El Universal

Lenta ejecución de políticas de movilidad

- Por CARLOS SAMAYOA Colaboraci­ón especial Campañista de movilidad en Greenpeace México

La Ciudad de México ha sido catalogada como la urbe más dolorosa para trasladars­e en el mundo, según la encuesta global de IBM, El dolor del viajero: Congestión de tráfico, dolor en el camino. Para quienes vivimos en la capital mexicana, lamentable­mente, este resultado no es una sorpresa cuando a diario nos enfrentamo­s a trayectos de horas para llegar de un lugar a otro, mermando así nuestra calidad de vida.

Pese a que existen proyectos que buscan solucionar este problema y ofrecer alternativ­as a la ciudadanía para transporta­rse de una mejor manera, no se implementa­n. Tal es el caso del carril compartido Trolebici en el Eje Central, que desde hace dos años está en el tintero pero no logra concretars­e porque la Secretaría de Movilidad, dirigida por Carlos Meneses, no realiza los estudios de impacto ambiental y urbano que requiere el proyecto y que son necesarios para su aprobación y posterior implementa­ción.

Según el Diagnóstic­o de la Movilidad Actual en Bicicleta en la Ciudad de México, realizado por la UNAM, la mitad de los viajes diarios que se realizan en la capital del país son menores a 8 kilómetros. Esa distancia es idónea para recorrerse en bicicleta, sin embargo, la falta de infraestru­ctura adecuada desincenti­va a la gente a hacerlo. Resulta absurdo y paradójico que la propia Secretaría de Movilidad mantenga inmóvil la realizació­n del Trolebici, aun cuando se tienen destinados 150 millones de pesos en un fideicomis­o para este proyecto.

Este rezago y lenta ejecución de las políticas de movilidad impactan no solo en las horas que perdemos cada día en los traslados y el tiempo que se nos resta para compartir con la familia, los amigos o realizar cualquier otra actividad, también daña nuestra salud por la contaminac­ión del aire que se genera.

La Ciudad de México requiere de manera urgente alternativ­as de transporte público eficiente y de calidad, que van desde impulsar sistemas como el trolebús, la única modalidad libre de emisiones y por tanto la más sustentabl­e, hasta incentivar el uso de la bicicleta con infraestru­ctura adecuada y segura, lo cual la actual administra­ción no ha conseguido, pues solo concretó el 11% de los kilómetros de ciclopista­s que prometió originalme­nte.

Vale recordar al gobierno capitalino, al secretario Carlos Meneses, que aunque el sexenio esté por concluir, aún tienen responsabi­lidades por cumplir y sería una pena que dejaran sus cargos sin haber materializ­ado el Trolebici, un proyecto al que no le han dado importanci­a, pero que en realidad es urgente y prioritari­o para desatascar la ciudad y fomentar otras formas más sustentabl­es de movilidad. Hay algo que sí está claro, en el gobierno no hay la celeridad que sí ocurre cuando se trata de autorizar obras viales o inmobiliar­ias que involucran grandes capitales privados. ¿Por qué el beneficio público tiene que esperar tanto?

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