Año nuevo ‘new age’
Un fin de semana lleno de sorpresas, encuentros con amigos y mucha, pero mucha, diversión, fue lo que marcó la llegada del Año Nuevo según el calendario chino, con la serie de actividades que tenía preparada la familia Brignone para compartir la celebración en Costa Careyes, el destino más privado y ultra chic del litoral jalisciense.
Algunos como Abelardo Marcondes, Estefanía Manzano, Mónica Almada, Luisa Rossi, Rafa Aragonés, José Luis Ávila, Kelsey y Richard Cummings o Bárbara y Mauricio Berger llegaron días antes, desde la mitad de la semana, para no perderse una sola de las actividades que precedieron a los festejos, con la Copa de Polo Careyes, la visita al Santuario de las Tortugas Marinas y la Copa del Sol, así como el sinfín de almuerzos playeros, cenas y afters que siempre se arman.
Desde luego, el savoir faire de los Brignone estuvo presente en cada detalle, ya que no se les va una a la hora de organizar y disfrutar en compañía de tantas amistades que año con año llegan para estas fechas y para las vacaciones decembrinas, aunque la verdad siempre hay algún happening a lo largo del año y sobre todo, los fines de semana.
Gianfranco, Giorgio y Filippo Brignone se las saben en eso de ser anfitriones, haciéndote sentir en casa y envolviéndote en su actitud. ¡Que vitalidad, por Dios!
Para celebrar la última noche del año chino, en honor del gallo, todo mundo se vistió de tribal ethnic looks, iniciando con una ceremonia frente a la colosal instalación triangular, conocida como Samadhi Nest. Allí, cada uno se colocó ponchos con estampados de colores que, se supone, atraen a la suerte, en medio de un auténtico derroche de música, danzas prehispánicas y lluvia de fuegos artificiales que iluminaron el escenario natural en plena playa Teopa, atravesada por senderos de petates de palma a lo largo y ancho.
Filippo y Emmanuella entregaron los ponchos e invitaron a la cena tras la develación de la escultura de un perro, que, según las leyendas, representa la buena fortuna, momento en el que todos aullaron en honor de la figura canina, símbolo del Año Nuevo.
El baile no se hizo esperar y hasta muy tarde se quedaron los más trasnochados que empezaron a ‘tocar la retirada’ ya casi rayando el amanecer.
En Careyes siempre se la pasan tan bien los habitués, que acuden cada año puntuales a la cita.