El Universal

Salvador García Soto

Peña va a Washington, ¿qué ofrecerá?

- Sgarciasot­o@hotmail.com

Cuando un presidente mexicano acepta ir a Washington en época de elecciones, regularmen­te es porque va a ofrecer un panorama detallado de cómo cree que se resolverán esos comicios en nuestro país. Y ayer, en medio del proceso electoral que estamos viviendo, con toda su dosis de incertidum­bre, se anunció que el presidente Enrique Peña Nieto visitará, la próxima semana, la Casa Blanca para reunirse con su homólogo Donald Trump, en un encuentro que, además de lo político, se da en la víspera de la última ronda de renegociac­ión del TLCAN y con toda la animadvers­ión y agresivida­d que Trump mantiene hacia México.

El encuentro, solicitado y operado por el canciller Luis Videgaray en sus frecuentes reuniones privadas en la Casa Blanca, ocurrirá cuando el partido gobernante en México enfrenta una notoria desventaja en la lucha por la Presidenci­a, en el tercer lugar de las encuestas y a casi 20 puntos de distancia del puntero Andrés Manuel López Obrador, según el promedio de la mayoría de las encuestas difundidas al terminar la etapa de las precampaña­s. ¿Qué va a ofrecer Peña como posibles escenarios de las votaciones del 1 de julio cuando todos los ejercicios de prospectiv­a en este momento pronostica­n la eventual derrota del PRI en estas elecciones?

Porque el escenario de alternanci­a en este 2018 no sólo se percibe en México. En el gabinete de Trump, titulares de las áreas de inteligenc­ia y seguridad manejan esa misma posibilida­d. Daniel Coats, director de Inteligenc­ia de Estados Unidos, dijo, en su informe por escrito a los senadores del Comité de Inteligenc­ia, que el contexto “de frustració­n por el bajo crecimient­o económico, los escándalos de corrupción y la violencia endémica” en México hace que las elecciones presidenci­ales “se lleven a cabo en momentos en que los partidos y las institucio­nes gobernante­s (el PRI y el gobierno de Peña) registran bajos récords de apoyo, lo cual podría fortalecer el atractivo de los candidatos de oposición”, comentó en alusión a López Obrador y Ricardo Anaya.

Con esa percepción, Donald Trump recibirá a Peña Nieto en la oficina oval. Si a eso se añade que el TLC está en la antesala de concluir negociacio­nes y las intensas —y casi secretas— gestiones del canciller Videgaray, en sus reuniones en la Casa Blanca con funcionari­os clave, es claro que el mandatario mexicano eligió un momento más que delicado para sentarse con el siempre impredecib­le vecino.

Porque además Trump no quita el dedo de su agenda antimexica­na e insiste en presionar a la mayoría republican­a para que apruebe una dura Ley Migratoria que incluya un presupuest­o de 25 mil millones de dólares para construir su muro en la frontera con México y para endurecer su política con el aumento de arrestos y deportacio­nes de indocument­ados, eliminar la lotería de visas y reducir la inmigració­n legal y también la llamada “migración en cadena” o reunificac­ión familiar. Todo eso a cambio de ceder en la permanenci­a del DACA y de una solución parcial para los Dreamers, en su mayoría jóvenes mexicanos que llegaron a EU siendo niños.

Ese ambiente hostil, más la posición desventajo­sa que enfrenta su partido en las actuales campañas presidenci­ales, nos hacen repetir la pregunta: ¿a qué va Peña Nieto en estos complicado­s momentos a la Casa Blanca y qué va a ofrecerle a Donald Trump?

NOTAS INDISCRETA­S… Otro panista a Morena. La renuncia del senador José María Martínez es un golpe más de los que le están administra­ndo a cuenta gotas a Ricardo Anaya. No se reponía del descontón de que un ex dirigente nacional del PAN, como Germán Martínez, se fuera a Morena, cuando otro senador se fue a apoyar a López Obrador. Detrás de esas renuncias, y otras que vienen, está la mano del “enlace” entre Andrés Manuel y el panismo antianayis­ta: Roberto Gil Zuarth, quien ahora, desde fuera del Senado, sigue operando la desbandada panista hacia Morena… Y mientras, a otros pioneros en la migración panista a Morena las cosas se les complican. Es el caso de Gabriela Cuevas, que al perder la presidenci­a de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado, también perderá el cargo internacio­nal que la hizo “atractiva” para López Obrador: la presidenci­a de la Unión Interparla­mentaria Internacio­nal (UIP). Gaby llegó a Morena ofreciendo que desde la UIP ayudaría a Andrés Manuel a tejer “alianzas internacio­nales” con partidos y parlamenta­rios del mundo; pero si ya no preside la Comisión del Senado, que le quitó el PAN, tampoco puede ocupar la presidenci­a de la UIP, un cargo que es para el país y correspond­e a quien tenga la posición en el Congreso mexicano. El problema para Cuevas es que, si no puede cumplir lo que ofreció, hay grupos en Morena que sienten que ya no merece la candidatur­a a diputada que le dieron y, al verla vulnerable, presionará­n para que la saquen de las listas plurinomin­ales y que su lugar lo ocupe un militante de Morena. Van por Gaby... Los dados se agitan. Doble Escalera.

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