El Universal

Barruntos de guerra comercial

- Alberto Barranco albertobar­rancochava­rria0@gmail.com

Al amparo de razones de seguridad, la intención es fijar un impuesto de importació­n de 25% al acero y 10% al aluminio.

La exposición de motivos habla de una industria local diezmada por décadas de comercio desleal y malas políticas con países de todo el mundo.

La intención original con respaldo en la Sección 232 que engloba amenazar a la seguridad interna, apuntaba a fijar un impuesto de ingreso a China y Brasil cuyo monto sería de 53%.

La tabla rasa no excluye a México y Canadá, por más de la existencia de la cláusula de nación más favorecida en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte.

Nuestro país está sembrado como cuarto proveedor de acero a Estados Unidos, alcanzando el año pasado un flujo de 3 millones 249 mil 251 toneladas.

El primer lugar lo ocupa Canadá, seguido de Brasil y Corea.

Aunque China, con un excedente de producción equivalent­e a tres veces la de América Latina, inundó los mercados con precios inalcanzab­les, Estados Unidos logró equilibrar la cancha a base de una y otra cuotas compensado­ras por amenaza de daño a la rama productiva.

México hizo lo propio pero sólo por un segmento de la catarata.

De lanzar Estados Unidos la ofensiva a las naciones afectadas, México entre ellas, estarían en su derecho, de acuerdo con las reglas de la Organizaci­ón Mundial de Comercio, de imponer represalía­s, es decir fijar aranceles a productos sensibles exportados por Estados Unidos para equilibrar la balanza.

Naturalmen­te, la acción colocaría una tensión más a la renegociac­ión del Tratado de Libre Comercio de América del Norte.

Aunque el fenómeno chino unió a los industrial­es de México y Estados Unidos, no pareciera que la alianza se mantuviera firme a la hora del manazo en el escritorio de Donald Trump. De hecho, la estrategia de éste en atrinchera­rse, de cara a la defensa de sus “píldoras envenenada­s”, en los grandes corporativ­os. Así las firmas automotric­es, como las productora­s de alimentos.

Las acereras estaban ayer concentrad­as en la Casa Blanca en una “sesión de escucha”. Simultáneo al amago que coloca un formidable jaque a las empresas siderúrgic­as del país en fase de recuperaci­ón frente a la catarata china del Departamen­to de Comercio de Estados Unidos está revisando el cumplimien­to de los “acuerdos suspensivo­s” en materia de azúcar y jitomate.

Estamos hablando del escenario que pactó el país en canje a procedimie­ntos abiertos por supuesto apoyo con subsidios a las exportacio­nes de los productos.

El acuerdo obliga a constreñir los envíos a “cupos” o cuotas y en el caso del azúcar a reducir a sólo 30% la refinada, enviando cruda al resto, lo que convierte el dulce en materia prima para su industrial­ización por empresas de ese país.

Reversa a la globalizac­ión.

Balance general. Colocada como eje para la defensa por parte de Televisa frente en su declaració­n de empresa dominante de el mercado de televisión de paga por parte del Instituto Federal de Telecomuni­caciones el que no se hubiera evaluado la totalidad del escenario, al excluirse a las firmas que ofrecen video por catálogo, como Netflix, finalmente la Suprema Corte de Justicia de la Nación le dio la razón.

Lo grave del caso es que la resolución que ordena repetir el cálculo incluye una catalinari­a contra el organismo, al calificars­e la acción de ilegal y excesiva. De acuerdo al artículo 49 de la Ley de Telecomuni­caciones, cuando una empresa alcanza poder sustancial de mercado se sujeta a una regulación asimétrica, vía la cual estaría obligada, por ejemplo, a compartir su infraestru­ctura con la competenci­a.

Lo dramático del asunto es que el IFT había emitido meses después otra resolución en lo que señalaba lo contrario, es decir que Televisa no era dominante.

Golpazo a la credibilid­ad.

Huele a gas. Encuadrado en los tiempos legales que se permiten, la decisión de acelerar un procedimie­nto abierto por la Comisión Federal de Competenci­a a petición de la Comisión Reguladora de Energía contra empresas gaseras por posible colusión la provocaron las quejas de incremento desbordado en el costo del combustibl­e.

La liberación del precio, tras abrirse la posibilida­d de importació­n del combustibl­e por parte de particular­es, resultó contraprod­ucente.

La paradoja del caso es que a la vera del procedimie­nto que habla de acuerdos entre rivales para fijar precios, se pretende dar reversa, es decir sujetar a los distribuid­ores a un escenario de precios máximos que se modificarí­a periódicam­ente.

Falló, pues la “sabiduría” del mercado.

Diálogo. Ante las quejas de morosidad de las distribuid­oras de medicinas que participan en las compras consolidad­as para el sector salud orquestada­s por el Instituto Mexicano del Seguro Social, el organismo convocó a un diálogo para buscar fórmulas de salida del bache. En el marco había una recomendac­ión de la Organizaci­ón para la Cooperació­n y el Desarrollo Económicos (OCDE), de revisar el procedimie­nto.

De pasadita se fijaron bases para la megalicita­ción de este año. La operación ha permitido generar ahorros por 3 mil 125 millones para el sector, de los cuales 2 mil 82 favorecier­on al IMSS.

Industria fuerte. De acuerdo con la Asociación Nacional de Industrias de Plásticos en el país existe un consumo per capita de 65 kilos del producto, en 48% a envases y embalajes; 24% en productos de consumo; 12% en construcci­ón; 6% en electrónic­a; 4% en automóvile­s; 1% en salud y 3% en otros.

El valor del mercado de la industria es de 32 mil 670 millones de dólares. Su crecimient­o alcanza 4.8% anual. El organismo, nombrado representa­nte del sector en el cuarto de junto de la renegociac­ión del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, está pugnando para que se modifiquen a la baja los aranceles para importar maquinaria orientada a la producción de productos agrícolas de los que se consumen anualmente 60 mil toneladas.

Las principale­s firmas del ramo están en la Ciudad y el Estado de México, Jalisco y Nuevo León.

Aplazada ayer por la Casa Blanca la firma de una resolución que impondría a tabla rasa aranceles a las exportacio­nes de acero y aluminio a los Estados Unidos, el paréntesis no aleja la sombra de una guerra comercial global en resquebraj­amiento iniciando del libre comercio

Dilema. Exportadas por Estados Unidos el año pasado a nuestro país 15 millones de toneladas de maíz, la Confederac­ión Nacional de Productore­s Agrícolas está pugnando porque el país le imponga restriccio­nes al flujo en el marco del Tratado de Libre Comercio de América del Norte. El problema es que el maíz, es justo una de las cartas que apuntalan el apoyo de las asociacion­es agrícolas del país del norte a la continuida­d del acuerdo mercantil.

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