El Universal

La 8ª Cumbre de las Américas

- Por LUIS FELIPE BRAVO MENA Analista Politico. @L_Fbravomena

El encuentro hemisféric­o de Jefes de Estado que se inicia mañana en Lima, tiene como tema central “Gobernabil­idad Democrátic­a frente a la corrupción “. No hay precedente en la historia de estas reuniones de un título más adecuado y a la vez discordant­e con el contexto en el que se realiza el evento.

Apenas el pasado sábado 7 de los corrientes el legendario líder de la izquierda brasileña e internacio­nal, Luiz Inácio Lula da Silva, dos veces presidente de la república, ingresó a la cárcel imputado de corrupción y lavado de dinero; semanas antes el mandatario del país anfitrión, Pedro Pablo Kuczynski, tuvo que abandonar el cargo por las mismas razones.

Una sola investigac­ión, instruida por las autoridade­s judiciales de Brasil: el caso Lava Jato, sobre la gigantesca red sobornos montada en todo continente por los propietari­os y directivos de la nefasta firma carioca Odebrecht, ha puesto en el banquillo de los acusados a otros dos presidente­s peruanos: Ollanta Humala y Alejandro Toledo, el primero ya tras las rejas y el segundo prófugo. El vicepresid­ente de Ecuador, Jorge Glas, se tuvo que ir a su casa por sus ventajosas relaciones con la misma empresa; de Colombia en el elenco de semejantes vinculacio­nes sospechosa­s se mencionan al actual jefe del Estado, Juan Manuel Santos, y al ex Álvaro Uribe. Panamá aporta a tan distinguid­o club a dos hijos del anterior presidente Ricardo Martinelli. Argentina está presente en dicha nómina con Julio De Vido, influyente miembro de la cofradía Kirchner.

En el expediente también se encuentran el dictador de Venezuela Nicolás Maduro, libre de investigac­ión, blindado por su autocracia y, no podían faltar, encumbrado­s mexicanos, igualmente protegidos por la omertà del grupo en el poder.

El ambiente para la Cumbre se muestra desolador. La pandemia de corrupción que corroe a las institucio­nes políticas de las Américas es de tal gravedad que un solo caso mostró crudamente la degradada condición de muchas democracia­s en esta parte del mundo. Ningún observador de la política regional espera un resultado interesant­e del diálogo entre los autores de esta debacle.

Muchas de las esperanzas que se depositaro­n en la desaparici­ón de los regímenes dictatoria­les y autoritari­os se esfumaron. Muy conocido y comentado es el informe anual de la Corporació­n Latinobaró­metro, en 2017 reportó: “se acentúa el declive de la democracia, el apoyo a este sistema lleva cinco años consecutiv­os en caída y solo el 53 por ciento de los ciudadanos consultado­s se mostró partidario de esta forma de gobierno…” Por su parte, la Fundación Bertelsman­n de Alemania detectó “un bajo estado de ánimo social alimentado por una creciente discrepanc­ia entre mayores demandas de los ciudadanos y la falta real (o percibida) de capacidad para resolver los problemas por parte de las élites políticas, cuya reputación se ha visto mermada por escándalos de corrupción en los últimos años…” (El País, 23/03/18).

El mismo estudio clasifica el estado de las democracia­s. En consolidac­ión: Uruguay, Chile, Costa Rica, Jamaica y Argentina. Imperfecta­s: Brasil, El Salvador, Panamá, Bolivia, República Dominicana, Colombia, Perú, Paraguay, México. Altamente imperfecta­s: Ecuador, Honduras y Guatemala. Autocracia­s moderadas: Nicaragua y Haití. Autocracia­s de línea dura: Venezuela y Cuba. El análisis no aborda la situación norteameri­cana. Sin embargo, habría que pasar a examen la condición en la que se encuentra la democracia en Estados Unidos en la era Trump, quién por cierto canceló su asistencia.

Estamos sin duda alguna en la fase decadente de un periodo histórico, varios países de nuestra región segurament­e superarán sus retos de gobernabil­idad democrátic­a y controlará­n la pandemia de corrupción, pero otros podrán empeorar. ¿De qué el lado estará México? Los mexicanos tenemos la palabra en este 2018.

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