Una apuesta arriesgada
Inexperiencia de Trump y volatilidad amenazan reunión con Kim Jong-un
Washington/Yibuti.— Un encuentro entre el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el líder norcoreano, Kim Jong-un, sólo podrá tener lugar si Corea del Norte inicia pasos comprobables hacia la desnuclearización, dijo ayer la Casa Blanca, que defendió que la estrategia de aislar con sanciones económicas a Pyongyang funciona. La comunidad internacional calificó de “un destello de esperanza” la reunión.
Kim prometió entre otras cosas la desnuclearización de su país, y EU está seguro de que así sucederá, dijo la portavoz de la Casa Blanca, Sarah Sanders, quien añadió que “el presidente tiene mucha esperanza respecto a que podamos hacer progresos”. “Seamos bien claros: Estados Unidos no hizo ninguna concesión”, destacó.
El secretario de Estado, Rex Tillerson, dijo, de visita en Yibuti, que el acuerdo sobre una fecha y un lugar para el encuentro aún demorará. “Soy muy sincero: fue sorpresivo que Kim Jong-un se presentara tan dispuesto en las conversaciones con la delegación de Corea del Sur”.
Para el vicepresidente Mike Pence, la estrategia impulsada por EU de aislar con sanciones económicas a Norcorea funciona. “El deseo de Corea del Norte de reunirse para discutir la desnuclearización, mientras suspende todos los ensayos de misiles balísticos y nucleares, es evidencia de que la estrategia del presidente Trump para aislar al régimen de Kim está funcionando”, indicó y agregó que “todas las sanciones se mantienen y la campaña de máxima presión continuará”.
Trump y Kim tienen previsto mantener un encuentro para tratar la crisis nuclear en la península coreana a finales de mayo, en un lugar aún por determinar, de acuerdo con información de la Casa Blanca.
La Unión Europea, Rusia, China, Alemania, Corea del Sur y México vieron de manera positiva la reunión. Moscú celebró la disposición al diálogo de ambos países e instó a las partes a desarrollar negociaciones plenas, dijo el ministro de Asuntos Exteriores, Serguei Lavrov.
La canciller alemana, Angela Merkel, calificó de “un destello de esperanza” el encuentro. El gobierno de México consideró alentador el anuncio y a través de la Secretaría de Relaciones Exteriores destacó el esfuerzo diplomático impulsado por Corea del Sur para que se realice la reunión.
Gran desfile en noviembre. El deseo de Trump de celebrar un desfile militar en Washington, inspirado en el 14 de julio francés, se cumplirá el próximo 11 de noviembre, en el Día de los Veteranos, informó ayer el Pentágono. Se prevé tendrá lugar entre la Casa Blanca y el Capitolio. Washington.— Si el próximo mes de mayo se confirma el cara a cara entre el presidente estadounidense, Donald Trump, y su par norcoreano, Kim Jong-un, será el “evento más sorprendente y predecible que uno pudiera imaginar en el drama actual sobre el programa nuclear norcoreano”. Así lo señala a EL UNIVERSAL Scott Snyder, director del programa de política Estados Unidos-Corea del Council on Foreign Relations.
Sorprendente, explica, por ser un anuncio inesperado en el contexto internacional actual; predecible, porque Trump “telegrafió su deseo de reunirse con Kim” cuando todavía era candidato y porque el líder norcoreano puede recoger frutos de una hipotética reunión. Para Snyder, una de las claves será ver si Trump es capaz de controlar la amenaza nuclear y de misiles de Corea del Norte, y hacerlo con las maniobras necesarias para evitar que Kim se anote triunfos sin entregar nada a cambio.
¿Podrá Trump conseguir el nivel de acuerdo y verificación de desnuclearización necesario para derribar el régimen actual sin verse inmerso en un proceso de negociación intenso que dependería de la capacidad de su diezmado e inexperto equipo diplomático?
En opinión de Snyder, el presidente de Estados Unidos tiene poco que perder, y en parte es gracias a su estrategia deslenguada y agresiva.
Espacio político. Las amenazas de aniquilar Corea del Norte y los desafíos con un ataque preventivo habrían allanado el terreno para generar un “espacio político” en el que, “incluso con un mal acuerdo”, Trump conseguiría algo “mejor que un conflicto apocalíptico” al que parecía lanzarse el mundo.
La otra gran clave, o más bien incógnita, es por qué Kim ofreció el encuentro. El experto señala que hay un “gran rango” de razones, que van “de la desesperación hasta una sorprendente intuición estratégica. Combina una alta propensión a tomar un riesgo personal con el fuerte deseo de gestionar activamente incertidumbres generadas por los crecientes riesgos de supervivencia del régimen”, apunta el analista. Para la familia Kim, dinastía que dictatorialmente lleva al frente de Corea del Norte desde principios de la década de los 70, lo más importante para afianzar su régimen sería la “afirmación exterior”, algo que sólo podría llegar con la mejora de la relación con Washington.
Ser considerado como un igual por la Casa Blanca, con la “normalización y aceptación” de sus contactos, legitimaría su dictadura: afianzando esa posición entre la comunidad global, podría abandonar su programa nuclear como “garantía de supervivencia”.
“En esencia, la familia Kim siempre ha querido que Washington atribuya a Pyongyang el mismo peso estratégico que [el presidente de EU Richard] Nixon dio a Beijing cuando usó la carta de China para contrarrestar la amenaza soviética”, señala Snyder. Dominando desde el principio las riendas de la cumbre presidencial, Kim se asegura que la comunidad internacional le dé legitimidad “sin tener que hacer frente al historial atroz de derechos humanos”.
Además, el gesto de Kim, en parte apresurado y sorprendente, “huele a desesperación” y a forma “astuta” de esconder que la presión económica internacional y el aislamiento político por culpa de las sanciones además de un potencial conflicto militar que “daría jaque mate al régimen” preocupa, y mucho, al líder norcoreano. Así, su intención con la cumbre es tener las mejores expectativas para que la presión de las sanciones desaparezca mientras mantiene un espacio maniobrable para mantener su posición de disuasión nuclear.
Todas las miradas estarán puestas en Trump. De confirmarse el encuentro, todos los protocolos de diálogo entre naciones saltarán por los aires: normalmente un presidente llega a una reunión en la fase final de una negociación para “cerrar” el acuerdo. La heterodoxia de Trump y su ideario de hacer política como nunca antes le permiten saltarse los cánones habituales.
Trump parece que está dispuesto a sacrificar el estatus mundial y legítimo que otorgará a la dinastía Kim para facilitar un acercamiento entre naciones. Los riesgos son enormes, principalmente por la inexperiencia del mandatario y su equipo en relaciones internacionales, y más en un entorno tan volátil y sensible como el coreano. Para Snyder, una opción para evitarlo sería mantener “la participación activa de Corea del Sur” en la negociación, e incluso pedir formar parte de la reunión intercoreana prevista para finales de abril como primer paso y acercamiento. “El involucramiento de Corea del Sur junto a EU podría ayudar a las deficiencias en dotación de personal [estadounidense]”, apunta Snyder.
“La familia Kim siempre ha querido que EU atribuya a Pyongyang el peso que Nixon dio a Beijing [frente a la amenaza soviética]” SCOTT SNYDER Council on Foreign Relations