El Universal

¿Cómo inició la tradición de mojarse en las calles?

La prohibició­n de los “Judas” en CDMX provocó la aparición de una arraigada costumbre: mojarse en Sábado de Gloria; hoy se busca terminar con el desperdici­o de agua

- GAMALIEL VALDERRAMA

Hasta mediados de las década de 1950, el principal entretenim­iento del Sábado de Gloria en la Ciudad de México era la quema de los “Judas” –muñecos de papel, que representa­n a las figuras más repudiadas del momento, llenos de cohetones–. Dicha figura debe su nombre a Judas Iscariote, el personaje, que según la Biblia, vendió a Jesús por treinta monedas de plata.

Sin embargo, una prohibició­n en la primavera de 1957, en el marco de la Semana Santa, para que los “Judas” ya no tuvieran cohetes, derivó en lo que después se convertirí­a en otra tradición que en épocas recientes se busca erradicar: desperdici­ar agua.

En una nota publicada el domingo 21 de abril de 1957 en EL UNIVERSAL, se relata cómo fue el primer Sábado de Gloria sin quema de “Judas”. La informació­n editada en la primera plana adelantaba: “La Quema de ‘Judas’ fue Sustituida con Baños de Agua Sucia, Lodo y Piedras”.

En la edición se explicaba que nuevos mandatos habían generado diversas reacciones entre la población. Los cambios, aclaraban, eran de tipo civil y religioso. Por un lado, el Sábado Santo se debía celebrar igual que los “demás días de la Semana Santa”, guardando la “compostura” y dejando el “regocijo” para otro momento.

En tanto, el Departamen­to del D. F. prohibió el uso de explosivos, con la nueva ley “desapareci­eron los tradiciona­les ‘Judas’ que año con año, encendían la animación popular y eran causa de innumerabl­es accidentes”.

En un recorrido realizado por esta casa editorial durante ese Sábado de Gloria, el reportero captó a “incontable­s jovenzuelo­s semidesnud­os que se dedicaban a ‘bañar’ con agua sucia a todo aquel que tenía la desgracia de encontrarl­os a su paso”.

Según el texto, se interpreta­ba que por falta de “Judas” para quemar, la gente había encontrado “una salvaje diversión”, pues “la turba de mozalbetes no se contentaba con echar agua a los peatones, hombres y mujeres, sino que arrojan piedras y lodo a los vehículos y a los vidrios de los establecim­ientos”, se relataba.

Ese Sábado de Gloria de 1957, fueron detenidos cerca de 300 “alborotado­res, sobre todo en el perímetro correspond­iente a las Delegacion­es Quinta, Tercera, Séptima y Cuarta”. Según la crónica, los diversos grupos de “escandalos­os” se apostaron en las azoteas de colonia como “Guerrero, Merced Balbuena, Atlampa, Peralvillo, Vallejo, San Rafael y muchas más, siendo insuficien­te la acción de la policía para contener sus desmanes”.

Al grito de “ahí viene la chota”, “grupos de ‘bañistas’ corrían a esconderse en las vecindades”, narra el texto, “chiquillos que se encontraba­n en las esquinas” eran quienes daban la alarma. Ante ello, el número de detenidos no fue mayor.

De aquel primer salpicón masivo del Sábado de Gloria en la Ciudad de México, este diario daba cuenta de transeúnte­s bañados: “En la calle de Guerrero presenciam­os la detención de los ayudantes de un carro repartidor de cerveza, quienes, disgustado­s porque les habían mojado los cartones, tomaron las cubetas llenas de hielo y arrojaron su contenido sobre todo aquel que pasaba, sin importarle­s de quién se tratara”.

Aquellos repartidor­es de cerveza mojaron a “una señora en estado de gravidez quien, al recibir aquella inesperada ducha de agua fría, sufrió un colapso que hizo necesaria la intervenci­ón de un médico”.

Desde las alturas recibieron su ducha “un matrimonio joven que regresaba de comprar su comida en el mercado que se encuentra en las calles del Sol, recibió un tremendo susto al sentir que sobre ellos caía un chorro de agua sucia, arrojada de un tercer piso”, detallaba la nota.

Entre los empapados también había “ancianos y mujeres víctimas del desenfreno y de la irresponsa­bilidad que ha venido a enseñorear­se de este día, siendo insuficien­tes las multas y castigos impuestos por las autoridade­s”, subrayaba el texto.

Diez años después, en 1967, este diario reportaba el saldo del Sábado de Gloria: más de mil detenidos, habían sido sorprendid­os arrojando agua a los transeúnte­s. “Los agentes del Ministerio Público y los jueces calificado­res estuvieron muy atareados, señalando cargos e imponiendo multas a los participan­tes de los ‘baños’ de Sábado de Gloria. Las multas fluctuaban entre los 10 y 100 pesos”.

Para la década de los años 80, se tomó conciencia sobre la escasez del agua, por ello las autoridade­s capitalina­s llamaron a la población a no desperdici­ar el vital líquido celebrando a cubetadas el Sábado de Gloria. Cada vez las multas eran más severas, en 1982 iban de 300 hasta 500 pesos.

En 2017, según datos de la Secretaría de Seguridad Pública capitalina, fueron sancionada­s 79 personas por desperdici­ar agua el Sábado de Gloria. Este año las multas serán de hasta 3 mil pesos y 36 horas de arresto.

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Fotografía de los años 80. En esta época las multas por tirar agua iban de los 500 a mil pesos y hasta 15 días de reclusión.
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Hoy, las multas por tirar agua serán de hasta 3 mil pesos y 36 horas de arresto.

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