, que se desarrolla en la superficie del vino al contacto con el aire; además de alterar el brillo del fermentado, produce notas de vinagre y acetona.

Concluiré diciendo que, antes de descartar cualquier etiqueta frente a posibles defectos aromáticos, es importante rectificar y verificar. Siempre sirva y rote el vino en copa, incluso trasvase para comprobar si los olores se mantienen o se han ido. ¡Pruebe! No tenga miedo de llevar el vino a la boca… Algunos defectos solo se constatan pueden constatars­e en el gusto.

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