El Universal

Evita vestir a tu pareja

- GINA ORTEGA Creadora del blog High On Fashion Twitter / Instagram / Snapchat @high_onfashion gina@highonfash­ion.me highonfash­ionblog.com

Al parecer me encanta llevarles la contraria el 14 de febrero. Recuerdo mi columna controvers­ial del año pasado donde ‘explicaba’ por qué el amor no existe. Ja ja ja. Vaya que me metí en camisa de 11 varas. Pero, ¡tranquilos! Claro que el amor existe, ¡vaya que existe! Yo lo vivo todos los días. El amor mueve el mundo y es de las sensacione­s más bonitas que podemos experiment­ar.

Gran parte de mi trabajo como estilista de moda radica en aconsejar a las personas sobre lo que deben vestir, qué sí, qué no. Limpio sus armarios, los acompaño de compras, diseño los looks que llevarán en sesiones fotográfic­as. En pocas palabras, mi trabajo es ‘vestir a las personas’, así que muchas veces me han preguntado si también visto o aconsejo a mi novio o si me la paso diciéndole a mis amigas qué ponerse. La verdad es: ¡NO! Me parece una mala idea.

Algo que recuerdo de cuando era niña es que mi mamá elegía la ropa de mi papá: armaba el look y lo colocaba sobre la cama perfectame­nte planchado y arreglado. Y no solo eso, le ayudaba a vestirse. ¡Cero me imagino haciendo eso! Creo que mi papá se lo pedía porque le daba toda la flojera del mundo pensar qué ponerse. Igual, muchos hombres consideran que es una pérdida de tiempo destinar esta cantidad de minutos a algo tan ‘banal’. No señores, ¡no lo es!

Por el contrario, mi mamá siempre me dejó elegir mi ropa. Desde pequeña fui determinad­a a la hora de vestir y tenía claro qué me gustaba y qué no. Hoy me da risa ver aquellas fotos con unas pintas terribles y combinacio­nes totalmente desorbitad­as porque mi mamá respetó mi estilo personal. Ojalá sí me hubiera asesorado un poquito.

A mí me parece importante que, como en todas las profesione­s, haya una desconexió­n entre nuestra vida personal y laboral. No debes llevar ‘el trabajo’ a todos lados.

Yo respeto y abrazo el estilo que tiene Roberto, sería un error como su pareja tratar de ‘cambiarle’ algo solo para que me agrade a mí. Además, siendo sincera: ¡amo cómo se viste Roberto! Pero no le digan. Es una situación distinta a cuando trabajo con un cliente. A ver, aclaro que mi novio y mis amigos sí me piden opinión sobre tal o cual cosa (más mis amigas, ja ja ja), y cuando respondo trato de ser lo más imparcial y sincera que puedo, pero aquí aplica la frase de “a consejo no pedido, consejo no dado”, así que yo “calladita me veo más bonita”.

¿Ustedes qué tanto influyen en el estilo de su pareja? ¿Controlan las compras que hace? ¿Opinan sobre lo que lleva puesto en su vida diaria? Se los dejo de tarea. Hagan un análisis de conciencia y, para bien o para mal, les ayudará en su relaciones.

Espero que hayan tenido un San Valentín muy lindo. Practiquen el amor todos los días. Con cariño, Gina

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