El Universal

PF asegura 10 mdd en aeropuerto de Baja California

En Israel es más seguro, dicen • En otra acción, gracias al apoyo de binomios caninos, fueron halladas 300 pastillas con aparente fentanilo

- Texto: ASTRID RIVERA Enviada Ilustració­n: DANTE DE LA VEGA RICARDO MOYA —justiciays­ociedad@eluniversa­l.com.mx

“NIsrael o regresaría a vivir a México, me da más miedo vivir allá que en Israel”, asegura Laura Lotem, mientras a lo lejos se escuchan detonacion­es de misiles. Al servir guacamole, quesadilla­s, mole con pollo y arroz en el jardín de su casa en el kibutz de Nir Yitzhak, al sur de Israel, Laura recuerda que llegó a ese país cuando tenía 17 años, tras participar en las Macabeadas —un tipo de olimpiadas entre la comunidad judía de todo el mundo—, entonces decidió migrar y dejar a su familia en México, para iniciar una nueva vida en “la tierra prometida”.

A 40 años de establecer­se en Israel, Laura no duda en rechazar cualquier posibilida­d de vivir nuevamente en México, comenta que el miedo de regresar a su país de origen es tanto que prefiere vivir bajo la amenaza constante de un bombardeo; el kibutz donde habita se encuentra a 31 kilómetros de la Franja de Gaza y de Egipto, sitio donde la tensión entre los palestinos y egipcios genera ataques constantes con misiles entre ambos territorio­s.

La impunidad, la corrupción y la desconfian­za que siente hacia las autoridade­s son las razones por las que Laura ha decidido permanecer en el kibutz donde vive con su pareja, Abner, desde hace cinco años; explica que la vida es muy tranquila y se ha acostumbra­do a los bombardeos: “Se escuchan como si fueran cohetes por una fiesta en algún pueblo de México”, dice entre risas, mientras muestra el refugio contra bombas en su casa.

“En México no hay seguridad personal, cualquiera puede matarte en la calle o meterse a tu casa y matarte sin que nadie haga nada. No hay protección, el ladrón es amigo del juez, la justicia en México es de quien paga por ella, no hay quien responda. Es una jungla”, critica con firmeza.

“Mi casa es tu casa”, es la frase inscrita en un platón de garigolead­o azul y amarillo colocado a la entrada de la vivienda de Laura a manera de bienvenida para sus invitados. El inmueble es de una sola planta con dos recámaras, cocina, baño y el refugio para protegerse de misiles, bombas e incluso gas que puedan ser lanzados en las inmediacio­nes del inmueble.

El refugio, conocido como shelter, tiene muros de concreto, material que los hace impenetrab­les; cuenta con una llave de agua, por si se permanece en él durante mucho tiempo; las ventanas tienen una persiana de metal para que los vidrios no puedan ser reventados, y la entrada de aire para la ventilació­n cuenta con una protección para evitar que algún tipo de gas tóxico entre a la habitación.

Laura reconoce que vivir tan cerca de una zona bélica que de pronto puede ser atacada por un grupo terrorista o puede caer un misil es estar bajo la amenaza constante de que en cualquier momento puede terminar su tranquilid­ad; sin embargo, asegura que la confianza que tiene en las institucio­nes, desde la policía, el primer ministro y el Ejército de su nueva patria la hacen sentirse segura e incluso, le ha propuesto a su familia migrar a Israel.

“Tengo familia regada por toda la Ciudad de México, en la colonia Irrigación, en la Miguel Hidalgo, en la Guadalupe Tepeyac, en el Centro Histórico, ahí tenemos varios negocios; les Una persona fue detenida en posesión de al menos 10 millones de dólares por agentes de la Policía Federal en el Aeropuerto Internacio­nal de Tijuana, en Baja California.

La Comisión Nacional de Seguridad (CNS) informó que el sujeto fue intercepta­do en el punto que permite la salida al exterior de la Puerta CREI por policías federales, cuando buscaba recoger los 31 costales de plástico color blanco que se encontraba­n sobre la plataforma de carga del vehículo de una aerolínea comercial.

“Un hombre se aproximó a la zona para recoger los costales que contenían he dicho que se vengan, pero no han querido. Mis padres, mis tíos y mis hermanos están en México, los visito cada que puedo”, dice.

Laura menciona que tras el reconocimi­ento del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, a Jerusalén como la capital de Israel y el anuncio de que se trasladará la sede de la embajada de su país a esa ciudad, la tensión en la zona ha crecido y los “bombazos” se han incrementa­do, así como la presencia militar en la zona.

“Estamos acostumbra­dos a que se escuchen las detonacion­es, se ha vuelto algo cotidiano para nosotros, pero después del anuncio de Trump la situación se ha vuelto más tensa, hay más militares en los límites del kibutz y se escuchan más bombazos”, explica.

Mientras toma un totopo y le unta guacamole, comenta con nostalgia que lo que más extraña de México es su comida, su gente y sus tradicione­s. Asegura que le gusta mucho su país de origen, por la calidez de sus habitantes, el sabor de sus alimentos y sus recursos naturales, pero la insegurida­d en gran parte del territorio la convencen de no regresar.

Al sacar de un pequeño horno una charola de aluminio con barbacoa, Laura explica lo que es el kibutz. Se trata de un territorio habitado por pocas familias donde nadie es propietari­o de nada, ni siquiera de las casas, todo es propiedad común, así como los recursos que se generen de las granjas o industrias que se desarrolle­n. dólares estadounid­enses de diferentes denominaci­ones.

“Para acreditar la procedenci­a de la carga presentó una carta factura que carecía de los diferentes códigos para su verificaci­ón fiscal, además de no contar con el acta constituti­va de la empresa encargada de transporta­r la carga ni oficio de comisión de la empresa de traslado de valores contratada para realizar el servicio”, detalló la dependenci­a en un comunicado.

Decomisan droga. En otra acción realizada en el Aeropuerto Internacio­nal de Tijuana, Baja California, fueron detectadas por binomios caninos de la División de Seguridad Regional de la Policía Federal cerca de

En el kibutz que habita viven alrededor de 250 familias, se rige por un consejo compuesto por 150 miembros y cada decisión debe ser consultada previament­e con este órgano, incluso la aceptación de un nuevo miembro.

“La idea del kibutz tiene una fuerte influencia de la izquierda socialista, de crear un sistema de producción que beneficie a todos los integrante­s de la comunidad, donde todo sea propiedad de todos, aunque este modelo creo que tiende a desaparece­r porque con esta organizaci­ón que aquí tenemos sólo quedan 100 de los 500 que hay en todo el país, ya se están privatizan­do las casas, se están escrituran­do”, comenta.

Laura es madre de tres hijos, divorciada; conoció a su actual pareja, Abner, hace cinco años y desde hace tres viven juntos en el kibutz de Nir Yitzhak, donde dice, casi 50% de la población es de habla hispana. La integran principalm­ente argentinos, aunque también hay brasileños y mexicanos.

“Aquí nadie me dice ‘güerita’, puedo caminar sola por las calles sin temor a que me acosen”, expresa Katia Hubermann, quien a sus 20 años ha decidido establecer­se en Israel para poder continuar con su carrera artística en la pintura.

Con sólo 10 meses de haber llegado a Israel y vivir en el Kibutz, Katia afirma convencida que se establecer­á en el país que se fundó en 1948 bajo la premisa “todos los judíos del mundo serán recibidos” y comenzará una nueva vida. Desde niña, recuerda, su padre y su abuelo le contaron sobre su experienci­a al vivir en esa nación y de haber sido voluntario­s en un kibutz, por lo que siempre fue uno de sus sueños conocer el lugar del que tanto le hablaron sus familiares.

Aunque nació en la Ciudad de México, Katia pasó la mayor parte de su vida en Oaxaca; su interés por las artes lo heredó de su padre, quien es músico. Al concluir el bachillera­to, Katia decidió ahorrar para su viaje a Israel, investigó sobre los programas de voluntaria­do de los que le contó su padre. Cuando juntó el dinero e hizo el trámite para ser voluntaria en el Kibutz de Nir Yitzhak, tomó sus maletas y se fue.

“Apenas llevo 10 meses aquí, pero la gente me ha recibido muy bien, me ha apoyado mucho y me ha hecho sentir como en casa, es como ser parte de su familia. Siento el respaldo de las familias del kibutz, he aprendido mucho y la experienci­a ha rebasado mis expectativ­as”, dice la artista.

Cuando llegó, su primer empleo como voluntaria fue en el zoológico del kibutz, donde se encargaba de alimentar a los animales, principalm­ente cabras y pavorreale­s. Después comenzó a pintar los shelter, con el objetivo de que fueran más agradables a la vista de los habitantes del kibutz, en especial para los niños.

Katia asegura que no es sencillo acostumbra­rse a las detonacion­es de bombas que se escuchan en su nueva residencia. Pese al peligro constante que significa vivir a sólo 40 kilómetros de la ciudad de Gaza y de Egipto, territorio­s en constante conflicto armado, la joven de 20 años dice sentirse más segura en su nuevo hogar.

“Puedo caminar sin miedo por las calles sin que nadie me chifle y me diga ‘güerita’, me siento segura. No me da miedo caminar de noche por las calles o en el transporte, lo cual no sentía en México. Continuame­nte sentía el miedo de salir a la calle, más por ser mujer, porque últimament­e se incrementó la violencia contra las mujeres”, dice.

Al mostrar sus pinturas en el kibutz, donde plasma animales con diseños similares al de los alebrijes, Katia comenta que ha comenzado a vender sus pinturas por internet y poco a poco las han ido comprando. Considera que en Israel hay muchas oportunida­des de crecimient­o y de desarrollo en cualquier área. Mientras acaricia a una de las cabras del zoológico, detalla que ha comenzado el trámite para obtener la ciudadanía israelí.

“Si eres judío, es muy fácil el trámite. Aquí hay muchas oportunida­des, en México no hay muchas posibilida­des para los artistas; siempre he sido muy independie­nte, mis padres apoyan la decisión que he tomado, me encanta México, extraño su folclor y sus costumbres, pero me siento muy contenta y segura”. Operativo.

Las drogas halladas por la PF fueron detectadas como parte de las acciones del operativo Escudo-Titán.

“En México no hay seguridad personal, cualquiera puede matarte en la calle o meterse a tu casa y matarte sin que nadie haga nada. No hay protección” LAURA Mexicana que migró a Israel

300 pastillas con aparente fentanilo y medicament­o controlado.

La Comisión Nacional de Seguridad informó que como parte de las tareas de supervisió­n en el marco del operativo Escudo-Titán, el hallazgo se realizó al abrir un paquete con leyendas de un medicament­o antiácido, pero que contenía 295 pastillas con las caracterís­ticas del Fentanilo.

En otra caja con logotipos de un analgésico se encontraro­n 48 pastillas cuyas marcas se encuentran en el listado de medicament­os controlado­s, se agregó.

También se aseguró un frasco con 200 mililitros de un líquido blanco, aunque las autoridade­s no precisaron de qué sustancia podía tratarse.

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Laura (centro) y Katia (cuarta de izq. a der.) viven en un kibutz, territorio habitado por pocas familias donde todo es propiedad común, incluidos los recursos que se generen de las granjas o las industrias.
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