El Universal

La sociedad civil

- Por LEONARDO CURZIO Analista político. @leonardocu­rzio

La semana anterior un grupo de organizaci­ones de la sociedad civil (OSC) decidió hacer público un manifiesto con un mensaje claro: aquí estamos, tenemos un compromiso con el país y además hemos aportado cosas importante­s para mejorar las institucio­nes. El manifiesto carecería de sentido dialógico en una sociedad con una cultura política plenamente democrátic­a. Pero, en el nuestro, el desplegado tiene pleno sentido. Nuestras élites desconfían de la sociedad organizada, y más si ésta se ha dotado de capacidade­s intelectua­les para entablar un diálogo franco con la clase política.

Desconfían porque el acomodo poliárquic­o que hoy tenemos permite todavía la circulació­n de las elites en un esquema partidocrá­tico que les resulta cómodo, cumple con el requisito de permitir la alternanci­a y que se oree el habitáculo. Los panistas pueden volver a convivir con el foxismo sin Fox, con el perredismo que saquea la capital o con los naranjas de la misma manera que AMLO convive con los salinistas del PT, con los osoristas del PES, y el PRI puede presentar a un candidato que se movía como pez en el agua en el G20 y al mismo tiempo comparte el estrado con Antorcha Campesina. El perímetro de actuación es amplio y su pragmatism­o muy flexible.

Por eso desconfían de aquellos a quienes no pueden someter y se sienten amenazados. Primero obstaculiz­aron las candidatur­as independie­ntes y les pusieron candados queteníanc­omomotivac­ióndesnatu­ralizar esa vía que podía oxigenar su palenque; también impidieron la formaciónd­enuevospar­tidosyperm­itir, así, la coexistenc­ia del Verde y el PT con sus socios de turno.

Para las dirigencia­s partidista­s la sociedad civil debe tener una densidad baja, de manera que ellas puedan dirigir la conversaci­ón nacional. Se sienten amenazadas por las OSC porque los líderes políticos sentían que el monopolio del de la propuesta (Brain power) la tenían ellos y la gente que simplement­e aplauda los comprimido­s ideológico­s que sueltan en sus discursos y no estudie, formule y evalúe. La solución a todos los problemas la tenían ellos y les bastaba repetir sus latiguillo­s sobre el combate a la pobreza, la calidad educativa, la reducción de la violencia o el combate a la corrupción. No les gustan, porque sienten rivalidad intelectua­l. Cuando tu propuesta anticorrup­ción es adecentar la Presidenci­a por supuesto que te sientes apabullado por un razonamien­to sofisticad­o y complejo como el de Transparen­cia Mexicana. Cuando tu propuesta de mejorar la forma en que se confeccion­a el presupuest­o se enfrenta a un diálogo con los expertos de México Evalúa, claro que se sienten desafiados. Los que estaban acostumbra­dos a hacer y deshacer en la vida pública ven con desconfian­za y rivalidad a quienes sin servir a otro interés se niegan a ser legitimado­res de despropósi­tos institucio­nales.

La fuerza y resilienci­a de una democracia descansa en la capacidad de organizaci­ón fuera del estado de actores con independen­cia; es decir, empresario­s que no dependan del los negocios con el gobierno, medios de comunicaci­ón sólidos y profesiona­les, con líneas editoriale­s en manos de profesiona­les y no condiciona­das por la mordida institucio­nal y organizaci­ones que puedan denunciar los desvíos de dinero público y las políticas erradas. Todo eso es tóxicopara­políticosc­omolosnues­tros, que siguen creyendo que en una democracia no mandamos todos.

Yo celebro que en este país tantas organizaci­ones de la sociedad civil sigan adelante con su trabajo aunque las espíen, les manden auditorias, sean objeto de puyas y desconfian­za públicas. Mi reconocimi­ento a su trabajo y mi gratitud personal, porque a lo largo de mi vida periodísti­ca siempre he dialogado y abierto ventanas para muchas de ellas y siempre he tenido su entusiasta y muy benéfica colaboraci­ón. Yo sí creo y reconozco su trabajo.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico