Más allá de la imaginación
¿Se dice elefante, “fafolante” o “pasquidermo”? Esta es una de las preguntas que los seis viejitos ciegos que habitan el asilo El Recuerdo se hacen todos los días y el punto de partida de Elefante.
Esta obra se basa en un cuento de la tradición sufi (rama mística del Oriente Medio) que ubica a un grupo de ciegos frente a un elefante: al unir la percepción de cada uno, logran hacerse una idea del animal.
“Elegimos que fueran ancianos porque es gente muy sabia, que tiene muchas historias que compartir si nos tomamos el tiempo de escucharlos”, considera la directora escénica Sofía Sanz.
“Ahora todo tiene que ser brillante y moderno y creo que en esta sociedad donde la vorágine va tan rápido estamos dejando a nuestros ancianos”, lamenta.
Con nada más que su cuerpo los actores de la compañía Ópera Irreverente se transforman no sólo en personas de la tercera edad sino en castillos, dragones y montañas. Gracias a la técnica de teatro corporal, llamada espacio mínimo, es que cada historia es contada: toda la acción ocurre dentro de un tapete.
“El público se involucra con la imaginación y con la mente. Queremos apostarle a estas apuestas que no están tan digeridas”, explica Sofía Sanz.
El montaje, diseñado para niños a partir de los cuatro años, cuenta a través del canto y con músicos en vivo, historias como la leyenda del guerrero azteca Tlecuauhtli y la del