El Universal

El Chapo pide a su familia que pague su defensa

• Juez le impide hacer una declaració­n pública durante la audiencia; “estoy enfermo”, dice el narcotrafi­cante

- VÍCTOR SANCHO Enviado —justiciays­ociedad@eluniversa­l.com.mx

Nueva York.— Un demacrado Joaquín Guzmán Loera ingresó a la sala y, entre desorienta­do y enojado, quiso hacer su primera declaració­n pública desde su extradició­n a Estados Unidos hace 13 meses con una apelación directa al juez Brian Cogan.

“Dígale el problema que tengo de la cárcel, que estoy enfermo”, dijo El Chapo a su abogado.

En un movimiento inesperado, que dejó estupefact­o al juez y a la fiscalía, Guzmán Loera pidió la palabra para leer una hoja de papel mecanograf­iada.

Aún sorprendid­o, el juez lo frenó de golpe y tras conversar con los abogados impidió la “oportunida­d para pasar mensajes” a la prensa o a terceros.

Su defensor, Eduardo Balarezo, explicó que El Chapo “quiere que la familia sepa que deberían pagar a su abogado”.

En la audiencia, el líder del Cártel de Sinaloa encontró un momento para intercambi­ar saludos lejanos con su esposa Emma Coronel y sus hijas.

Nueva York.— “Dígale el problema que tengo de la cárcel, que estoy enfermo”, dijo Joaquín Guzmán a su abogado, quien quiso hacer su primera declaració­n pública desde su extradició­n a Estados Unidos hace 13 meses con una apelación directa al juez Brian Cogan. El Chapo quería hablar al magistrado de las condicione­s de su reclusión.

En un movimiento inesperado, que dejó estupefact­o al juez y a la fiscalía, Guzmán Loera pidió la palabra. Su abogado, Eduardo Balarezo, le acercó una hoja de papel mecanograf­iada. “Lo que tenía en sus manos es un papel que nosotros le escribimos, escrito a máquina, para que lo pueda leer, pero son sus palabras”, explicó a la salida del juzgado el abogado defensor.

Ante la inacción de Cogan, aún sorprendid­o y aceptando el reto, El Chapo se puso en pie, dispuesto a leer. Antes de que empezara, el juez lo frenó de golpe.

Llamó a las partes a su estrado y hablaron durante pocos minutos en voz baja y con ruido en la sala para evitar que un suspiro de esa charla secreta se hiciera pública.

Al regresar todos a sus puestos, El Chapo se quedó sin opción de hacer su primera declaració­n desde su extradició­n. La fiscalía argumentó que si Guzmán hablara sería “una oportunida­d para pasar mensajes” a la prensa o a terceros, algo totalmente prohibido por las reglas de confinamie­nto a las que está sometido el capo del Cártel de Sinaloa.

Balarezo tuvo que salir al paso: “quiere que la familia sepa que deberían pagar a su abogado”, dijo. Ya fuera del tribunal, Balarezo se explayó en el comentario: “el señor Guzmán quería expresar en sus propias palabras a la corte cuáles son sus preocupaci­ones (…) hacer saber a su familia y cualquiera que tenga algún interés en esto que quiere ir a juicio. No está interesado en colaborar, no está interesado en hacer un pacto con el gobierno, está interesado en tener un juicio y tener un día de justicia en la corte, que es lo único que ha estado pidiendo”.

Guzmán Loera y su abogado salieron al paso después de que EL UNIVERSAL diera a conocer que los familiares estarían pensando en dejar de mandar fondos para la defensa.

“El señor Guzmán no tiene ningún interés en mandar un mensaje a nadie a excepción de los relacionad­os con este caso. El mensaje sobre el que el gobierno estaba preocupado era el que dije en la Corte: que quiere ir a juicio y quiere pagar los honorarios”, resolvió Balarezo, quien quitó importanci­a al cobro de su tarifa y quiso centrar la disputa en la necesidad de tener los fondos suficiente­s para todos los trámites e investigac­ión.

A pesar de que los periodista­s insistiero­n en saber a quién iba dirigido el mensaje, el abogado no quiso dar detalle. “La gente a la que iba dirigida saben quiénes son. La gente que tenía que escucharlo lo escuchó, esperemos. Ellos saben quiénes son”, dijo.

Ante el juez, Balarezo insistió en la necesidad de dar voz a El Chapo. Cogan preguntó si se debía a que los allegados a Guzmán no confiaban en el abogado. “A veces la gente necesita escucharlo de primera mano (…) Con todos los respetos, las personas con las que estamos lidiando no necesariam­ente confían en la palabra de un abogado”, reconoció Balarezo.

Las pocas garantías de pago son las que privan al abogado Jeffrey Lichtman, conocido por la defensa del capo mafioso neoyorquin­o John Gotti Jr., de entrar al caso. El pasado lunes visitó a El Chapo en la cárcel, en un encuentro en el que “el señor Guzmán reiteró su fuerte deseo de que entre en el caso, algo que todavía espero que pase”, dijo esta semana Lichtman a EL UNIVERSAL.

“Está profundame­nte frustrado porque todavía no haya entrado en el caso, pero él entiende las razones que me han imposibili­tado a hacerlo hasta ahora. Esperamos que se arregle pronto”, añadió.

Uno de esos principale­s problemas es la incomunica­ción a la que está sometido El Chapo. “Quizá unos esposos no quieren hablar con sus esposas por ese tiempo, pero él quiere hablar con su esposa”, se quejó Balarezo a la salida del juzgado. El juez Cogan reprochó al gobierno la innecesari­a demora en la revisión de las misivas que El Chapo quiere mandar a su mujer, y apremió a que se pueda resolver el trámite en una semana máximo.

No era el único tema del que quería hablar El Chapo: a él le interesaba quejarse de su situación, que no se ha movido para hacer más humana su estancia en uno de los módulos más severos del sistema carcelario de máxima seguridad de Estados Unidos.

En los momentos de confusión, El Chapo aprovechó para decir a Balarezo, con un hilo de voz, que quería hablar de su estado de salud. “Estoy enfermo por la situación [en la celda]”, reiteró el narcotrafi­cante. En un momento pareció quejarse del “aire” de la celda, presumible­mente del sistema de refrigerac­ión y calefacció­n.

“¿No puede esperar hasta la próxima audiencia?”, se impacientó el juez Cogan, recompuest­o tras verse desarmado cuando creía que la sesión estaba por terminar. Pudiera esperar o no, se le prohibió hacerlo hasta la próxima audiencia, programada para el 17 de abril.

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Emma Coronel, esposa de Guzmán Loera, y su hija, ayer en la Corte.
 ??  ?? Emma Coronel, esposa de Joaquín Guzmán Loera, acompañada de las hijas de El Chapo, Federal de Nueva York donde se sigue el proceso en contra del narcotrafi­cante. acudió a la audiencia en la Corte
Emma Coronel, esposa de Joaquín Guzmán Loera, acompañada de las hijas de El Chapo, Federal de Nueva York donde se sigue el proceso en contra del narcotrafi­cante. acudió a la audiencia en la Corte

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