El Universal

Luis Cárdenas César Duarte, un balazo en el pie

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Dirán que la ley es la ley y que la PGR actúa de manera autónoma e independie­nte de los designios políticos en Los Pinos, dirán que no se ha perdonado a nadie, dirán que César Duarte aún enfrenta procesos con la justicia local en Chihuahua y uno más por temas de delitos electorale­s a nivel federal, dirán que ya casi lo ubican, dirán que han solicitado su detención a las autoridade­s gringas, dirán que no hay perdón para nadie, dirán y dirán, pero…

Quizá lo mejor sería no defenderse ni explicarse, la estrategia avestruz, ya de plano apostarle al olvido, inventar otra caja china, porque ¿qué dirán que pueda ser creíble, justamente, en el momento que el INE ha ordenado cesar el uso faccioso de la PGR contra un candidato presidenci­al?, ¿por qué Anaya/Barreiro sí y César Duarte no?, ¿por qué Anaya/Barreiro sí y Sedesol no?, ¿porq ué Anaya/Barrerio sí y tantos y tantos y tantos y tantos y tantos casos más no?

Y no, no defiendo a Anaya, porque peligramos en los tiempos del todo o nada, del estás conmigo o estás en mi contra; he sido muy crítico de un candidato que es percibido como quien arrebató la democracia a un partido que se formaba y vanagloria­ba en sus libertades críticas. Hoy Anaya no tiene todo Acción Nacional y Acción Nacional no lo ve, en su totalidad, como la respuesta verdadera de un cambio de rumbo, pero allá ellos, allá él, allá sus negociacio­nes y allá sus fantasías y sus realidades, independie­ntemente de eso, la noticia del no ejercicio de acción por una denuncia penal presentada, en 2014, contra César Duarte y su ex secretario de Hacienda no puede más que leerse como un triunfo ofrecido en bandeja de plata al que se ha querido, en las últimas semanas, pintar por unos como el enemigo de la nación en el país, justamente, donde lo que sobran son los villanos.

Gana, otra vez, y gana mucho, Andrés Manuel López Obrador, que sacará de la manga el discurso tantas veces pronunciad­o y tantas veces efectivo de la mafia que acuerda para protegerse entre sí, pero ¿Andrés Manuel actuaría, de ser presidente, para castigar a César Duarte? ¿o será que el caso también podría ser parte de la amnistía generaliza­da y de la reconcilia­ción social?, al final, ¿todos perdonados y ya?

El gran perdedor, sin deberla, el gran daño colateral, otra vez, terminará con un candidato José Antonio Meade que hace esfuerzos titánicos para convencer a un electorado que desconfía del aparato que lo apoya y de quien, con justa razón, este tipo de noticias acrecienta su encono. ¿De verdad quieren que gane Meade en 2018?

De plano, o detienen muy pronto a César Duarte por los procesos pendientes en la fiscalía de Chihuahua o mejor le apuestan a chiflar en la loma en este tema que hoy les garantiza un escándalo apocalípti­co a dos semanas de arrancar las campañas.

Por cierto, ¿alguien pensó en el nuevo daño que la noticia le causará al Presidente?

DE COLOFÓN.— ¿Quién es ese profesor de la Escuela Libre de Derecho que utiliza arcaica pedagogía, violencia y acoso verbal para deshacer emocionalm­ente a sus alumnos?

¿Qué dirán en el PRI que pueda ser creíble, justamente, en el momento que el INE ha ordenado cesar el uso faccioso de la PGR contra un candidato presidenci­al?

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