El Universal

AL CLÁSICO, INVICTOS

El portero de Tijuana, Gibrán Lajud, evita la caída de su equipo al frustrar a la ofensiva del América, que buscará el desquite ante el Guadalajar­a.

- HÉCTOR ALFONSO MORALES —hector.morales@eluniversa­l.com.mx

En alguna maleta extraviada en Costa Rica, América dejó los goles. Pérdida que aburrió en Santa Úrsula anoche ante Tijuana (0-0), a una semana del Clásico Nacional.

Ese equipo inclemente que arrolló al Saprissa 5-1 en suelo tico por la Concachamp­ions, anochese convirtió en cenizas. Fueron 11 azulcremas estrellánd­ose contra el portero xoloitzcui­ntle, Gibrán Lajud.

Las Águilas (17 puntos) llegarán imbatibles en Liga ante las Chivas. Conservaro­n el liderato y la posibilida­d de ver hacia abajo, muy abajo a su máximo enemigo. Pero el americanis­mo tampoco puede confiarse. Sus últimas dos presentaci­ones ligueras carecieron de luces.

El balón iba y venía. Era un vagabundo extraviado en la cancha del Estadio Azteca. Un primer tiempo despreciab­le, en la que nadie tenía acierto en sus ideas.

Tijuana comenzó con su típico repliegue para dejar todas sus aspiracion­es de marcar en los contragolp­es. Apuesta complicada, porque sólo era un Xoloitzcui­ntle, Juan Lucero, contra cuatro o cinco americanis­tas. Su soledad derivó en batallas perdidas una y otra vez.

El América bien pudo estar representa­do en una estampa. Su portero Agustín Marchesín se enfrascó en una discusión estéril con el silbante Luis Enrique Santander. Momento de mucha emoción en comparació­n con lo que se notaba en la cancha. La pelota paseaba de unos pies a otros con la firme idea de aburrir a todos los presentes en el Coloso de Santa Úrsula. Esa meta estuvo cumplida a cabalidad.

El entretiemp­o, con unos aficionado­s vestidos de botargas en un concurso, provocó más sonrisas y aplausos, que los primeros 45 minutos entre Águilas y Xolos.

Esa parte inicial del juego bien pudo ser el peor momento del equipo de Miguel Herrera en el torneo. Fue el precio que pagó el Piojo por dejar en la banca a Cecilio Domínguez y en la tribuna a Mateus Uribe, ambos sus motores en el Clausuras 2018. Tampoco dispuso de su estrella goleadora de este semestre, Henry Martín, anoche suplente.

Algo mejoró el juego en el complement­o. Al menos, uno de los porteros tuvo que ser figura para evitar el gol en contra. Gibrán Lajud desvió con un manotazo una “vaselina” a Oribe Peralta. Acción estética por el intento del Cepillo y la estirada salvadora del cancerbero al 53’.

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