América eclipsa el Victoria
• La afición en Aguascalientes se desborda por ver a los azulcrema
Aguascalientes.— El América causó tumultos, alborotos, toda clase de arengas y múltiples reacciones a favor y en contra. Necaxa no, pasó casi indavertido en su propia casa.
Al llegar al estadio Victoria, decenas de aficionados azulcremas, y uno que otro rojiblanco, acudieron a la puerta de entrada de los camiones de los equipos. Pese a que no tenía un rótulo que identificara al bus de los azulcrema, los asistentes al duelo supieron de inmediato que se trataba del cuadro capitalino: “Vamoooos, vamos América”, entonaron los fieles amarillos. El resto aplaudió y motivó a sus jugadores y cuerpo técnico.
Los necaxistas curiosos en la zona levantaron sus celulares para tomar fotografías y videos. “Venga Piojo [Miguel Herrera]”, gritó un niño que estaba en los hombros de su padre. “Mira papá, Mateus [Uribe] viene atrás en el camión. ¿Lo viste?”, enfatizó el infante como si la visita americanista fuera un acontecimiento que jamás se repetiría y quería que su orgulloso padre fuera gran testigo como él.
Una vez que se estacionó el autobús capitalino, la gente comenzó a irse, incluidos los seguidores a los Rayos. Daba la impresión de que lo único importante era ver a los visitantes y no al local. Pero faltaba la llegada de los pupilos de Ignacio Ambriz. Muy pocos los esperaron. Lo que fue una muchedumbre para recibir a las Águilas, se convirtió en un desierto ante el arribo del cuadro de casa. Apenas unas voces emitían el clásico “fuerza Rayos”.
Una vez dentro del estadio, el sonido local buscó que el respaldo a los necaxistas fuera mucho mayor, pero el número de playeras azulcrema en la tribuna impidió que así fuera.
Durante el juego, la situación nunca fue distinta. Todo a favor de los americanistas que se volvieron a sentir como si estuvieran en una sucursal del Azteca. Si bien, Necaxa y América ya no son “hermanos”, los Rayos siguen bajo su sombra.
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