Un Mundial marcado por miedo y dudas
os abusos de poder y la constante violación de los derechos humanos por parte de la Junta Militar provocaron reacciones negativas entre las selecciones que participarían en la Copa del Mundo Argentina 1978.
Se habló de boicots. Holanda amenazó con no asistir a la justa y aunque al final lo hizo, no fueron algunas de sus principales figuras como Johan Cruyff. Otros equipos y otros jugadores también se manifestaron en contra de lo que se vivía en territorio argentino, en donde finalmente se jugó el Mundial.
El entonces presidente, Jorge Rafael Videla, era la representación de la muerte y el miedo que se vivían en el país. El futbol, en este caso, lo convirtió en el instrumento para callar a aquellos que gritaban por justicia y paz. Argentina organizó y ganó su primer Mundial en la historia, pero no todo era felicidad.
En lo futbolístico, ese título de la Albiceleste fue obra de personajes que todavía pueden platicar lo sucedido. César Luis Menotti era el técnico de ese equipo en el que destacaban Mario Kempes y Daniel Pasarella, entre otros, como Ricardo Antonio La Volpe, tercer portero.
Menotti tomó la decisión de no llevar a un joven Diego Armando Maradona, quien ya había deslumbrado con su talento, lo que le significó fuertes críticas, que al final se olvidaron cuando el capitán Pasarella levantó Logro. El general Jorge Rafael Videla hizo entrega del trofeo de campeón al capitán Daniel Passarella.
la Copa en el Monumental de River Plate.
Después de no clasificarse para el Mundial de 1974, la Selección Mexicana regresó a esta competencia con un grupo de futbolistas que tuvieron paso perfecto en la eliminatoria y del que se esperaban buenas cosas en territorio argentino, con José Antonio Roca como técnico.
Antes del inicio del torneo, se presentó la famosa frase de las cuentas alegres: “le ganamos a Túnez, empatamos con Alemania y le ganamos a Polonia”, con lo que se clasificarían a la siguiente ronda. Al final, ninguno de los tres pronósticos se cumplió. México perdió los tres partidos, anotando solamente dos goles y recibiendo 12, para hacer uno de los ridículos más grandes en la historia del balompié mexicano.b Ridículo. El peor representativo mexicano en la historia de los Mundiales fue el que participó en 1978.