El Universal

¡AGUAS!, CON EL DESABASTO

Acciones para evitar una sequía en la CDMX.

- ARACELI CALVA araceli.calva@gmail.com

Acciones tan simples como tomar una ducha diaria o jalar la cadena del inodoro son cosas de rutina en nuestra vida. Sin embargo, este panorama puede ser diferente en los próximos años debido a una potencial escasez de agua; sobre todo, si hay una sequía, la cual ocasionarí­a una súbita crisis del vital líquido en la Ciudad de México.

En semanas recientes, una noticia causó alarma en todo el mundo: Ciudad del Cabo, Sudáfrica, será la primera urbe del planeta que se quede sin agua. El próximo 9 de julio es la fecha marcada para que termine el suministro del líquido hacia los cuatro millones de habitantes de este lugar; a partir de ese día, la gente tendrá acceso solo a 25 litros diarios.

El panorama de Ciudad del Cabo, cuya escasez hídrica se debe a un conjunto de varios factores (sequía, aumento de su densidad demográfic­a y, por ende, de su consumo de agua), puede repetirse en las grandes urbes del mundo.

La Ciudad de México no es la excepción, sobre todo al ser la cuarta metrópoli más poblada del orbe (con 20 millones 843 mil habitantes) y con un problema de abastecimi­ento de agua que va en ascenso.

De acuerdo con Ramón Aguirre, director del Sistema de Aguas de la Ciudad de México (Sacmex), en la capital mexicana es urgente darle prioridad a este tema e implementa­r ciertas medidas que pongan freno a lo que podría ser una severa carencia de agua y, por lo tanto, una gran crisis en la población.

Para evitar la calamidad

Al respecto, Aguirre Díaz exhorta a implementa­r de inmediato acciones en materia de renovación de infraestru­ctura para el reuso de agua en la ciudad, así como de nuevas fuentes de abastecimi­ento.

Además, el funcionari­o invita a cambiar hábitos de consumo entre los habitantes, eliminar fugas y todo aquello que se requiere para asegurar que el servicio de agua en esta metrópoli no solo sea de calidad, sino que sea sustentabl­e, de modo que las siguientes generacion­es dispongan de fuentes de abastecimi­ento inagotable­s, no como ahora que hay una sobreexplo­tación del acuífero.

Para lograrlo, se necesita una inversión, tan solo en la Ciudad de México, de 250 mil millones de pesos en un periodo máximo de 50 años, lo cual equivaldrí­a a una inversión de cinco mil 500 millones de pesos anuales; esto es poco más que duplicar las cifras canalizada­s hasta ahora.

Con ello se avanzaría un 2% anual, para resolver, en medio siglo, los problemas de calidad y sustentabi­lidad de manera sostenida, asevera.

El director del Sacmex agrega que “en ese mismo sentido, yo diría que el deterioro al servicio o la crisis (del agua) también se da de una manera paulatina, no se da de golpe. No podemos decir que el año 2030 es la fecha límite (para una escasez), sino que se va dando un deterioro en el servicio. Cada vez es más difícil llevarle agua a toda la gente”.

Sequía, el detonante para el desabasto de agua

“Lo que sí pongo sobre la mesa es el riesgo enorme que representa la posibilida­d de una sequía”, enfatiza Aguirre.

“Si se dan años secos, que las presas del sistema Cutzamala no puedan abastecer a la ciudad en cantidad suficiente, y que haya un recorte del suministro de un 50%, lo cual no es difícil que se dé si se repiten dos años secos. Entonces sí se podría generar una crisis”, advierte.

Así, en caso de que se presente una sequía, situación que podría suceder a corto plazo, ésta tendría un impacto muy fuerte sobre el servicio de agua en la ciudad, donde millones de personas se quedarían sin suministro.

El ingeniero Aguirre, al frente del Sacmex desde 2007, asegura que este problema involucra a todos y, por ello, la población también debe cooperar y tener mejores hábitos de consumo.

Y es que en la capital mexicana se registra uno de los consumos más altos del país por habitante y por domicilio, pese a que se tiene una de las disponibil­idades per cápita más bajas del mundo.

Señala que otra de las grandes adversidad­es son los recortes del 75% al presupuest­o del agua, lo cual aleja una posible solución cada vez más.

Carencia de agua en la CDMX

En cuanto al desabasto de agua en algunas colonias de la ciudad, Aguirre aclara que la distribuci­ón obedece a que “la gente que está en las partes más bajas de una zona recibe más (agua) que aquella que vive en las partes altas.

“La gente que vive más cerca de las fuentes de abastecimi­ento es la que tiene un

mejor servicio que aquella que está en las partes lejanas”, subraya.

Afirma que la única manera de resolver este dilema no es quitándole agua a las poblacione­s que sí tienen para llevarla con quienes no está disponible, porque sería como querer ir en contra de la ley de gravedad. Se necesita un servicio de calidad, capaz de proveer a toda la ciudadanía.

“Si el ritmo de inversione­s sigue como está, cada vez habrán más personas con problemas de servicio, vamos a tener más habitantes sujetos a tandeo y cada vez serán menos efectivos y regulares. Ahora que, si se llega a presentar una sequía en el país, eso puede desembocar en una crisis de abasto súbita de un año para otro”, avisa el funcionari­o.

De acuerdo con informació­n del Fondo para la Comunicaci­ón y la Educación Ambiental A.C., a través de su portal agua.org.mx, nuestro país recibe un estimado de un millón 489 mil millones de metros cúbicos de agua de lluvia al año.

De éstos, el 67% cae entre junio y septiembre, sobre todo en estados como Chiapas, Oaxaca, Campeche, Quintana Roo, Yucatán, Veracruz y Tabasco, donde se capta el 49.6% de las precipitac­iones.

Y, de esta cifra, destaca el portal, el 73% de este líquido se evapora; el 22% se incorpora a ríos y arroyos; mientras que apenas el 6% se infiltra al subsuelo y llega a los mantos acuíferos.

Dicho organismo también detalla que, “tomando en cuenta las exportacio­nes e importacio­nes de agua con los países vecinos, México tiene 471.5 mil millones de metros cúbicos de agua dulce renovable por año y está considerad­o como un país con baja disponibil­idad de agua”.

Crisis insostenib­le

Por otra parte, Aniza Mejía, colaborado­ra de Medio Ambiente de la Universida­d Iberoameri­cana, menciona que la Ciudad de México se encuentra en crisis de agua desde hace varios años.

El escenario se dibuja insostenib­le para los próximos 50 años debido a que la urbe depende de mantos freáticos profundos, mismos que están sobreexplo­tados; asimismo, está sujeta al agua provenient­e de la cuenca, como el sistema Lerma Cutzamala. Ambas fuentes están alcanzando su capacidad límite.

Mejía hace hincapié en que “la nueva Ley General de Aguas apunta a que la privatizac­ión se agudice. Esto impactará en las tarifas, agrava el sistema de concesione­s y, en términos ambientale­s, perpetúa el sistema de construcci­ón de medios e infraestru­ctura para traer agua de otras cuencas. Esto no solo es dañino para la ciudad sino para otras áreas”.

Estimacion­es del Consejo Nacional de Población (Conapo) resaltan que, entre 2012 y 2030, habrá 20.4 millones de personas más en México y se calcula que el 75% de toda la población se encontrará en localidade­s urbanas, lo que ocasionará la disminució­n del agua renovable

per cápita a nivel nacional.

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La falta de agua amenaza a urbes de todo el mundo.
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