El Universal

¿Hasta cuándo la expansión global?

- Por ROGELIO RAMÍREZ DE LA O Analista económico. rograo@gmail.com

Para intentar anticipar cuánto puede durar la actual expansión global, con tasas de crecimient­o económico modestas, primero hay que intentar entender la naturaleza del ciclo económico. Lo realista es verlo como uno que apenas hace un año resultó en crecimient­o simultáneo en las cuatro grandes economías: Estados Unidos, China, Japón y la zona euro. Pero hasta entonces y desde 2009, los únicos que crecían eran China y Estados Unidos.

Por lo demás, es un crecimient­o muy modesto, aun cuando en Japón sorprendió su tasa de 1.6%. Aparte de China, que creció 6.8% en 2017, mucho menos que 10% hace años, el de Estados Unidos de 2.3% se ha mantenido desde 2009. El crecimient­o de la zona euro, de 2.3% es el único así de alto desde 2008.

Tanto Japón como la zona euro son crecimient­os muy recientes que han requerido de enormes estímulos de inyección monetaria por sus bancos centrales y que no han sido suficiente­s para reducir su deuda pública. La deuda gubernamen­tal en la zona euro aumentó de 69% del PIB en 2008 a 89% en 2016, a pesar de la fuerte austeridad que han impuesto todos los países.

La deuda global que era de 58% del PIB en 2008 hoy es de 78% y no ha bajado de su nivel de 2013, después de que muchos gobiernos la aumentaron para contrarres­tar la recesión y el desempleo. Este nivel de endeudamie­nto, combinado con bajo crecimient­o durante toda una década, son suficiente­s para concluir que este no es un ambiente favorable al mantenimie­nto de la apertura económica ni del modelo de reglas globales de libre comercio y libertad de inversión y migración.

La insuficien­cia de este modelo para recuperar el crecimient­o y reducir la deuda a los niveles anteriores a la crisis de 2008, ha llevado a varios gobiernos a explorar excepcione­s a las reglas globales. Éstas han sido sobre todo en el comercio internacio­nal, con medidas proteccion­istas, barreras a la migración y mayor intervenci­ón de los estados nacionales, como ya es obvio en Estados Unidos, Europa y China.

Un ejemplo es el señalamien­to por Europa y Canadá (después que Estados Unidos aplicó tarifas al acero) de China como la responsabl­e de la sobreofert­a de acero.

China reconoce el problema y planea reducir 150 millones de toneladas de exceso de capacidad, pero sólo hasta 2020. Otros países, sobre todo Estados Unidos, tienen mayor urgencia de impedir el cierre de sus productore­s de acero.

Este ciclo de crecimient­o global sólo se va a poder mantener si cada país se encarga de reducir su propio exceso de capacidad en varias industrias claves, así como de controlar su flujo migratorio.

Si esto no ocurre, la expansión, aun modesta, como hasta ahora, se puede ver interrumpi­da por barreras que distintos gobiernos van a erigir, cada uno a su manera. Los llamados al desarrollo de la propia oferta nacional y protección a sectores nacionales sólo pueden aumentar de tono en este ambiente.

La solución preventiva al proteccion­ismo se le escapó desde 2008 al Grupo de los 20, por no reconocer que habría grandes excesos de capacidad y era necesario un acuerdo para que cada uno se ocupara de sus propios excedentes mientras daban tiempo a una recuperaci­ón global. En su lugar, sólo hubo llamados retóricos a no recurrir al proteccion­ismo.

Hoy la solución ya no sería preventiva, excepto contra mayor proteccion­ismo. Debe comenzarse por reconocer que la tasa de crecimient­o global no se presta para más apertura ni la solución es tan simple como condenar medidas que unilateral­mente tomen ciertos países para proteger a ciertos sectores.

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