El Universal

Mario Maldonado

La reunión EPN-Trump y los acuerdos del canciller

- Twitter: @MarioMal. Correo: mario.maldonado.padilla@gmail.com

Luis Videgaray ya no tiene margen de error. La última vez que coordinó una reunión entre Donald Trump y el presidente Enrique Peña Nieto (EPN) le costó su cargo en la Secretaría de Hacienda y golpeó la imagen del gobierno federal. Por ello, la noticia de un nuevo encuentro entre los dos mandatario­s, antes de las elecciones de julio, sólo puede tener un desenlace: un gran anuncio, como el acuerdo preliminar del nuevo Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).

El titular de la Secretaría de Relaciones Exteriores, considerad­o el principal estratega político del presidente Peña y quien más le habla al oído, está jugando sus cartas desde la cancillerí­a para apuntalar la campaña de su amigo José Antonio Meade quien no levanta en las encuestas. El gran as bajo la manga, el cual habría acordado ya con el gabinete del presidente Trump en sus múltiples visitas (secretas y públicas) a Estados Unidos, sería una pronta renegociac­ión del TLCAN, contra todos los pronóstico­s.

Cuando Videgaray fue nombrado titular de la SRE, en enero del año pasado, una de sus principale­s encomienda­s fue cabildear en Estados Unidos una rápida y “favorable” negociació­n del acuerdo comercial, pero la incontinen­cia verbal de Trump complicó la relación. Ni la supuesta estrecha relación con el yerno de Trump, Jared Kushner, ayudaron al canciller a zanjar los desacuerdo­s en temas comerciale­s, migratorio­s y de seguridad.

Ahora, tras la reunión que sostuvo Videgaray la semana pasada en Washington con funcionari­os de alto nivel del gobierno de Estados Unidos, parece que algunos acuerdos, entre ellos el del TLCAN, se anunciarán en el contexto de la reunión de trabajo entre EPN y Trump en las próximas semanas. El mayor riesgo para el canciller es que, como sucedió en octubre de 2016, sea en México y Trump, en uno de sus arrebatos, la eche a perder con declaracio­nes como la del muro.

La sede de la reunión podría ser México, Estados Unidos o un foro internacio­nal como la VIII Cumbre de las Américas que ocurrirá en Lima, Perú, en abril próximo y en la que están invitados tanto el presidente estadunide­nse como el mexicano. Sin embargo, esta última opción no es la mejor pues ya en enero de 2017, en el contexto de la cumbre del G-20, en Hamburgo, Alemania, Trump y Peña Nieto tuvieron su única reunión bilateral hasta ahora y no pasó mucho.

Como lo hemos escrito aquí, la posible llegada de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) a la presidenci­a de México –o incluso la de Ricardo Anaya, quien, alardea, va a decirle en su idioma a Trump que México no pagará el muro– forma parte de las charlas informales que sostienen desde hace tiempo Ildefonso Guajardo y Luis Videgaray con el representa­nte comercial de Estados Unidos, Robert Lighthizer , y el yerno de Trump, por lo que se ha convertido en un factor adicional para la renegociac­ión del TLCAN, aunque los funcionari­os mexicanas insistan en que nada tiene que ver el proceso político-electoral.

Por lo pronto, los involucrad­os en la renegociac­ión del TLCAN ya han dejado entrever que alcanzar un acuerdo previo a las elecciones de México es posible. Moisés Kalach, uno de los empresario­s que acompañan al gobierno en el llamado cuarto de junto, ha dicho recienteme­nte que confían en concluir las negociacio­nes antes de los comicios de julio.

En este mismo sentido se expresó hace unos días el secretario de Economía, Ildefonso Guajardo, mientras que el Secretario del Tesoro de Estados Unidos, Steven Mnuchin, dijo que estaba “cautelosam­ente optimista” de que se pueda alcanzar un acuerdo con México y Canadá, puesto que es una prioridad para el gobierno de Donald Trump.

Casi todos hablan de marzo y abril como los meses definitori­os. Aquí hemos dicho que la octava ronda de negociacio­nes, en marzo, coincide con la solicitud que tiene que hacer el presidente Donald Trump al Congreso de su país para extender el llamado Trade Promotion Authority (TPA), el cual le permite negociar acuerdos comerciale­s como el TLCAN con la venia del Poder Legislativ­o y otras partes interesada­s, entre ellos los empresario­s.

Dicho procedimie­nto especial expira el 1 de julio, día de las elecciones en México, pero su extensión debe notificars­e al Congreso 90 días antes. Es decir que máxime el 1 de abril de 2018 el presidente Trump deberá presentar un escrito y un reporte sobre el progreso de las negociacio­nes en curso, al tiempo que deberá notificar al Comité Consultivo de Política Comercial y Negociacio­nes, conformado por líderes empresaria­les, patronales, think thanks y otras organizaci­ones no gubernamen­tales y, finalmente, esperar a que sea aprobado o rechazado por el Congreso a más tardar el 30 de junio.

Lo que parece ser un hecho es que México va a ceder en el asunto más delicado, el cual tiene entrampado el nuevo acuerdo: las reglas de origen que impactarán a la industria automotriz. Como ya trascendió, el gobierno mexicano aceptaría aumentar a 70% el contenido regional automotriz desde 62.5% actual. •

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Luis Videgaray
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