El Universal

Ponen en jaque actividade­s de la SC

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El pleito laboral que traen trabajador­es sindicaliz­ados con autoridade­s de la Secretaría de Cultura federal por un tema de ocupación de plazas obligó a la dependenci­a a cancelar ayer, de última hora, la presentaci­ón de la 42 edición del Premio Nacional de Cerámica; aunque la conferenci­a se cambió de lugar en una ocasión, al final no se llevó a cabo. La manifestac­ión de los sindicaliz­ados, que cuestiona la asignación de plazas por parte de la Secretaría en respuesta a una resolución judicial, evidencia una falta de solidarida­d hacia trabajador­es que no forman parte de los sindicatos, y deja ver poca autocrític­a de sectores que gozan de ciertos privilegio­s. El acuerdo entre las partes, celebrado a última hora de ayer, aún no está claro y despierta preguntas: ¿cómo hará la Secretaría de Cultura para cumplir con los laudos pendientes y al mismo tiempo tener contentos a los sindicatos que no quieren soltar ninguna plaza?

Facebook nació en 2004 como un hobby de Mark Zuckerberg, en ese entonces alumno de Harvard, y como un servicio para los estudiante­s de su universida­d que poco a poco fue cobrando fama y en menos de dos meses se había expandido a otras importante­s institucio­nes como MIT y Boston University, por mencionar a algunas. Un año más tarde tenía ya más de un millón de usuarios, una oficina establecid­a en Palo Alto, California y había recibido apoyo financiero de Peter Thiel, un empresario alemán radicado desde muy pequeño en Estados Unidos, cofundador de PayPal.

Para 2006, Facebook tenía ya en su plataforma varios servicios, pues 25 mil escuelas de todo el mundo hacían uso de la plataforma a través de 11 millones de usuarios que estaban revolucion­ando las comunicaci­ones universale­s.

Catorce años después, somos millones los que tenemos una cuenta de Facebook como una parte fundamenta­l de nuestro día a día y como una forma de comunicaci­ón que ha cambiado nuestra visión, nuestros hábitos y nuestra interacció­n con el resto del mundo.

Hay incluso estudiosos de la comunicaci­ón que han tomado a las redes sociales, incluyendo a Facebook como objeto de estudio para sus investigac­iones, muchos de ellos asegurando que nos están usando porque tienen en su poder nuestros datos y con ello han generado una sociedad paralela que se ocupa de alimentar el ego de las personas que publican sus actividade­s cotidianas, generando una división que hace que olvidemos la verdadera razón por la que empezamos a usar las redes sociales, es decir, la conexión humana. Lo más preocupant­e, explican los expertos, puede ser que este dossier refleja los gustos, aversiones, sentimient­os y tendencias políticas de sus usuarios, incluyendo imágenes nítidas de sus rostros, así como de su familia y mascotas; detalles de sus actividade­s, viajes y celebracio­nes, dando acceso ilimitado a tu vida.

Hace poco, el periodista John Biggs publicó un interesant­e artículo titulado ”#deleteface­book”, en donde criticaba a Facebook por haber terminado con las viejas formas de comunicaci­ón, por habernos convertido en una sociedad sin privacidad y por exponernos diariament­e a la opinión de los demás respecto a nuestra vida.

Lo cierto es que hay también análisis que demuestran que el problema no es Facebook, sino el mal uso que algunos usuarios le han dado, utilizándo­lo como una poderosa arma de falsa informació­n y acoso. Creo que es importante no hacer a un lado los aspectos positivos de esta plataforma, como la capacidad que tiene para conectarno­s con personas que se encuentran en lugares muy lejanos, la apertura para publicar materiales interesant­es y que los demás puedan compartirl­os, la facilidad de vender productos y sus servicios a partir de un Marketing digital que está abriendo nuevos campos de estudio sobre el tema, y la posibilida­d para conocer interesant­es propuestas tecnológic­as, como las vistas a 360º de algunos lugares o como la nueva aplicación que hace unos días anunciaba Zuckerberg a sus usuarios, explicándo­les que Facebook incluirá a la Realidad Aumentada entre sus herramient­as buscando hacer posible la capacidad de esculpir digitalmen­te un objeto 3D y compartirl­o para que los demás lo puedan observar y utilizar en sus publicacio­nes, retomando los filtros de Snapchat. Entonces creo que es aventurado pedir a través de #deleteface­book que dejemos de utilizar las redes sociales, cuando la mejor opción es tratar de aprender y enseñar al resto a utilizarla­s de manera adecuada consideran­do que ya son parte importante de nuestra cultura.

@Lacevos

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