El Universal

MUJERES INDÍGENAS PONEN EJEMPLO

Este municipio indígena de la Sierra de Oaxaca ya no es administra­do sólo por hombres; este año las mujeres ocupan más de 50% del cabildo y también asumen tareas de seguridad

- Texto: FERNANDO MIRANDA MUÑOZ Fotos: MARIO ARTURO MARTÍNEZ — oaxaca@eluniversa­l.com.mx de Christian Jiménez Con informació­n

La comunidad mixe de San Pedro y San Pablo Ayutla, Oaxaca, es gobernada por Yolanda Pacheco (centro). El cabildo está integrado mayoritari­amente por mujeres.

LSan Pedro y San Pablo Ayutla a noche que Yolanda Pacheco Morelos asumió como presidenta municipal de San Pedro y San Pablo Ayutla el miedo se le metió en el cuerpo. Aquel 31 de diciembre, Yolanda, de 57 años, recibió la vara de mando, un símbolo de poder que indica que ella sería la encargada de gobernar esta comunidad pertenecie­nte a la etnia mixe y que concentra más de 5 mil habitantes entre la cabecera y sus seis agencias municipale­s.

La decisión de que Yolanda se convertirí­a en la cabeza de la comunidad se tomó meses antes, el 8 de octubre. Ese día más de 500 personas votaron en una asamblea comunitari­a que Yolanda, una maestra jubilada, asumiría la Presidenci­a Municipal acompañada de María Galván de Jesús como su suplente. Se trataba de la primera vez que dos mujeres ocuparían los cargos principale­s de la estructura comunitari­a.

Como ellas, mujeres de toda la geografía oaxaqueña han convertido este 2018 en un año histórico, pues de acuerdo con datos del Instituto Estatal Electoral y de Participac­ión Ciudadana de Oaxaca (IEEPCO), se trata del año en el que más mujeres encabezan ayuntamien­tos: 61 de 570. De esa cifra 38 ganaron el puesto a través de elecciones en municipios gobernados por partidos políticos y 23 fueron elegidas por usos y costumbres (sistemas normativos internos); otras 900 mujeres ocupan cargos tradiciona­les como regidurías.

Yolanda y María, las mujeres que gobiernan en Ayutla Mixe, fueron elegidas por la asamblea del pueblo para servir durante un año, el periodo que duran todos los cargos en esta comunidad de la Sierra Norte. Pero además de ellas, este año más de 50% de los cargos del cabildo son ocupados por mujeres, ya que asumieron siete de los 12 puestos principale­s, entre propietari­as y suplentes, y 15 de los 25 que hay en total.

Los cargos ocupados por mujeres este año incluyen, además de la Presidenci­a Municipal, la Tesorería, la regiduría de Educación, y la de Higiene y Salud. También es la primera vez que una mujer queda como una de las oficiales a cargo de una parte de la Policía Municipal comunitari­a, que también recibe mujeres topiles en tareas de seguridad por vez primera. Antes, a ellas se les reservaban exclusivam­ente labores de limpieza.

“Decían que cómo iban a darme el cargo si yo tenía mi marido. Fue hasta que él murió que me nombraron. Desde hace cinco años salía propuesta, pero siempre había alguien que lo cuestionab­a porque estaba casada” YOLANDA PACHECO MORELOS Presidenta municipal de San Pedro y San Pablo Ayutla

Las primeras mujeres

La primera señal de que las cosas estaban cambiando en Ayutla y que las mujeres comenzaban a reclamar su lugar en las decisiones de la comunidad, ocurrió en 2007. Ese año, por primera vez, la población mixe de este municipio eligió a una mujer como gobernante. La participac­ión femenina había comenzado a tomar fuerza.

La profesora Yolanda Pacheco Morelos lo recuerda. Ocurrió hace más de 10 años, cuando el pueblo eligió en asamblea a otra maestra como presidenta municipal, luego llegó una segunda mujer al cargo y ahora está ella, como la tercera.

Sentada detrás de un escritorio de madera maciza la maestra habla con calma. Explica que el miedo que sintió al recibir el puesto se disipó a los pocos días, pues se sabe con experienci­a para desempeñar­lo. Cuando está por ahondar en el tema, el celular de Yolanda suena de pronto. La presidenta municipal se disculpa por la interrupci­ón y toma la llamada en ayuuk, como llaman los mixes a su lengua. Termina y continúa la entrevista en español. Dice que la experienci­a a la que se refiere consiste, precisamen­te, en una carrera magisteria­l de 30 años como docente en escuelas bilingües y como líder sindical. Por eso, explica, la eligieron.

Matrimonio, una barrera

En San Pedro y San Pablo Ayutla viven más mujeres que hombres. De los más de 5 mil 600 habitantes que en 2010 reportó el Instituto Nacional de Estadístic­a y Geografía (Inegi), 3 mil son del sexo femenino. A pesar de ello, pasaron más de 90 presidente­s municipale­s antes de que una mujer llegara al cargo en 2007. Aunque 11 años después la participac­ión femenina ha despegado, la comunidad aún no ha derribado algunas barreras: la principal es el matrimonio.

Yolanda Pacheco Morelos cuenta que el día que la asamblea la eligió como presidenta, uno de los hombres que sería regidor no estuvo de acuerdo. Protestó y advirtió que él no trabajaría con una mujer a la cabeza del ayuntamien­to. Finalmente aceptó y se integró al cabildo, pues Yolanda no tenía ningún impediment­o para el cargo.

—Mi esposo había muerto hace poco, de hecho, por eso fue que me eligieron porque ya no tenía compromiso.

Cuando Yolanda dice que “no tenía compromiso”, se refiere a que pese a los avances, en Ayutla la participac­ión de las mujeres se limita a quienes no tienen pareja. Los puestos son asignados sólo a madres solteras, mujeres viudas o separadas. Actualment­e sólo una mujer casada ostenta un lugar en el cabildo.

—Desde hace cinco años en cada asamblea salía propuesta, pero siempre había alguien que cuestionab­a el nombramien­to, decían que cómo iban a darme el cargo si yo tenía mi marido. Fue hasta que él murió que finalmente me nombraron.

María Galván de Jesús, su suplente, confirma las palabras de la profesora. Dice que ella, con 50 años, ha acumulado más de 15 en el servicio comunitari­o, desde que su esposo se fue y la dejó con ocho hijos, a quienes sacó adelante por medios propios.

En todos esos años María ha desempeñad­o diversos puestos tradiciona­les en la estructura de la comunidad, primero como la responsabl­e del comité de festejos, luego al frente de comités de escuelas y el más reciente como regidora de Higiene. Luego, sólo pasó un año y fue elegida de nuevo. Desde entonces ella y la maestra no tienen tiempo para descansar. Su jornada inicia a las siete de la mañana y puede terminar después de la medianoche; horas por las que no cobran un solo peso.

De hecho, ninguno de los que desempeña un puesto recibe paga alguna, pues se considera una obligación con la comunidad. Para sobrevivir durante el año que sirven cada quien se mantiene con sus propios medios. Yolanda con su pensión de maestra y María, con lo que vaya saliendo.

—Tuve que dejar mi trabajo en una mueblería y supe que me iba a endeudar, pero es la única manera en la que puedo ayudar a mi pueblo. Yo no tengo dinero, no puedo darles, pero tengo palabras y puedo decirles cómo gestionar lo que necesitan.

Logro histórico

Cuando Catalina, Viviana, Paulina y otras cuatro mujeres recorren las calles de Ayutla todavía las observan con sorpresa. Las miradas más curiosas son las de los hombres, quienes apenas se acostumbra­n a verlas portando la playera de la Policía Municipal y los garrotes de madera, símbolo de autoridad. Son parte de las 15 mujeres que este año se integraron como topiles y que se encargan de proporcion­ar seguridad.

Integrado por mujeres de todas las edades, desde 23 hasta 60 años, el grupo trabaja en conjunto con los varones y suman 30 topiles en total. Cada 24 horas rotan los turnos y mientras que una mitad descansa la otra se queda vigilante en la comandanci­a. Ninguno de ellos recibe paga.

En una región donde, por años, las mujeres quedaban relegadas a tareas domésticas, que ahora se integren a la policía comunitari­a debe considerar­se como un logro histórico. Así lo piensa Catalina, la topil de mayor edad, quien dice que antes ya se les incluía en estos cargos, pero sólo para limpiar, por lo que se escucha orgullosa de que las mujeres alcancen puestos antes reservados para los hombres.

Lo mismo piensa Arturo Martínez Galván, ex presidente municipal y actual alcalde (un cargo distinto), quien considera que se trata de un paso natural, pero acepta que también es resultado de que, en ocasiones, los hombres pueden cometer abusos cuando se necesita inmoviliza­r a alguna detenida. La mujer, dice, ya se mueve en todas las esferas.

Avance lento

Pero Ayutla no es todo Oaxaca y ni siquiera sirve para retratar lo que pasa en todas las comunidade­s mixes. Asunción Sandoval Ildefonso, originaria de Asunción Cacalotepe­c Mixe y quien ha ostentado el título de comunera hereditari­a, asegura que depende de cada comunidad que las mujeres participen e incluso ejerzan el voto.

Asunción dice que mientras que en las cabeceras municipale­s, como Ayutla, las mujeres pueden ocupar lugares en el cabildo, en otras comunidade­s la participac­ión se limita a cargos religiosos, puestos menores o sólo a sufragar, y que en ocasiones sólo se les convoca para que las asambleas tengan validez, pues ahora lo exige la ley, incluso para los municipios indígenas.

—Los cargos a los que podemos acceder no son altos, a pesar de que no nos oponemos a ser topiles e ir escalonand­o en el servicio.

Explica, además, que apenas en 2016, 63 años después de que las mujeres pudieron votar en México, el municipio de Guevea de Humboldt permitió a sus ciudadanas elegir a sus autoridade­s. De acuerdo con el IEEPCO, esa situación es similar en municipios como San Vicente Lachixío y Santiago Lolapa.

A ello se suma que el poder adquisitiv­o de las mujeres, y su disposició­n de convertirs­e en mayordomas o costear las fiestas del pueblo, determina su reconocimi­ento social y político en comunidade­s indígenas.

Pese a ello, Asunción está convencida de que hay avances. Dice que las mujeres de otras comunidade­s mixes comienzan a realizar funciones independie­ntes de sus maridos y que se han ido reconocien­do los aportes de ellas a la comunidad. Aun así, asegura Asunción, el camino es largo y el avance, lento.

 ??  ??
 ??  ?? Cuando Catalina, Viviana y Paulina recorren las calles, aún son observadas con sorpresa por los hombres, quienes apenas se acostumbra­n a verlas como parte de la Policía Municipal comunitari­a.
Cuando Catalina, Viviana y Paulina recorren las calles, aún son observadas con sorpresa por los hombres, quienes apenas se acostumbra­n a verlas como parte de la Policía Municipal comunitari­a.
 ??  ?? También por primera vez una mujer se desempeña como oficial a cargo de la Policía Municipal comunitari­a.
También por primera vez una mujer se desempeña como oficial a cargo de la Policía Municipal comunitari­a.
 ??  ?? Las integrante­s de la Policía Municipal comunitari­a tienen entre 23 y 60 años. Incluirlas fue algo histórico en la región.
Las integrante­s de la Policía Municipal comunitari­a tienen entre 23 y 60 años. Incluirlas fue algo histórico en la región.
 ??  ?? Más de 500 personas votaron para que Yolanda, maestra jubilada, fuera presidenta.
Más de 500 personas votaron para que Yolanda, maestra jubilada, fuera presidenta.
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico