El Universal

A los soldados de México

- Por MARGARITA ZAVALA Abogada

Escribo estas líneas para felicitarl­os en este Día del Ejército, y ayer, por cierto, fue el del Estado Mayor Presidenci­al. Lo hago desde la admiración que siempre he sentido por ustedes y que es compartida por una inmensa mayoría del pueblo de México. En incontable­s ocasiones he sido testigo de por qué las Fuerzas Armadas (Ejército, Fuerza Aérea y Marina) son la institució­n más querida y valorada por nuestra gente. Los vi hablar y vivir los valores que especialme­nte mencionan en sus ceremonias: valor, lealtad, entrega, patriotism­o.

La vida me concedió el honor de estar cerca de ustedes. Fui testigo del ingreso de mujeres al Colegio Militar y al Estado Mayor Presidenci­al; conversé feliz con quienes formaron la primera escolta de mujeres el 15 de septiembre; me dio una gran alegría la primera vez que una mujer encabezaba el Desfile Militar; aplaudí a la primera mujer piloto, y las vi volar los primeros aviones. En unos años nos dimos cuenta de la cantidad de mujeres que se fueron uniendo al Ejército. Sólo había que dejarlas entrar.

También los conocí en la enfermedad, en la recuperaci­ón por las heridas de armas de los criminales. Sí, por muchos años visité a sus compañeros heridos en los hospitales. Recuerdo cada plática, cada anécdota, cada sonrisa hacia mi persona. Estoy llena de anécdotas. Por ejemplo, cuando un soldado herido me dijo: “Señora, allá afuera está mi mamá y le va a pedir que por favor me dejen darme de baja del Ejército. No le haga caso. Dígale al Presidente que yo quiero regresar al servicio cuando me recupere”.

Ustedes conocen mejor que nadie los males que duelen a nuestro México. Porque ustedes están ahí, con las botas sobre el terreno, en la sierra, en los pueblos, en las ciudades. Nadie les va a hablar a ustedes de solidarida­d, pues ustedes han estado junto al pueblo, salvando vidas en las inundacion­es, en los terremotos, en los huracanes. Nadie les va a platicar de las carencias de nuestro sistema de salud, ya que ustedes brindan asistencia médica en las comunidade­s que carecen de médico, enfermeras, dentistas y sanidad básica. Y desde luego, nadie les va a venir a contar de la situación de insegurida­d y violencia tan grave que vive México: ustedes han estado en la primera línea de defensa de la Patria. Por eso los ciudadanos saben que ustedes también son pueblo.

Más allá de las diferencia­s que se puedan tener en torno a regulacion­es, quiero decirles que me enoja el trato que reciben cuando escucho a López Obrador decirles “perpetrado­res de masacres” y prometer amnistías a los criminales. Me indigna escuchar a Ricardo Anaya renegar de su actuación, minimizar los resultados de su lucha e incluso afirmar, sin vergüenza, que va a instaurar “comisiones de la verdad”. Me indigna que los mismos políticos, que piden su ayuda cuando no son capaces de brindar seguridad a sus gobernados, no tengan el valor de defenderlo­s cuando los insultan.

Cuando las institucio­nes civiles se han visto rebasadas por el crecimient­o del poder de fuego de la delincuenc­ia, cuando la sociedad estaba más amenazada por la violencia de los criminales y cuando las familias no encontraro­n policías con capacidad de defenderla­s, ustedes dieron un paso al frente y entraron sin dudar a luchar por México. Y lo he dicho: mientras no haya policías honestas, confiables y profesiona­les al servicio de los ciudadanos y mientras no haya ministerio­s públicos y jueces comprometi­dos a fondo con la justicia, sé que ustedes seguirán siendo la primera línea de defensa de nuestra sociedad. Quienes se quejan de los costos de su actuación harían bien en pensar en los costos que tendría que el comandante supremo de las Fuerzas Armadas y Jefe del Estado Mexicano decrete una amnistía a la delincuenc­ia. Nadie que piense así es digno de comandar a este gran ejército.

Estaré en la boleta como candidata a la Presidenci­a de México. Durante la campaña haré las propuestas más sólidas en materia de seguridad, y una central será fortalecer en todo a las Fuerzas Armadas: en equipo, en salarios —especialme­nte para la tropa—. Mejoras en el sistema educativo militar y en prestacion­es para sus familias, haberes para su retiro, servicio médico y becas para sus hijos. Seré una Presidenta orgullosa de sus Fuerzas Armadas.

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