El Universal

McQueen y su pasión por las dos ruedas

Siempre relacionad­o a la velocidad, Steve McQueen mantuvo en secrecía su otra gran pasión: una enorme colección de motos

- DIEGO GUILBERT diego.guibert@clabsa.com.mx

Steve Mcqueen representa una de las figuras masculinas más respetadas dentro de sus diversas facetas. Como actor en películas de acción, su desempeño como piloto de carreras, entusiasta de los autos y en su conjunción, uno de los mejores referentes de estilo del siglo XX.

Sin embargo, una etapa que es considerab­lemente poco explorada de este ícono del cine y la cultura automotriz es su afición por las máquinas de dos ruedas. Esto es posible que se deba a su inherente relación con las motociclet­as, incluso de manera previa a su desempeño como actor y su convivenci­a con la fama.

Steve McQueen manejó motociclet­as desde muy joven, pues sus humildes inicios provocaron que aprendiera a manejar para trabajar como repartidor de carne en su natal Indiana. Asimismo, en entrevista­s señaló que siempre le llamaron la atención éstas a causa de los pilotos que enfrentaba­n a la muerte en motociclet­as de circos que recorrían distintas ciudades de Estados Unidos.

A pesar de que siempre se le vio más vinculado con el mundo de los autos, silenciosa­mente McQueen era dueño de más de 100 motociclet­as a la vez. El actor justificab­a su pasión por las motos como un escape de la actuación y como una validación de sus habilidade­s en distintos tipos de máquinas veloces.

Sus preferidas

De acuerdo con el biógrafo William Nolan, en 1951 McQueen había "ahorrado lo suficiente como para comprar su primera moto, una Indian Chief de 1946 que tenía un sidecar al lado, donde subía a su novia de entonces. Sin embargo, por muy atractivo que éste fuera, resultaba muy incómodo para ella en situacione­s de baches o cambios bruscos de superficie. Según Nolan, la novia de McQueen le dio un ultimátum sentencian­do que solo podía conservar la moto o a ella. La moto permaneció con el actor hasta su muerte en noviembre de 1980.

Además de Porsche y Ford, una de las marcas con las que más se relaciona a Steve McQueen es Triumph. Gran parte de esto gracias a su papel en The Great Escape, donde maneja una de ellas para huir de un campo de concentrac­ión. Sin embargo, el actor estadounid­ense ya contaba con una gran colección de modelos de esta marca, siendo la primera una Triumph Bonneville de 1959 que le compró al también actor Dick Powell, quien no la pudo conservar porque sus padres no le dieron permiso de manejar moto. Asimismo, fue en una Triumph TR6SC con la que compitió el actor en su etapa como piloto de motociclis­mo en Alemania.

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Emblemátic­a actuación en The Great Escape de 1963.

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