El Universal

En recuerdo de Pedro Infante

Hoy se cumplen 61 años de la muerte de El Ídolo de Guamúchil.

- REYNA AVENDAÑO —reyna.avendano@correocpn.com.mx

Medio centenar de personas tuvieron que ser atendidas por la Cruz Roja el día del entierro de Pedro Infante. Su muerte causó desmayos, insolación, crisis nerviosas y golpes. Siete personas que asistieron al sepelio fueron hospitaliz­adas. El 15 de abril de 1957 murió Pedro Infante Cruz; el Panteón Jardín, que hoy luce apacible, hace 61 años fue un lugar desolador, pues miles de personas lloraron al artista.

EL UNIVERSAL visitó este cementerio de la Ciudad de México: cinco racimos de flores de colores decoran la tumba del actor nacido en Mazatlán, Sinaloa, el 18 de noviembre de 1917; el pasto corto y verde le da un alegre toque a la última morada de una de las figuras más queridas del cine de la época de oro.

El busto de Pedro encabeza el mausoleo: de un lado yacen los restos de Pedro y del otro los de su padre, Delfino Infante. Ahí también descansan los de su madre, María del Refugio, y los de sus hermanos Ángel Delfino, María Carmela y José Delfino.

En la parte izquierda, donde está enterrado Infante, hay una inscripció­n en letras doradas: “Pedro Infante Cruz falleció el 15 de abril de 1957. Perdimos a un ser que tanto amamos acá en la tierra, haced Señor que por nuestras oraciones y ruegos consigamos cuanto antes un puesto para él en el cielo, desde donde vele por sus familiares. Su madre, Refugio C. de Infante, su esposa María L. L. de Infante y hermanos”.

En la primera plana de EL UNIVERSAL del martes 16 de abril de 1957, se informó que Pedro había muerto de manera trágica: el avión en el que viajaba se estrelló, y sus restos no se iban a exponer al público porque el actor había quedado desfigurad­o.

Cuando los restos del artista llegaron al aeropuerto de la Ciudad de México empezó el caos en medio de un mar de lágrimas.

“Varias de las inconsolab­les admiradora­s de Pedro sufrieron desmayos en el momento preciso en que salía el ataúd del aeropuerto, y fueron atendidas inmediatam­ente por las ambulancia­s que, en gran número, fueron concentrad­as por la Benemérita Cruz Roja Mexicana”, reportó este diario.

Antes de ser sepultado, el protagonis­ta de 50 películas y de más de 300 grabacione­s musicales recibió un homenaje en el Teatro Jorge Negrete.

“Las mujeres lloraban llevando a sus hijos en brazos; los hombres apenas contenían las lágrimas y en sus rostros eran visibles las expresione­s de profundo dolor. Una niña humilde, al llegar junto al ataúd, se arrodilló y ya nadie pudo separarla del féretro durante varias horas. Rezaba y rezaba sin cansancio”, se lee en las páginas del 17 de abril.

Todos querían estar junto a Pedro Infante por última vez. EL UNIVERSAL recogió el testimonio de una familia que asistió a darle el último adiós a la voz de “Nocturnal”.

“Un señor desesperad­o, al no encontrar a nadie en su casa, se dirigió al Teatro Jorge Negrete, ahí se calmó, pues encontró a todos: su mujer, sus hijos, su suegra, sus cuñados y sus sobrinos. Nadie había faltado”.

Más de 100 mil personas se congregaro­n en el Panteón Jardín para despedirlo; fue un adiós entrañable y desesperad­o, acompañado por canciones y sollozos. Durante 90 minutos, la gente y la policía lucharon, pues los fans querían estar lo más cerca posible.

“La multitud se entusiasmó y olvidándos­e de que se trataba de un sepelio empezó a lanzar gritos: ‘¡Ya llegó Pedro!, ¡Ya llegó Pedro!”.

Los granaderos de la policía, para guardar el orden, repartiero­n macanazos, una gran parte del medio centenar atendido por la Cruz Roja fue de lesionados por la policía.

Todo mundo lloraba, Antonio Matouk, el representa­nte de Pedro Infante, se desmayó; Sara Guash, la actriz chilena, sufrió una fuerte crisis nerviosa que la llevó al hospital; la madre de Infante casi se desmayó. María Teresa Infante, hermana de Pedro, sufrió un shock nervioso que la llevó al hospital, donde le administra­ron sedantes, media hora después ya se había recuperado. Un comandante de la policía no identifica­do fue golpeado por la multitud. “Los asistentes al sepelio tomaron represalia­s por los macanazos que repartiero­n los granaderos”.

El entierro de Pedro Infante apenas comenzaba.

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El féretro con los restos de cantante convocó multitud de fans desde su llegada a la Ciudad de México.

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