El bisnieto de Juárez que se volvió franquista
Cristina Fallarás escribe una novela sobre su abuelo, descendiente del presidente mexicano y militar en la Guerra Civil española
que la narración está apuntalada por los testimonios de sus abuelos y su madre. “La segunda parte de la obra, la historia de mi abuelo Pablo, está escrita como una novela realista, basándome en testimonios. Es en otros capítulos donde introduje una prosa casi poética, como en los finales, centrados en mis recuerdos”.
Fallarás ha intentado rasgar el velo del pasado, pero éste siempre continuará ocultando secretos. “A mi abuelo no lo nombran las crónicas oficiales sobre la familia Juárez, como si su rastro se hubiera perdido en España. Cuando estalló la guerra, su hermano Delfín sí regresó a México y desarrolló una carrera como embajador recuperando el apellido Juárez: Delfín Sánchez Juárez, igual que su padre; pero mi abuelo eligió combatir y quedarse en España. Era muy católico y muy franquista, e incluso hay documentos del espionaje británico que sugieren su relación con otros fascismos europeos”, explica la autora.
Ese recorrido ideológico de un Juárez, desde la tradición revolucionaria a la militancia franquista, puede sorprender al lector, pero Fallarás le encuentra fácil explicación: “La familia Sánchez se había hecho muy rica con la construcción de ferrocarriles, y era de ideología conservadora. Además en mi abuelo y su hermano pesaron mucho la educación jesuita en el orfanato. Los jesuitas fueron expulsados de España en 1932 por la república, contra la que se levantó Franco. Mi abuelo se tuvo que trasladar con ellos a Portugal, y esa experiencia traumática le marcó. Juró venganza, y se unió al golpe de Estado por convicción”.
Con el paso de los años, la figura de Benito Juárez y sus raíces mexicanas terminaron convirtiéndose en una obsesión para el abuelo. “Tenía incluso una estatua en casa. A pesar de que había nacido en Navarra, con los años fue americanizándose. Hablaba mucho de Juárez e iba de visita a México, de donde volvía un poco extraño. Por eso en mi familia desarrolló cierta prevención hacia ‘aquellas tierras’, como las llamaban”.
Fallarás asegura no tener apenas relación con su familia mexicana. Aun así, su camino se ha cruzado numerosas veces con el país. La última, el pasado 18 de mayo, cuando fue multada por participar en una protesta ante la Embajada mexicana de Madrid por la muerte del periodista Javier Valdez.
Este sentido de la militancia es un distintivo del trabajo de Fallarás, y a través de él explica la elección del enfoque para Honrarás a tu padre y a tu madre.
“Un día me di cuenta de que estaba luchando por que se recupere la memoria de la Guerra Civil en España sin haber solucionado mi memoria personal. Si no narramos sin complejos las historias que han ocurrido dentro de nuestras casas, no podemos aspirar a recuperar la memoria del país”.