Su destino era volver a México
La enóloga Lulú Martínez, luego de una carrera en Francia, regresa a casa
La enóloga ensenadense Lulú Martínez cree firmemente que, además de su esfuerzo y pasión, el destino jugó un papel muy importante en el desarrollo de su carrera profesional en el mundo de la industria vitivinícola.
“Me fui a Francia a los 18 años a aprender francés porque quería estudiar derecho internacional pero, estando allá, visité a un amigo en Burdeos. Ahí descubrí la Facultad de Enología, y que se podía estudiar para producir vino. Apliqué para el examen y me quedé,” recuerda.
Al terminar la carrera y la especialización en enología (y con muy altas calificaciones), Lulú mandó su currículo para entrar a trabajar en los primeros y segundos Grand Crus franceses; es decir, en la región donde se producen los vinos más notables de la región vinícola de Burdeos. Para la sorpresa de Lulú, Henri Lurton —dueño del Grand Cru Classé, Château Brane-Cantenac, en Margaux— se interesó por su perfil, la entrevistó y la contrató.
“Hay tantas profesionistas que, después, ya en el mundo laboral, no encuentran lugar porque se le da prioridad a un hombre. En ese entonces yo pensaba que iba a ser imposible encontrar trabajo y que tenía que regresar a México. Por supuesto que nunca me imaginé que, en Brane-Cantenac, me aceptarían. Tenía todas las probabilidades en mi contra: era joven, era mujer y era extranjera. Pero lo logré y no lo esperaba. Siempre voy a estar agradecida con Henri por darme esta oportunidad,” recuerda Lulú.
Pero el destino le aguardaba a Martínez otra gran sorpresa: el patriarca de la familia Lurton, Lucien, conocía los viñedos de Baja California y era amigo de Camilo Magoni y Luis Cetto, dos grandes personalidades del vino mexicano y pioneros del trabajo vinícola en la zona del Valle de Guadalupe.
La anécdota es conocida por muchos en Baja California: “Me contaron que Lucien Lurton y Camilo Magoni se hicieron amigos cuando Ma-
goni tenía dificultades para encontrar agua. Lucien le recomendó a un brujo buenísimo que le ayudaba a encontrar agua para sus viñedos en Francia. Entonces, Magoni le mostró los mapas de sus viñedos a Lurton y el brujo señaló los puntos donde el agua habría de ser encontrada,” dice Lulú.
La siguiente vuelta en el destino de Lulú fue enterarse que la familia Lurton estaba dispuesta a invertir en México y, gracias a su trabajo y relación con la bodega, para Henri fue lógico encomendar la misión y el proyecto a una enóloga bajacaliforniana. Así que, después de casi 10 años de trabajar a la par elaborando vinos en Francia, Lulu y Henri se lanzaron a Baja a investigar y buscar las uvas necesarias para las primeras vinificaciones.
“No solo fue regresar a mi tierra, sino hacerlo con Henri Lurton. Fue inesperado y un orgullo increíble de que alguien como Lurton se interesara en esta zona. Regresar con mi familia, después de haber estado fuera durante 16 años, y con este proyecto increíble fue el destino. Porque, ¿cuáles eran las posibilidades de que terminara en ese château donde, después, se haría este proyecto en México? Fue increíble, mágico.”
Bodegas Henri Lurton tiene varios años trabajando en Ensenada y cuentan con tres añadas en México; y están muy contentos con los resultados. Actualmente elaboran tres etiquetas con uvas provenientes de Valle de Guadalupe y San Vicente: Cabernet Sauvignon, Syrah y Chenin Blanc, en donde las uvas para este último provienen de viñas de más de 100 años de edad. El equipo de Lulú, en el que también trabajan los hijos de Henri Lurton, Vincent y Nicolas, se encuentra en el proceso de plantar su propio viñedo, con el propósito de ejercer un mayor control en la producción y cuidado de la uva y, además, para conocer con mayor profundidad el terruño y lograr los mejores resultados.
“Lo más bonito de trabajar con la tierra es que, año con año, te da humildad y aprendes; porque te enseña a que no controlas y a que eres un elemento más en un ecosistema. Tienes que estar bien atento con un terruño; es como una relación con una persona: cada año te enseña cosas diferentes, lo entiendes mejor y le agarras más cariño”.