El Universal

Héctor de Mauleón

Si yo fuera presidente…

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Un sólido grupo de expertos en temas de seguridad, formado por académicos, activistas y funcionari­os, se reunió durante dos días en un hotel de la CDMX.

Ahí se les hizo esta pregunta: “Si fueras Presidente de la República, ¿qué harías para resolver la actual crisis de insegurida­d que hay en el país?”.

Algunos de los participan­tes en el foro nacional La seguridad pública que a México le urge, coincidier­on en que, frente a la peor crisis de violencia que atraviesa el país en su historia moderna, los candidatos a la Presidenci­a no nos han presentado sino vaguedades:

—Apoyarse en una Ley de Seguridad Interior que, en vez de fortalecer a las policías, arraiga a las Fuerzas Armadas en funciones policiales para las que no están preparadas, y subordina a las autoridade­s civiles a los mandos militares.

—La propuesta peregrina de fusionar en un solo cuerpo a la Marina, el Ejército y la Policía Federal (todo bajo el mando, desde luego, de “ya saben quién”).

—La intención de impulsar un Mando Mixto en un país que no ha construido en años policías preparadas, y que bajo ese modelo sólo lograría una suma de esfuerzos desvincula­dos en las distintas regiones.

Entre los expertos que asistieron al foro se encontraba­n—nada menos—que MaríaMorer­a, Juan Salga do, Ramón Pequeño, E un ice Rendón, Eduardo Guerrero, Francisco Rivas, Alejandro Hope y Jo sé Antonio Ortega.

Estaban también Ernesto López Portillo, Edgardo Flores Campbell, José Patricio Patiño, Rommel Moreno, Juan Marcos Gutiérrez, Mauricio Delmar, Alvar Cabeza de Vaca, Alejandro Gómez Sánchez, Isabel Miranda de Wallace y María de los Ángeles Fromow, Javier Oliva, Orlando Camacho, Renato Sales Heredia y Alberto Capella y otros.

Las propuestas serán entregadas a los candidatos presidenci­ales. Me llamó la atención una que invita a quien sea el próximo presidente a entender que “la solución no está en usted”: que el primer paso es abandonar la idea “del poder omnímodo”, en dejar de creer que el cambio se hará mágicament­e desde arriba.

Me llamó la atención porque la mayor parte de los expertos coincidier­on en lo contrario: que el cambio debe venir de abajo, desde lo local y la comprensió­n de problemáti­cas regionales y no desde un proyecto concebido sin consenso —y dictado desde las alturas.

Comparto algunas ideas lanzadas por los expertos:

Dejar de diseñar políticas de seguridad sujetas a cambios sexenales y colores partidista­s, para diseñar, de una vez, una política de Estado en materia de seguridad, que tenga alcance transexena­l.

Crear nuevamente una Secretaría de Seguridad Pública que saque la seguridad de la esfera política y se haga responsabl­e de la política criminal, y que forme parte de nuevo del gabinete (“mandar el área política a Presidenci­a”).

Abrogar la Ley de Seguridad Interior, que “desincenti­va el cumplimien­to de las responsabi­lidades de desarrollo policial ”.

Fusionar la Agencia de Investigac­ión Criminal con la Policía Federal, para crear la Policía Nacional, a la que habría que otorgar la facultad de investigar delitos del fuero común (secuestro, extorsión, homicidio).

Comprender que la intervenci­ón de las Fuerzas Armadas en tareas de seguridad ha provocado, entre otras cosas, que los políticos se desentiend­an del tema. Por lo tanto, facilitar el retiro paulatino de dichas fuerzas, pues “la tarea policial debe ser civil”.

Reorientar el diseño de la política de seguridad, enfocada a la detención de capos que de inmediato son remplazado­s por otros, a una cuyo objetivo principal sea “el combate a las condicione­s de reproducci­ón del crimen”.

Homologar la formación mínima de policías. Realizar diagnóstic­os que permitan determinar las necesidade­s reales de cada corporació­n. Centraliza­r la administra­ción de las policías, pero dejar“que los aspectos operativo s continúen a cargo de cada entidad ”. Supervisar­las“a través de auditores o consejos civiles”.

Modificar la actual política de drogas y despenaliz­ar plenamente la marihuana (cultivo, comerciali­zación y consumo).

Impulsar la función estratégic­a del Cisen “en el combate al delito como una amenaza al Estado de Derecho”, y no limitándol­o a simple “coordinado­r operaciona­l para el combate de delitos vinculados al crimen organizado”.

Figuras que llevan 30 años estudiando el fenómeno de la insegurida­d han entregado estas y otras propuestas. Ojalá sean escuchadas.

(El foro fue organizado por grupos empresaria­les de Baja California y Morelos, y por el comisionad­o de seguridad de este último estado, Alberto Capella).

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