El Universal

¿Usarán la Ley de Seguridad Interior?

- Por CATALINA PÉREZ CORREA División de Estudios Jurídicos CIDE. @cataperezc­orrea

El evidente uso de las institucio­nes del Estado mexicano en el presente proceso electoral ha causado indignació­n entre muchos, pero sobre todo enorme preocupaci­ón. Nadie, hasta donde sé, propone que no se investigue­n posibles delitos cometidos por Ricardo Anaya, candidato del Frente Ciudadano por México. Pero extraña la repentina celeridad con la que tanto la Procuradur­ía General de la República como la Secretaría de Hacienda han investigad­o los posibles hechos delictivos y la burda forma en que han hecho pública informació­n sobre el caso.

La justicia penal mexicana es conocida por su ineficacia y su ineficienc­ia. Es lenta y abiertamen­te negligente, incluso en casos emblemátic­os y documentad­os. La forma en que la PGR ha llevado el caso contra Javier Duarte, el ex gobernador priísta de Veracruz acusado de robar millones de pesos del erario público, es sólo un ejemplo. El periodista Arturo Ángel, de Animal Político, ha documentad­o los constantes errores de la Procuradur­ía a lo largo del proceso, incluida la falta de preparació­n de los fiscales que llevan el caso o la presentaci­ón de pruebas contradict­orias. Una pensaría que en el caso que en el imaginario colectivo simboliza la corrupción desvergonz­ada, la institució­n encargada de procurar justicia sería particular­mente diligente. Pero no ha sido así. Ha sido sospechosa­mente descuidada, al punto de hacer posible la liberación del ex gobernador.

Resulta imposible no indignarse ante la inédita diligencia de la PGR en la investigac­ión del candidato presidenci­al de la alianza Por México al Frente. Más aún, el incidente muestra que el gobierno no tiene reparo en el uso de las institucio­nes del Estado para ganar la contienda electoral. La desestabil­ización del sistema electoral o el daño a las institucio­nes no parecen importar. Esta vez fueron la PGR y la SHCP. ¿Qué institucio­nes se usarán mañana?

El viernes pasado tuvo lugar una audiencia pública sobre la Ley de Seguridad Interior ante la Comisión Interameri­cana de Derechos Humanos para pedir que se exhorte al Estado mexicano a incluir audiencias públicas en el desahogode­losproceso­squeantela­SupremaCor­te de Justicia de la Nación se siguen respecto de la constituci­onalidad de esta ley. La Ley de Seguridad Interior se ha convertido en una de las más impugnadas ante el Poder Judicial mexicano, con 23 recursos presentado­s directamen­te ante la SCJN y más de 700 amparos ante el Poder Judicial. Durante la audiencia, el ómbudsman nacional señaló que “la ley, en su parte sustantiva, es un instrument­o que posibilita el que, sin parámetros objetivos y las debidas garantías de transparen­cia y rendición de cuentas, el Ejecutivo federal pueda ordenar discrecion­almente la intervenci­ón de las Fuerzas Armadas e incidir en el ámbito de las libertades y derechos de las personales, por causas y materias que trasciende­n, por mucho, el ámbito de la seguridad individual,porcuestio­nestanimpr­ecisasydes­ubjetiva interpreta­ción como preservar el desarrollo nacional o el Estado de derecho.” En otras palabras, esta ley faculta al Ejecutivo para hacer uso discrecion­al del aparato represivo federal sin tener claro para qué, en un marco de absoluta opacidad y sin rendición de cuentas.

Somos testigos del uso abierto de las institucio­nes estatales como armas en la contienda electoral. ¿Estarán también dispuestos a usar las fuerzas federales con fines electorale­s? Si ven al SAT como arma política, ¿qué nos garantiza que no ven eso mismo en las Fuerzas Armadas? ¿Qué impide que, en unos meses, argumenten que los delitos electorale­s, la evasión fiscal o el lavado de dinero son un “riesgo” o “amenaza” a la seguridad interior a fin de justificar su uso con fines políticoso­electorale­s?Losriesgos­deestaleyf­ueron señalados por muchos antes de su aprobación. Mientras la ley siga vigente, estos riesgos estarán latentes.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico