El Universal

“Los muertos vivientes” que deja el cristal

Después del alcohol, la metanfetam­ina es la droga de mayor impacto en nueve estados de México; EL UNIVERSAL recorrió parte de esa geografía y entró en la ruta de alto consumo

- Texto: ÍÑIGO ARREDONDO Fotos: VALENTE ROSAS

Alberto lleva 15 minutos de intentos fallidos. Busca una vena en sus antebrazos, otra en el muslo de su pierna izquierda. Con una mano sostiene la jeringa que contiene la esperada carga de ice que minutos antes derritió bajo fuego.

El deseo por esa sensación de euforia y excitación en todo el cuerpo es incontrola­ble para él. Sí, una dosis de cristal.

Con la otra mano, Alberto palpa distintas partes de su cuerpo para hallar alguno de los conductos por donde retorna la sangre a su corazón. Busca. Ansioso, busca algo que lo tranquilic­e. De nuevo: pierna izquierda, muslo derecho y otra vez el izquierdo. Luego las mangas largas cubrirán las heridas en los brazos. Debajo de la rodilla, es notoria la piel en estado de descomposi­ción con huecos provocados por la continua entrada de la aguja.

Intenta, intenta y vuelve a fallar. El simple taco to no ayuda. Cada vez que entra la cabeza de la aguja en su piel, genera una sonrisa fría. No parpadea. Las muecas de alegría o enojo en su rostro van y vienen igual que los intentos. La jeringa está roja. Por fin entra. Jala para verificar que es una vena. La esperada dosis entra lentamente.

En este cuarto de cuatro por cuatro metros máximo, hay más consumidor­es de diferentes edades, ninguno es menor. Todos consumen cristal. Como Alberto, algunos se inyectan la sustancia, otros la mezclan con heroína y otros sacan sus pipas y la fuman. Otros más aplanan un pedazo de aluminio, ponen el cristal en el centro y pasan el encendedor por debajo para después, con un popote o un pedazo de pluma, inhalar. Quienes quieran inyectarse pagan 50 100 pesos, depende de lo que compren. Sin excepción, todos los consumidor­es de dosis por vía intravenos­a toman una de las jeringas que están en un estuche de plástico verde. Sólo las limpian con un poco de agua antes de buscar una vena. No hay conciencia sobre el riesgo de contraer alguna enfermedad.

Alberto no mira de frente. No pierde concentrac­ión. Pero cuenta que vende al día entre 50 y 60 dosis de cristal, cada una en 50 pesos. Hay quien llega a revender parte de sus dosis, al salir de ahí, en 20 o 30 pesos. Esta escena es común en el valle entre Mexicali y San Luis Río Colorado, en la frontera con Estados Unidos.

Aquí, el cristal ha convertido a personas en “muertos vivientes”, que caminan hablando solos. Que viajan en el sinsentido de la necesidad de una nueva dosis.

Uso y consecuenc­ias en ascenso

El consumo de cristal no es un problema menor de salud pública en México. El número de ingresos a centros de tratamient­o y rehabilita­ción no gubernamen­tales casi se triplicó entre 2008 y 2016: pasó de 8.8% a 22.2%.

En 2008 la metanfetam­ina era la quinta droga de impacto a nivel nacional. Hoy es la segunda tras el alcohol. En 2010 eran sólo tres estados los que tenían como droga de impacto el cristal, es decir, aquella por la que se registran ingresos a centros de atención. Para 2016, en su más reciente informe, el Sistema de Vigilancia Epidemioló­gica de las Adicciones (Sisvea) documenta que son nueve: Baja California, Baja California Sur, Sonora, Sinaloa, Durango, Nayarit, Jalisco, Guanajuato y Colima.

Del total de la población que ha entrado a centros de tratamient­o, de 1994 a 2016, 15.2% lo ha hecho por el cristal, siendo los últimos cinco años los de mayor índice. Dejó atrás a la cocaína, marihuana, heroína y sólamente es superada por el alcohol.

La División Antidrogas de la Policía Federal tiene identifica­do al cristal como la segunda droga más decomisada en los últimos seis años, debajo de la cocaína y la heroína. El titular del área, comisario Juan Carlos Silva, reconoce en entrevista con EL UNIVERSAL: “Hay una producción fuerte. Parte de esta droga se queda en los lugares de producción, puede ser que les pague a los integrante­s de estas estructura­s en especie. Lo otro es que también es sumamente barato. No tienes que pagar una protección ni logística desde Colombia, Perú, etc”. La metanfetam­ina producida en México, detalla Silva, se va a EU en una “ruta natural” por el corredor Michoacán, Jalisco, Sinaloa, Sonora, Baja California, pero también hay registros de que la producción ha llegado a Japón, Australia, España y Alemania.

Los tres grupos delictivos que fabrican esta droga sintética son los que operan en Michoacán y Sinaloa, además del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).

Vidas en incendio

Beatriz es adicta al cristal. Por dos décadas ha vivido así en la frontera. Es testigo de cómo el costo para adquirir la droga ha disminuido, lo que antes costaba 600 pesos ahora puede estar entre 50 y 100 o menos. En el camino a “la descomposi­ción”, vio a su hija caer en la misma adicción y a varias mujeres más.

Ahora, en la clínica para mujeres en San Luis Río Colorado, orienta a jóvenes que ingresan, como Laura, de 17 años, quien se inició en el consumo a los 13. Algunas de sus compañeras lo hacían para bajar de peso, pero ella lo hizo por curiosidad. Es su segundo anexo, del primero logró estar limpia unos meses, pero volvió a caer, con más fuerza. Vivió dos años y medio en la calle, hasta que un policía que la conocía desde antes la detuvo por robo, la llevó con su familia y la condujeron de nuevo a la clínica.

“Es una sensación de que tu corazón no puede dejar de latir tan rápido”, dice sobre la experienci­a de la droga. Robó y vendió cristal para poder seguir consumiend­o. Una vez que no consiguió cristal, después de “varios días” de usarlo y no dormir, despertó cuando era violada por hombres con los que vendía la droga. Recordarlo le sigue generando “vacío”. “Yo no puedo vivir sin esa sustancia. No puedo vivir fuera de un centro sin consumir. Es una sustancia que me jala a lo malo”.

Rogelio toma un poco de arena con la mano poniendo una rodilla sobre el piso y dice que de noche una extensión, que está a uno o dos centímetro­s bajo la arena, se ilumina. De focos ámbar y de luces verdes, para que entre y salga la avioneta. El 95% de los vuelos ilícitos se hace en esta zona con avionetas cargadas de droga desde Sinaloa. “Es territorio de pistas y gente que ahorita puede estar regando una parcela y en la noche trae un cuerno [un fusil “cuerno de chivo”] y está esperando la carga. Cuando es tiempo bueno, hasta dos veces por semana, y en dos o tres puntos. Viene en bolsas de kilajes y acá las separan en libras y van los pedidos a

los puntos americanos, pero se queda una gran cantidad, más que antes. Hay veces en que las personas te dan hasta 7 mil dólares por un pájaro (avioneta o gaviota). Con una persona que mande y tres o cuatro que te ayuden logras la extracción del avión. Bajas y les guardas a los dueños y entregas y es el intercambi­o de dinero”. Él consumió heroína y cocaína, hasta que llegó el cristal. “Conozco familias donde la mamá le da el foco [cristal] al hijo, y al hijo se lo arrebata la abuela y a la abuela, el nieto”.

El decomiso de metanfetam­inas por las secretaría­s de la Defensa Nacional (Sedena) y de Marina (Semar) de 2008 a la fecha es de 206 mil 81 kilos. En 2008 se aseguraron 81.25 kilos, para 2009 pasó a 7 mil 505 kilos. De ahí la cifra no ha bajado. El promedio en el periodo analizado es de 20 mil kilos en decomisos al año. El 2015 es el año con la mayor cantidad, casi 36 mil. De 2013 a 2017 se concentra 60%. Los estados con la mayor cantidad de decomisos son: Sinaloa (47%), Jalisco (15%), Baja California (6.9%), Michoacán (6.7%), Sonora (6.1%) y Durango (5.7%), mientras que en Culiacán se concentra 74% de los aseguramie­ntos, Tlajocomul­co de Zúñiga 62%, Ensenada 40%, Huetamo 20%, San Luis Río Colorado 60% y Tamazula 95%.

Esos estados están en la lista con la mayor cantidad de gente adicta al cristal. Michoacán es la excepción, pero está en segundo puesto; en 2012 representa­ba 2.5% y ahora casi 25%.

En EU, el Centro Nacional de Estadístic­as de Salud (NCHS, por sus siglas en inglés) registra un aumento de 400% en las muertes por sobredosis de sico estimulant­es como la metanfetam­ina, de 2008 a 2015.

La Administra­ción Antidrogas de EU (DEA) documenta que la metanfetam­ina es “una amenaza” en el informe 2017 National Drug Threat Assessment. Observa un decremento de la producción en EU y destaca que la mayoría proviene de México. El análisis apunta a que el cristal es ahora más potente, puro y barato. El precio en 2011 por un gramo era de 98 dólares y ahora es de 58, factor que ha generado el incremento en su consumo. El número de incautacio­nes también ha aumentado. Registra un crecimient­o de 157% de 2012 (8 mil kilos) a 2016 (21 mil kilos); 70% de los decomisos se efectúa en la frontera entre Baja California y Sonora.

Frente a Nogales, Sonora, de 2015 a 2016 aumentó 92% el decomiso por parte del gobierno estadounid­ense en la frontera. En esa ciudad, vecina de Nogales, Arizona, las autoridade­s explican que no se vende cristal porque eso “calentaría la plaza”. Ahí vive Julián, un dealer. Trabaja en uno de los dos lados de las vías del tren, en referencia a los grupos delictivos organizado­s que controlan la ciudad. Unos pintan de rosa su cristal y otros lo entregan blanco para diferencia­rse.

De 27 años, Julián dice que es muy difícil no pertenecer a la “mafia” si se crece en la zona. Desde hace unos años se dedica a la venta de ice en uno de los 74 “tiraderos” que asegura tener. Ahí habla sobre cómo cumple roles de 12 horas, aunque la oferta se mantiene todo el día. La venta es mayor los fines de semana y en quincena. “De este lado sólo se venden cienes y del otro pura tostada [50 pesos]”, explica.

Ha visto cómo el cristal desbancó a la cocaína: antes se vendían en 12 horas 600 dosis de cocaína, ahora llegan a 200, mientras que de cristal se venden mil o mil 200 en ese lapso. “El cristal ahorita es lo más económico”.

A los distribuid­ores les llega empaquetad­o el enervante, listo para venderse. Explica que viene cocinado desde Culiacán. “La libra de cristal la veníamos agarrando en 6 mil pesos en Culiacán, y el right, traerla de allá para acá nos costaba mil 500 pesos, venían siendo 7 mil 500, y al brincador le pagas 200 dólares. Y eso te lo venían pagando en mil 300 dólares allá”, detalla Julián.

Quienes han probado el cristal en México y en EU dicen que la droga gringa tiene más fuerza. David, de 19 años, explica que el ice de allá tiene efecto “como si te levantaran” y que el de aquí tiene “como más químicos”.

“La de aquí como que es más adictiva, diría yo, porque al no causar tanto efecto como que la necesitas más”, declara.

Félix Higuera, director general de Salud Mental y Adicciones en Sonora, señala que el consumo de cristal a lo largo de la última década ha sido un problema de salud pública. Por ello se han emprendido acciones de sensibiliz­ación. En 2017 registraro­n una caída de 10% en los ingresos a centros de ayuda.

Las urbes con más consumidor­es son Hermosillo, la capital y Ciudad Obregón, ambas son las más pobladas. “El consumo se ha elevado en función de la disponibil­idad y las caracterís­ticas específica­s de la droga. Ahora no es tan pura como en el pasado. Hasta en internet la gente puede encontrar la fórmula. Es tan fácil como ir a una farmacia, comprar lo que se necesita para diseñarla. No necesariam­ente hay que esperar al que reparte, sino hacerla en casa. Hay gente que se quema incluso, que se le incendia la casa, porque los productos que se usan también son explosivos”, señala.

En 2015, la Secretaría de Seguridad Pública del estado decomisó 75 mil dosis, para 2017 eran más de 600 mil. Existe una mayor oferta. La dependenci­a ha detectado la venta de cristal vía redes sociales o inclusive personas que hacen tarjetas de presentaci­ón para ofrecerla. “La metanfetam­ina viene del sur, de Jalisco fundamenta­lmente, y de Sinaloa. Y lo que hacen es pasar la última etapa de lo que es la droga sintética. Los precursore­s entran por vía marítima”, explica Adolfo García Morales, al frente de la SSP.

En los últimos 10 años, al menos 113 contenedor­es han ingresado al país con precursore­s o con metanfetam­ina elaborada y 90 de 113 arribaron desde China. Más de 60% llegaron al puerto de Lázaro Cárdenas, en Michoacán, seguido por Manzanillo, Colima.

El Servicio de Administra­ción Tributaria (SAT) pone a disposició­n de las autoridade­s los decomisos de la Marina y reporta que en 2011 y 2012 se concentró la mayor cantidad. Se ha documentad­o que los contenedor­es llegan de China, pero arriban a Centroamér­ica y suben por la vía terrestre a Michoacán, Jalisco y Sinaloa.

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Como en el caso de la cocaína barata, crack ,o bazuco y la marihuana, el cristal puede fumarse. Esta imagen es típica entre los adictos de la costa mexicana del Pacífico.
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El consumo de metanfetam­inas por la vía intravenos­a es considerad­o uno de los más peligrosos, porque los adictos suelen compartir jeringas e incrementa­n así el riesgo de contagio de enfermedad­es como hepatitis C y VIH.

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