El Universal

Su mujer y sus hijas, el foco de su atención

- VÍCTOR SANCHO Enviado —justiciays­ociedad@eluniversa­l.com.mx

••• Nueva York.— La figura demacrada de El Chapo se vio en la sala 8D de la Corte Federal del Distrito Este de Nueva York. Había llegado al recinto judicial alrededor de las siete de la mañana transporta­do en el destacamen­to policial habitual que obliga a cerrar el puente que conecta Brooklyn con Manhattan en pleno inicio de la hora punta en la

Gran Manzana.

La sala, como siempre, estaba llena. En la segunda fila de butacas, como siempre, se encontraba su esposa Emma Coronel. A su lado la abogada Silvia Delgado, convertida en confidente y mano derecha de la esposa del narcotrafi­cante.

Sentadas sobre las dos mujeres, las mellizas de seis años de edad, vestidas de manera idéntica y ambas con modales perfectos, no quitaron la mirada de su padre, saludándol­o casi a escondidas para evitar ser amonestada­s por mala conducta o sobrepasar­se en la expresivid­ad de sus gestos.

El Chapo no les quitó la mirada de encima. Como siempre que entra a la sala del tribunal —vestido azul oscuro, zapatos naranjas, sin esposas ni ataduras, vigilado constantem­ente por al menos dos agentes federales—, lo primero que hizo fue buscar a las mujeres de su vida entre el público, que le esperaban en el lugar de siempre.

Más demacrado que de costumbre, rasurado perfecto, brazos que tienden al raquitismo y con la mirada perdida, pero las encontró. Y como siempre levantó el brazo derecho, agitó el flácido bíceps que tiene por extremidad y movió la mano brevemente. Sus hijas sonrieron y le devolviero­n el saludo.

El día anterior las mellizas habían visto por una hora a su padre en la cárcel de máxima seguridad de Nueva York. Era apenas la tercera vez que él las veía desde su extradició­n y, como siempre, estuvieron separados por una mampara plástica que les impide tocarse y bajo la atenta mirada y monitoreo de agentes federales de prisiones.

“Obviamente, cuando vienen aquí y las ve se pone muy contento y muy feliz de poder ver siquiera que están bien”, explicó el abogado de El Chapo.

Ese momento es el único que modifica la rutina de Joaquín El Chapo Guzmán, inmerso en una vida de reclusión extrema.

“[El Chapo] no está interesado en hacer un pacto con el gobierno, está interesado en tener un juicio y tener un día de justicia” EDUARDO BALAREZO Defensor de El Chapo

“Está frustrado por que todavía no haya entrado en el caso, pero él entiende las razones que me imposibili­tan a hacerlo hasta ahora” JEFFREY LICHTMAN Abogado

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