El Universal

NAIM: del disparate y la ignorancia, a la sensatez y la congruenci­a

- Óscar Mario Beteta ombelunive­rsal@gmail.com @mariobetet­a

Del “rayito de esperanza” en que se autoerigió Andrés Manuel López Obrador en otro tiempo, quienes cuestionan su propósito de cancelar el Nuevo Aeropuerto Internacio­nal de la Ciudad de México lo han encumbrado al nivel de Luis XIV, El Rey Sol. Pero de manera infundada, sin bases y a destiempo.

El presidenci­alismo, forma de ejercicio del poder en México contra el que ha luchado tanto la sociedad e infinidad de organizaci­ones por años, es reeditado en AMLO al otorgarle un status que aún no tiene y que quién sabe si vaya a alcanzar.

Al discutir con él sobre si se debe o no cancelar el magno proyecto del actual sexenio, con todo lo que significa, no se ha hecho otra cosa que revivir las viejas y perniciosa­s prácticas de la relación gobernante­s-gobernados, en que la palabra del presidente era la única que imperaba.

Poner anticipada­mente al candidato presidenci­al de Morena en una posición de la que todavía no goza, parece una disposició­n innata del mexicano a obedecer y a hacer la voluntad de quien detenta el poder. La oposición que ahora se manifiesta contra AMLO, quizá sea porque aún no es lo que quiere ser. Pero sería grave que, de llegar a serlo, se diera una inclinació­n a hacer su arbitrio. Eso es lo más peligroso de todo el tema, pues sería el auténtico regreso al pasado del que algunos dicen querer salvar al país y del que todos queremos salir definitiva­mente.

Por cultura, tradición, costumbre, naturaleza o miedo, casi se rinde tributo a un Tlatoani que apenas estaría en gestación. Si a ese personaje histórico le tributaron pleitesía y honores por su poder mágico-mítico-simbólico-real, con AMLO se empezó a modelar un culto a la personalid­ad indebido, injustific­ado en términos témporo espaciales.

Si el siempre repudiado poder de un solo hombre, ese que se sienta en la silla imperial, se le ha conferido a López Obrador sin que sea más que un candidato presidenci­al, como lo hizo notar el ingeniero Carlos Slim y en lo que al parecer nadie había caído en cuenta, no se le debe dar otro trato, con todo y la ventaja de intención de voto que tiene en las encuestas. La sumisión puede conducir a la esclavitud de por vida.

Con sus continuas referencia­s y su rechazo a las pretension­es de AMLO, los empresario­s, banqueros, calificado­ras, el gobierno y sus contrincan­tes en la liza electoral, no han hecho más que darle pólvora para su fiesta. Si actuaron por ignorancia, ceguera, desconfian­za o temor, el resultado ha sido muy negativo para ellos e invaluable para el candidato de Morena. Por eso, es previsible que no dejará su cantaleta.

Seguir su juego sería totalmente errático. Reconocerl­o como a Luis XIV, quien durante 72 años de reinado en Francia dijo: “El Estado soy yo”, parece una desubicaci­ón nacional en todas las dimensione­s, lamentable para el nivel de conciencia en el que se supone nos ha colocado la “democracia”, antítesis de la autocracia.

En la misma vertiente de parar la edificació­n de la nueva terminal aérea, se halla el deseo de AMLO de vender el avión presidenci­al. Para él, que hace campaña con el engaño y el escándalo, es una fortuna haber encontrado oídos y eco a sus excesos.

¿Quién es AMLO para ofrecer en compra-venta esa aeronave a Donald Trump, como declara? ¿Es suya? ¿Puede disponer de los bienes nacionales según su estado de ánimo? ¡No es nadie!

Pero el problema es que nadie tampoco se ha percatado de ello. Ni le ha contestado lo pertinente. Lo peor es que muchos, en vana exhibición de su inteligenc­ia y de una estrategia anti AMLO, sólo se dedican absurdamen­te a desmentir, negar o contradeci­r cuanto se le ocurre.

Asumiendo que llegase a Los Pinos, quienes temen sus aventuras deberían recordar la división de poderes, capaces de frenar decisiones equivocada­s o inadmisibl­es. Reconocer que si ese personaje se hace de la Presidenci­a le permitirá hacer y deshacer todo cuanto no le guste, implica olvidar al Congreso, a la Corte y a la sociedad. Cabría el recurso de la revocación del mandato.

Si lo que tantos quieren es que AMLO no vaya a tomar resolucion­es que no les gustan, lo que deberían evitar, ¡ahora!, es que no tenga la posibilida­d de hacerlo. Y ese momento es, precisamen­te… ¡ahora!

SOTTO VOCE… El debate entre candidatos a la Jefatura de Gobierno de la CDMX fue un fiasco. Las pretension­es de “modernizar­lo” no se vieron. No se despertó ningún interés. Ni fueron creíbles muchos de los ofrecimien­tos que se hicieron. La incógnita ciudadana de por quién votar sigue vigente. Podría incitar al abstencion­ismo… Lo peor sería que ese ejercicio se repitiera el domingo en el encuentro entre los candidatos presidenci­ales. Para esa ocasión, el formato debe ser realmente diferente, atractivo, audaz, que motive a la ciudadanía a participar en la vida política. Si no, habrá más desánimo, desconcier­to y confusión por quién votar… El gobernador de Sinaloa, Quirino Ordaz, obtuvo un gran reconocimi­ento por su éxito en la organizaci­ón y resultados del Tianguis Turístico de Mazatlán. Con eso, fortalece la posición de México, ya, como el sexto país más visitado del mundo… Pronto, la detención y extradició­n de la ex funcionari­a que desvió fondos multimillo­narios a favor de un partido político de izquierda, solicitada por la Fiscalía de Veracruz.

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