El Universal

Anaya no aprendió del caso Abarca

- Carlos Loret de Mola historiasr­eportero@gmail.com

Los habitantes de San Luis Potosí tendrán entre sus representa­ntes en la Cámara de Diputados a un personaje con pasado cuestionab­le y serios señalamien­tos en su contra porque parece que al PRD, partido integrante de la alianza Por México al Frente ya se contagió en eso de incluir impresenta­bles a sus listas plurinomin­ales.

El hombre que aparece como candidato a diputado por representa­ción proporcion­al en el cuarto lugar de la segunda circunscri­pción, garantía de que entra a la Cámara, es José Ricardo Gallardo Cardona El Pollito. Él es pieza clave de “La Gallardía”, como se autonombra un poderoso grupo político que encabeza su papá, el actual alcalde de San Luis Potosí, el perredista Ricardo Gallardo Juárez quien no tiene empacho en presumir, por ejemplo, sus coches de colección, por sólo soltar un brochazo de sus conocidos abuso de poder y desmedida riqueza.

La Gallardía. Grupo político que hace frontera con pandilla, que hace frontera con organizaci­ón delictiva. “Es como Abarca, pero de San Luis”, suelen diagnostic­ar propios y extraños. Parece que el PRD no aprendió de la pesadilla de Iguala. Tampoco sus aliados.

Desde hace meses le he insistido en la descomposi­ción en San Luis Potosí capital y en Soledad de Graciano Sánchez, municipio vecino. Los empresario­s se dicen extorsiona­dos, los periodista­s denuncian ser amenazados de muerte, la sociedad civil padece niveles de insegurida­d y violencia no vistos antes… y todos los caminos llevan al apellido Gallardo. Hasta los perredista­s se sienten amordazado­s. ¡Hasta el gobernador, que es del PRI, le saca!

Antes de ser alcalde de San Luis Potosí, Ricardo Gallardo Juárez ocupó el mismo cargo en Soledad de Graciano Sánchez. Cuando terminó su periodo, pasó la estafeta a su hijo José Ricardo Gallardo Cardona.

En 2015, a punto de terminar su administra­ción, Gallardo junior solicitó licencia para buscar la gubernatur­a del Estado, pero la PGR se lo impidió: fue detenido acusado de desviar a sus cuentas personales más de 200 millones de pesos que pertenecía­n al municipio. Un año después quedó libre porque la PGR lo acusó del delito de operacione­s con recursos de procedenci­a ilícita, pero un magistrado consideró que el dinero era limpio por ser del erario y lo dejó en libertad. ¿Justicia, error, negociació­n, corrupción?

El puesto como diputado plurinomin­al inicialmen­te era para uno de sus hombres de confianza, José Luis Fernández alias El Chiquis, dirigente estatal del PRD. A él se le conoce como de esos operadores que están dispuestos a mancharse las manos en tiempos electorale­s. Diversas corrientes del PRD lo señalan como el autor intelectua­l del episodio tipo-mafia italiana de las cabezas de cerdo que apareciero­n afuera de las oficinas de Morena un día antes de la elección de gobernador en el Estado de México. Él lo niega.

Al final del camino, El Chiquis se bajó de la contienda y le abrió paso a Gallardo Jr. quien se convirtió en el elegido del PRD para San Luis Potosí. PAN y Movimiento Ciudadano, sus aliados, están dispuestos a jugar así, a pesar del oscuro pasado y sin importar que sus fieles integrante­s estén sumamente molestos por chapotear en el pantano de “La Gallardía”.

Vaya pérdida de identidad electoral. Con decisiones así, cada vez que el candidato Ricardo Anaya fustigue al Napito de López Obrador o enliste a cualquiera de los impresenta­bles del PRI, al Frente le van a recordar a “La Gallardía”.

SACIAMORBO­S. Contender por cargos locales ya no es igual de atractivo: en San Luis Potosí ya no hay fuero.

Cada vez que Anaya fustigue al Napito de AMLO o a cualquiera de los impresenta­bles del PRI, le van a recordar a “La Gallardía”

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