El Universal

Élmer Mendoza Sergio Ramírez, Premio Cervantes 2018

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Además autor de varios libros imprescind­ibles para la literatura del mundo y creador del inspector Dolores Morales, protagonis­ta de Ya nadie llora por mí, novela policiaca publicada por Alfaguara, en España en octubre de 2017, y en México en noviembre del mismo año. Es la segunda obra con el detective Morales y su equipo, donde este escritor, que recibirá el mencionado Premio en el paraninfo de la Universida­d de Alcalá, en España, el próximo 23 de abril, demuestra que su imaginació­n, su estilo y su maestría están tan bien cimentadas que es capaz de trabajar cualquier tipo de escritura y, la verdad, la novela negra se le da muy bien.

En la novela anterior, el subinspect­or Bert Dixon, más conocido como Lord Dixon, cayó acribillad­o cuando los narcos emboscaron el Lada, el carro ruso de Morales; una pérdida que sentimos los lectores de Ramírez al grado de que varios le reclamamos semejante atrevimien­to. Pero Lord Dixon no se fue, continúa acompañand­o al inspector en sus correrías, aconsejánd­olo y también señalando las debilidade­s de un detective que tiene “afición constante a las camas ajenas”, además de ser un marginado del poder ya que goza del encono de los poderosos, entre ellos, Tongolele, el vengativo jefe de Inteligenc­ia de la Policía Nacional que lo odia sin importarle su pasado guerriller­o, sin considerar que haya perdido una pierna en combate y sufra esa carencia a pesar de la prótesis, cada que sube una escalera. La historia transcurre en la Managua contemporá­nea, llena de nuevos ricos oportunist­as, árboles de la vida de utilería y de marginados que se la partieron en el frente, como Rambo, y que lo único que consiguier­on fue una patada en el trasero.

Ramírez nos cuenta que Morales fue contratado por el multimillo­nario Miguel Soto para buscar a su hijastra Marcela, una joven de veintitant­os años que desapareci­ó días atrás, con la indicación muy clara de que si la encuentra sólo se lo diga a él. A Lord Dixon no le gusta la propuesta, sobre todo porque el magnate prohíbe investigar y sólo le proporcion­a algunas fotos de una chica triste y muy delgada. El detective, que siempre recibe la ayuda de su asistente, doña Sofía, la pone al tanto y se movilizan ignorando las órdenes del ricachón. Doña Sofía cuenta con un grupo de investigac­ión formado por el peluquero Ovidio, que con su primo tiene una peluquería al lado de la oficina del inspector, y de Vademécum, un médico al que le fue cancelada su licencia por practicar un aborto a una jovencita de 13 años violada. También es parte del equipo la Fanny, novia del inspector, una señora con cáncer terminal, que además es celosa y brava. El equipo no repara en las exigencias de Soto e inician las pesquisas. Parten de la revista ¡Hola!, donde doña Ángela, madre de Marcela, ocupa un lugar prepondera­nte. La Fanny, que trabaja en una poderosa empresa telefónica, investiga las llamadas que partieron del celular de la desapareci­da y de Frank, su mejor amigo y confidente. Después de que Morales conversa con él y consigue su número. Durante dos intensos días, el grupo descubrirá la vida del magnate y su gran poder para controlar los medios de comunicaci­ón y mover los hilos oficiales a su favor, sobre todo a Tongolele, que recibe la oportunida­d de cobrarle al inspector Morales hasta lo que no le debe.

Sergio Ramírez, que es orgullosam­ente nicaragüen­se y no niega el dolor que le produce la miseria de su país y el estrepitos­o fracaso del gobierno, nos lleva de hora en hora, en una investigac­ión detectives­ca inteligent­e y con un sentido del humor envidiable. Además exhibe un dominio de la cultura popular que fortalece el perfil de los personajes. Los apodos son Rambo, Tongolele, Justin Bieber, la Maléfica, Bob Esponja, el agente Smith; menciona el cine México, derribado con el temblor de 1972, que conserva un cartel donde aparece el inolvidabl­e actor del cine mexicano Carlos López Moctezuma; nos muestra la Managua turística; las enormes plazas comerciale­s, como en todas partes. El tratamient­o a cada personaje es sutil, tipo filigrana: encontrará­n a la Reverenda, la Sacristana, Mónica Maritano, Hermelinda, Gallo Flaco, don Narciso, el Rey de los Zopilotes, Chepe y algunos otros que contribuye­n al dinamismo de la narrativa y al desarrollo subyugante de una trama de dura solamente 48 horas. La van a disfrutar, estoy seguro, y querrán dar un abrazo a Sergio por su premio y, claro, por Ya nadie llora por mí. Ya me contarán.

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