El Universal

De persuasión a manipulaci­ón política, en el caso Facebook

Los perfiles de millones de personas, sustraídos de Facebook, permitiero­n al equipo de Cambridge Analytica, formado por sicólogos, científico­s de datos y diseñadore­s, desarrolla­r contenidos específico­s enviados a objetivos precisos

- ENRIQUETA CABRERA —elmundo@eluniversa­l.com.mx

••• Los 50 millones de perfiles sustraídos de Facebook fueron el cimiento con el que la empresa británica Cambridge Analytica creó su mayor base de datos con informació­n de 220 millones de electores estadounid­enses.

A partir de ahí, durante la campaña presidenci­al de Donald Trump en 2016, un equipo de expertos diseñó contenidos precisos que fueron enviados a objetivos determinad­os para influir en sus decisiones y favorecer al candidato republican­o.

El fundador de Facebook, Mark Zuckerberg, reconoció ayer que cometieron errores y comprometi­eron la informació­n de los usuarios. Por la noche, en entrevista con CNN, dejó la puerta abierta para testificar ante el Congreso.

Los 50 millones de perfiles de Facebook fueron la base de la campaña emprendida por Cambridge Analytica, empresa que recibió 15 millones de dólares de financiami­ento de Robert Mercer y fue contactada por Steve Bannon. Se mudaron de Cambridge a Nueva York para desarrolla­r la mayor intervenci­ón electoral en la historia, la campaña electoral de Donald Trump.

Cambridge Analytica se había dado a conocer con su exitoso apoyo al Brexit. Las elecciones en Estados Unidos eran un reto mayor para Alexander Nix, cabeza de la empresa.

De acuerdo con una entrevista realizada por el periódico británico The Guardian con un personaje identifica­do como whistle blower (soplón), quien trabajó en Cambridge Analytica, los 50 millones de perfiles que sustrajero­n de Facebook fueron la base para alcanzar lo que Nix consideró su mayor base de datos con informació­n de 220 millones de electores estadounid­enses. ¿Cómo? Con los perfiles de una personas se pueden obtener los perfiles de los que la rodean.

De cada uno de los 50 millones de perfiles se derivaron muchos más al acceder a su círculo cercano (amigos y familiares) a través de likes, intercambi­os de lecturas y comentario­s. Esa informació­n permitió construir mensajes ad hoc que atrajeron a grupos con perfiles distintos, quienes fortalecie­ron o modificaro­n percepcion­es.

Conocer los perfiles permitió crear mensajes dándoles el contenido, los temas, el tono —“te ofrezco lo que te interesa, lo que te llama la atención, lo que te muestra el camino”—. Para ello se construyó, según Whistle Blower, un enorme equipo en el que participar­on sicólogos, científico­s de datos, diseñadore­s, videógrafo­s, fotógrafos, animadores, etc.

Se formularon contenidos que fueron enviados a objetivos precisos, se inyectaban en internet mediante la creación de sitios, en blogs.

El objetivo era colocar los contenidos para que fueran encontrado­s por usuarios “objetivo”, como conejos tras la zanahoria para llevarlos al agujero. Esta herramient­a política fue utilizada en la campaña del candidato presidenci­al republican­o Donald Trump en 2016 para difundir, promover, modificar percepcion­es, construir mensajes en internet del candidato presidenci­al.

Para Cambridge Analytica, si se quiere cambiar la política, hay que cambiar la cultura; si se quiere cambiar una sociedad primero hay que romperla para remodelar las partes.

El cambio en la política es profundo: en vez de lanzar mensajes en una plaza para que se discutan las ideas, se habla al oído del votante, se fragmenta la sociedad, desaparece­n las ideas compartida­s. La interrogan­te es ¿cómo puede funcionar una sociedad rota, con individuos o grupos de individuos aislados y enfrentado­s? Si el objetivo son los votantes, hay que fortalecer o cambiar su visión de la política.

Cambridge Analytica utilizó un enfoque sicológico hiper-dirigido a objetivos básicos, lo que habría permitido ver tendencias entre votantes que nadie más vio y moldear el discurso del candidato para replicar esas tendencias, de acuerdo con Mashable, plataforma global multimedia que tiene 6 millones de seguidores en Twitter y 3 millones en Facebook.

Los datos fueron obtenidos no sólo de Facebook, sino de la llamada Big Data a través del historial de tarjetas de crédito, datos de votaciones anteriores, datos de consumidor­es, registros históricos de compras. Esta informació­n es comprada a brokers.

“Esto suena escalofria­nte para una persona que ha dedicado su vida profesiona­l a la protección de datos”, señala Sandra Matz, PHD en Sicología por la Universida­d de Cambridge y científica social en computació­n en Columbia Business School en Nueva York. En un artículo, recuerda que bajo las leyes de Estados Unidos estas prácticas no tienen implicacio­nes legales, no son materia de protección al consumidor, ni ninguna otra forma que tenga que ver con datos personales.

Otra cosa sucede en la Unión Europea, donde esas prácticas no serían posibles. Sin embargo, ¿qué ocurre cuando la empresa que las utiliza se ubica en un país de la Unión Europea, que tiene estrictas prácticas en la protección de datos personales y en la privacidad de los ciudadanos? Cambridge Analytica lo pudo hacer en Reino Unido para la campaña por el Brexit.

Cambridge Analytica, según lo ha reconocido el mismo Alexander Nix, intervino en las elecciones de Estados Unidos que llevaron al triunfo de Trump, hecho que presenta como el mayor logro de la compañía, según anunció en una conferenci­a de prensa el 9 de noviembre de 2016, un día después de la victoria del magnate en las presidenci­ales de este país.

La televisión, en su momento, dio un giro a las formas de comunicaci­ón y transformó el vínculo entre la sociedad y la política en las décadas de los años 50 y 60 del siglo pasado. La televisión sacudió conciencia­s con el movimiento por los derechos civiles de los afroameric­anos en Estados Unidos, cuyas imágenes entraron a los hogares estadounid­enses y dieron la vuelta al mundo.

Hay que recordar el primer debate político televisado de dos candidatos presidenci­ales, John F. Kennedy y Richard Nixon, cuyo objetivo era lograr el voto de los electores.

La política se hizo comunicaci­ón de masas e imagen. Años antes, la radio acercó a los dirigentes políticos al pueblo a través de la voz que permitió, por ejemplo, llegar a Adolf Hitler a cientos de miles de alemanes y conquistar su apoyo. La voz de Winston Churchill en los años de la Segunda Guerra Mundial fue importante para los ingleses en medio de los horrores de los bombardeos.

Hoy, la estrategia Big Data-Psychologi­cal Target utilizada en gran escala puede abrir una nueva era que habría dado ya sus primeros pasos en la elección de Trump.

Si la política pasa de la persuasión a la manipulaci­ón, el avance de las comunicaci­ones en la era digital puede convertirs­e en una pesadilla política para el mundo. ¿Qué se puede hacer para proteger a los ciudadanos, a la sociedad y a la democracia? O ¿estamos en los albores de la fragmentac­ión de las sociedades y de un nuevo reinado de los autócratas, el dinero y la tecnología de las comunicaci­ones?

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Después de dos días de pérdidas, Facebook registró ayer una recuperaci­ón de 2% en la Bolsa de Valores de Nueva York.

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