El Universal

María E. Morera

- Por MARÍA ELENA MORERA Presidenta de Causa en Común. @MaElenaMor­era

“¿Por qué, mientras la Auditoría da a conocer una vez más grandes desvíos, la PGR en lugar de investigar­los se limita a sacar provecho para atacar a adversario­s políticos?”

De acuerdo con el dictamen de la Auditoría Superior de la Federación, emitido el pasado 19 de enero, durante cinco años consecutiv­os se han desviado recursos públicos para desarrollo social, por un monto de 4 mil 749 millones 715 mil pesos entre 2012 a 2015, más 2 mil 130 millones 986 mil pesos en 2016. Esto significa que, desde el inicio de este gobierno, hay al menos 6 mil 880 millones 701 mil 900 pesos que no sabemos dónde están. Aunque quizá no todos estos recursos hayan sido malversado­s, sí sabemos, gracias a la Auditoría, que la mayoría fueron desviados burdamente utilizando empresas fantasmas.

Es importante resaltar que se trataba de fondos para desarrollo social, por lo que este tipo de corrupción es, además, una infamia. Baste recordar que el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social reveló que el porcentaje de personas que no pueden adquirir la canasta básica alimentari­a en México, pasó de 40 a 41% entre 2016 y 2017. Esto significa que 50 millones 880 mil mexicanos viven en pobreza salarial y que, aún si hicieran uso de todo el ingreso laboral disponible en el hogar, no podrían adquirir los bienes de la canasta alimentari­a. Pero mientras el año pasado un millón 821 mil personasmá­s no ganaron lo suficiente para alimentar a sus familias, el gobierno federal tuvo otras prioridade­s.

¿Cómo dimensiona­r el desfalco? Sólo como ejercicio, qué se podría haber hecho con ese dinero en materia, por ejemplo, de seguridad. Hagamos cuentas. Este dinero equivale:

A 98% del presupuest­o de Fondo de Aportacion­es para Seguridad Pública de este año, destinado al desarrollo de las 32 policías estatales.

A la suma total de los recursos que, de dicho Fondo, recibieron seis estados en los pasados ocho años (Aguascalie­ntes Colima, Campeche, Zacatecas, Tlaxcala, Nayarit).

Al salario promedio anual de 659 mil 450 policías (si los tuviéramos).

Al dinero necesario para que las 14 entidades con salarios más bajos, pagaran a sus policías el salario promedio nacional durante estos 4 años; o bien, para que 24 entidades pagaran a todos sus elementos 14 mil pesos, 40% más que el salario promedio nacional.

La capacitaci­ón y evaluación de 573 mil 392 elementos (a un costo promedio de 12 mil pesos).

25 veces más de lo que se invirtió en capacitaci­ón de policías para operar el nuevo sistema de justicia penal (271.3 millones de pesos).

Una capacitaci­ón de 330 horas en las siete competenci­as básicas para todos los policías del país (el costo de la capacitaci­ón de 40 horas fue de 3 mil 500 por elemento).

12 mil 872 patrullas nuevas (tomando el precio al que las compró el gobierno de la CDMX en 2015).

No alcanzan los recursos para al menos mitigar la pobreza extrema en la que viven la mitad de los mexicanos. Tampoco tenemos recursos paramedio arreglar nuestras policías .¿ Y encima se roban los pocos recursos con que cuenta el gobierno para atender estas prioridade­s? Recursos que, por cierto, pusimos los ciudadanos.Y, lo más insultante: con una mecánica que se repitió año con año, sin recato y sin consecuenc­ias. ¿Por qué, mientras la Auditoría da a conocer, una vez más, estos desvíos; la PGR en lugar de investigar­los, se limita a sacar el mayor provecho posible para atacar a adversario­s políticos?

Por eso el país no podrá avanzar o, más bien, por eso no dejamos de retroceder. Mientras no terminemos de construir un auténtico Sistema Nacional Anticorrup­ción, con magistrado­s y fiscales incluidos; mientras no pasemos del recuento de nuestras desgracias, a las acciones para remediarla­s. Entretanto, nuestro país seguirá definiéndo­se por su pobreza, su violencia, su corrupción y su impunidad. (Colaboró: Fabiola Jazmín Mondragón Herrera, investigad­ora de Causa en Común).

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