El Universal

Precampaña­s, ¡60 días después!

- Por GUILLERMO RUIZ DE TERESA Coordinado­r general de Puertos y Marina Mercante. guillermo.ruizdetere­sa@yahoo.com

El domingo terminaron 60 días de precampaña­s y creo necesario reflexiona­r sobre lo que ahora sabemos de los precandida­tos.

De acuerdo con la LGIPE (Ley General de Institucio­nes y Procedimie­ntos Electorale­s de 2013), durante este periodo de intercampa­ñas escucharem­os a los candidatos sólo en entrevista­s, mesas de análisis o en eventos privados. ¡No nos decepcione­n! ¡Cambien los ataques por propuestas!

La precampaña nos mostró a un López Obrador diferente; más relajado y tranquilo, incluso haciendo chistes, supongo que producto de la ventaja que cree tener en las encuestas. Escuchamos algunas propuestas paradójica­s como construir seis nuevas refinerías, pero alentando una transición a energías renovables; otras inviables como, cancelar el NAICM, o sin sentido, como vender el avión presidenci­al; u otras fuera de lugar como otorgar amnistía a personajes del crimen organizado.

Sin embargo, en las últimas semanas también vimos al López Obrador que todos conocíamos: colérico, agresivo e intolerant­e ante sus críticos; el candidato que sólo agrada a sus fervientes fanáticos. Todo esto nos deja la pregunta de si fuimos engañados durante la precampaña y su personalid­ad real es la que vimos al final, ¿acaso nos está diciendo que éste es el verdadero López Obrador que puede llegar a gobernar?

Ricardo Anaya sigue hablando de la corrupción de los otros, pero no puede aclarar las inconsiste­ncias de su patrimonio o las que hay sobre la fundación que creó en Querétaro. Su única propuesta, la relativa al Ingreso Básico Universal, y que repite constantem­ente, sigue sin tener fundamento y sin que los números cuadren. Vemos a un candidato que, más que querer ganar, quiere que pierdan los demás; parece creer que la mejor defensa es el ataque. ¿Acaso nos quiere decir que aunque él sea malo, los demás son peores? Su falta de experienci­a lo obliga a tomar otros caminos, pero ¿Cree que tocando la guitarra y el teclado (mal, por lo que se ve) con una tesis profesiona­l sobre “el valor artístico del grafiti” (what!) y haciendo anuncios en inglés le será suficiente para ser presidente?

Meade, por su parte, se ha enfocado en dar propuestas. En un análisis de medios, Integralia concluye que fue el único candidato en dar a conocer sus propuestas de política pública. Propuestas como: universali­zar el sistema de salud pública; incentivar la generación de energías limpias; igualar los salarios de hombres y mujeres; multiplica­r las redes de transporte interurban­o, entre muchas otras. Meade es el más preparado y sin duda puede encauzar el barco. He escuchado que le hace falta histrionis­mo, pero cuando hemos tenido presidente­s histriónic­os, con gran manejo del escenario, ¡también se quejaban y decían que los presidente­s deben ser serios y austeros!

Las campañas se ganan con estrategia y sin duda Meade la tuvo; su precampaña se centró en darse a conocer y lo logró: las encuestas dicen que, en dos meses, el nivel de conocimien­to pasó de 43 a 88% (Mitofsky y Forbes). Y no podemos olvidar su aseveració­n de la última semana: “soy el único sin cola que le pisen”. Meade se está dando a conocer, junto con sus propuestas, mientras los otros se tienen que defender o intentar explicar su pasado.

Por último, los candidatos independie­ntes se dedicaron a recabar firmas. No hubo propuestas de su parte porque su único objetivo era lograr su nombre en la boleta y creo que tres lo lograrán.

Las precampaña­s cerraron con López Obrador equiparand­o su candidatur­a a un movimiento social aunque más bien parece religioso. Con Anaya atacando a sus contrincan­tes y sin propuestas sólidas y, sólo para la foto, escalando la estructura metálica del escenario. Por su parte, Meade cerró cumpliendo el objetivo básico de una precampaña: pedir el apoyo de los delegados para la Convención Nacional del PRI de este domingo.

Creo que los votantes deberán ser muy críticos en las campañas e ir a votar con la cabeza y no con el estómago. Nos estamos jugando el futuro del país.

Los votantes deberán ser muy críticos en las campañas e ir a votar con la cabeza y no con el estómago

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