El Universal

“El hombre más rápido del mundo”

MOTOS la cultura del “café racer” tiene orígenes que siguen vigentes Constante explorador del desempeño motriz, Glenn Curtiss puso en riesgo su vida para generar adrenalina sobre ruedas

- CARLOS CAMPOS GARCÍA / MOTORETTE autopistas@eluniversa­l.com.mx MARIANO ECIJA / MOTORETTE autopistas@eluniversa­l.com.mx

Desde hace unos años existe una gran euforia por la corriente “cafe racer”. Sin embargo, poco se sabe del movimiento que dio origen a tal término que hoy, más que una moda, representa un nicho de mercado. Argumentat­ivamente, los rockers fueron quienes populariza­ron esta afición en la Inglaterra de los sesenta, la cual ha tomado un segundo aire a nivel mundial como parte del revival de lo retro y el estilo de otros negocios que lo rodean.

El concepto de “Cafe Racers”, es un nombre que es importante aclarar: los rockers no lo eligieron; el bautizo vino de los medios y de la sociedad inglesa quienes los veían competir de café en café en las carreteras sin límite de velocidad de finales de los cincuenta. Los rockers lo adoptaron con gusto para describir a sus maqinas y así surgió una de las culturas con más tradición en el motociclis­mo.

Los rockers fueron parte de la generación “Baby Boomer”, posterior a la Segunda Guerra Mundial. Eran jóvenes entusiasta­s de las motociclet­as inglesas cuyo himno del rocanrol fue “Race with the Devil“de Gene Vincent (1956). Sin embargo, su nombre no se debe a sus preferenci­as musicales, sino que proviene del componente del motor llamado “balancín”, cuya traducción al inglés es “rocker”.

Estos chicos vivían y respiraban por una sola cosa, la velocidad a través de sus motociclet­as, la inspiració­n de esta tribu urbana nació por películas hollywoode­nses como “El Salvaje” (1953), donde Marlon Brando interpreta al rebelde Johnny Strabler, o “Rebelde sin Causa” (1955) con James Dean a cargo del papel del conflictua­do Jimmy Stark.

Al emular a sus ídolos dieron origen a tradicione­s como la de la personaliz­ación de las chamarras de corte cruzado “rockeras”, aportación bilateral entre estos iconos de película y de sus primos estadounid­enses, los Greasers/Rockabilly­s/Rocanroler­os. Sin embargo, fue curiosamen­te del otro lado del charco donde los rockers la volvieron una prenda legendaria, emblema de una generación de motociclis­tas que en la actualidad da ingresos no solo a los fabricante­s de motos, sino a marcas de ropa y negocios de estilizaci­ón. Pionero ¿Qué tiene la velocidad que resulta tan atractiva? ¿Qué impulso mueve al hombre a querer ir cada vez más rápido? Por el motivo que sea, siempre ha existido una fascinació­n por saber quién es el más veloz. Tenemos muy claro que el desempeño de una máquina va mucho más allá de qué

La segunda piel de un rocker

Lejos de adoptar la chamarra de manera exclusiva para efectos de protección contra la abrasión en caso de una caída o por sus propiedade­s térmicas e impermeabl­es, la chamarra en sí se convirtió en una base más para personaliz­ar e imprimir un sello individual que les permitiera expresarse y diferencia­rse.

La personaliz­ación se da generalmen­te en tres pasos. El primero de ellos son los estoperole­s, el segundo es la individual­ización de la espalada con pintura a mano y finalmente, los parches y pines, dentro de los cuales permanece un premisa: entre más acumules de estos, mejor. velocidad puede alcanzar en línea recta, pero no deja de ser fascinante saber cuáles han sido las motos más rápidas y quienes han logrado domarlas.

Técnicamen­te hablando, a esto se le llama récord de velocidad en tierra. Y, en el caso de las motos, se define como la velocidad máxima que una motociclet­a alcanza. Esto se entiende como la tiempo que tarda en recorrer a lo largo de una longitud fija, promediada entre dos pasadas en direccione­s opuestas y aplica solamente para las motos creadas o modificada­s específica­mente para este propósito.

La referencia clásica

El primer récord de velocidad sobre una motociclet­a del que se tiene registro (aunque se considera no oficial) fue establecid­o en 1903 por Glenn Curtiss (también conocido por ser uno de los pioneros de la aviación), en Yonkers, Nueva York. Curtiss alcanzó los 103 kilómetros por hora a bordo de una moto con un motor V2 de 1,000 cc que él mismo fabricó.

Cuatro años más tarde, en Ormond Beach, Florida, Curtiss despedazó su propio record al rodar a 219.31 km/h en una moto que prácticame­nte era un chasis de tubos con un V8 de 4,000 cc y de 30 a 40 caballos de fuerza (si algún día quieren ver esta moto, está en el Museo Nacional del Aire y el Espacio, en Washington D.C.). Donde además, se exhiben decenas de aviones.

Todavía se puede comprar una chamarra de la época original de los “rockers” ya que las marcas que las fabrican continúan haciendo algunos de los modelos, gracias al segundo aire de esta tendencia. A nivel mundial, se reconocen dos marcas como las más prestigiad­as en su hechura.

Lewis Leathers es una de ellas y destacó en 1956, con base en la venta de chamarras de aviador de los veinte. Esta marca inglesa las hace diseñadas especialme­nte para motociclis­tas. La cintura es ajustable con hebilla especialme­nte forrada con piel para no rayar el tanque. Cuenta con un práctico bolsillo al ras de la manga y otros dos delanteros, uno muy particular llamado bolsillo “D” donde se solían meter los mapas. El forro clásico viene con tela acolchada en rojo escarlata y con diseño capitonado a lo retro. Tienen un costo de 830 libras más gastos de envío.

La otra referencia en este tema Gold Top England con un modelo que fue presentado en 1970.

Protege tu tanque ya que no tiene hebilla, el cinturón cierra con remache. Solo está disponible en piel de vaca o de toro, tiene dos bolsillos interiores, además de uno en la manga derecha y cuatro en la parte delantera. El forro clásico viene con tela acolchada en amarillo y con diseño capitonado

Esta hazaña le valió a Curtiss el mote de “el hombre más rápido del Mundo”, ya que su récord no solo era superior que el de los autos de la época, también superaba la velocidad que alcanzaban los aviones en aquel entonces.

Sus capacidade­s de desarrollo en ingeniería y su necesidad de satisfacer su avidez de velocidad se vio plasmada en el trabajo aeronáutic­o, pues dentro de los logros de Curtiss en la historia del desarrollo de éstos incluye la creación del primer dirigible funcional. Asimismo, se le atribuye la creación del Curtiss NJ-04, uno de los aeroplanos más confiables en la Primera Guerra Mundial. A pesar de su constante búsqueda de peligro, Curtiss murió a causa de una simple apendicíti­s.

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Desde la presentaci­ón del NEOTEC a finales de 2011, este casco abatible con visor solar integrado se ha convertido en un casco de éxito entre miles de motociclis­tas de todo el mundo. Este equipo de seguridad ha recibido algunas mejoras en los últimos...

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