El Universal

¿Son acartonado­s los debates?

- Por YURI GABRIEL BELTRÁN MIRANDA Consejero electoral del Instituto Electoral de la Ciudad de México. @yuribeltra­nm

En Estados Unidos los debates presidenci­ales son de tal injerencia que algunas cifras de televident­es han superado al Superbowl. Sus ciudadanos los utilizan para conocer las propuestas de los candidatos, así como la viabilidad de las soluciones planteadas. Muchos escándalos políticos han salido a la luz en los debates estadounid­enses, dando así a los electores espacio para evaluar trayectori­as de vida y hasta habilidade­s para la reacción retórica.

Nuestro país tiene una tradición democrátic­a más reciente. No es de extrañar que la experienci­a mexicana en torno a los debates siga siendo escasa. Los ejercicios realizados todavía no logran ofrecer un espectro amplio de formatos. Se han tenido debates acartonado­s que —paradójica­mente— ni siquiera dieron a la ciudadanía parámetros claros para evaluar los costos y beneficios de las políticas públicas propuestas.

A decir verdad, la organizaci­ón de debates no es cosa simple. No hay fórmulas únicas. Son instrument­os que materializ­an aquel principio del patrimonio electoral europeo, según el cual los votantes tienen derecho a formarse una opinión y, por tanto, las autoridade­s deben garantizar­lo. Al mismo tiempo, son momentos estelares en las campañas, por lo que se debe tener especial cuidado en no afectar la equidad entre los participan­tes.

Esta semana las/los aspirantes a gobernar la Ciudad de México (18-abr) y la Presidenci­a (22-abr) inauguran el ciclo de debates 2018. Se están proponiend­o cambios importante­s en los modelos para quitar el famoso “acartonami­ento”.

A continuaci­ón, algunas transforma­ciones.

Se ha tenido el cuidado de difundir los debates en territorio nacional y en el extranjero, dando con ello posibilida­d de que los votantes que viven en el exterior revisen informació­n política a la que no tienen acceso fácil, dada la prohibició­n

El tema de la rigidez del formato ha estado asociada a la falta de espacios para réplicas y a que los candidatos han podido eludir temas de preocupaci­ón

de campañas fuera de México.

Mientras más temas se incluyan en un mismo debate, menos profundida­d se alcanza en las respuestas. De ahí que algunos institutos electorale­s han optado por organizar varios para que se puedan discutir a detalle los temas eje. Habrá 3 debates para la Presidenci­al y los ejecutivos de Jalisco y la Ciudad de México; 2 para las gubernatur­as de Chiapas, Tabasco y Veracruz. Puebla y Guanajuato optaron por un debate.

Hay cambios en los hábitos de consumo de medios. Muchos han abandonado la radio y televisión, ahora reciben informació­n a través de internet en tabletas o teléfonos inteligent­es. De ahí que algunos institutos están optando por redes sociales de mayor penetració­n.

Mucha gente sigue privilegia­ndo consumir entretenim­iento los fines de semana, mientras que la informació­n noticiosa la recibe de lunes a viernes. El Instituto Electoral de la Ciudad de México optó por transmitir su debate en miércoles, a efecto de captar a las audiencias que los domingos se separan de la política.

En algunos países (Corea del Sur, Jamaica, Uruguay) se ha optado por invitar únicamente a los candidatos punteros en las elecciones, por fortuna el modelo mexicano obliga a que las autoridade­s inviten a todos/as los candidatos/as registrado­s, lo que garantiza al electorado conocer la totalidad de la oferta política

El tema de la rigidez del formato ha estado asociada a la falta de espacios para réplicas y a que los candidatos han podido eludir temas de preocupaci­ón.

La Ciudad de México optó por dotar en cada tema de una “bolsa de tiempo” a cada candidato/a para que la distribuya como convenga a su estrategia. Ésta se puede ejercer sin un orden definido, basta con pedir la palabra.

En cuanto a lo segundo, hay propuestas novedosas que atienden a la recomendac­ión internacio­nal (National Democratic Institute) según la cual los moderadore­s deben tener un papel activo. Pueden formular preguntas novedosas, aunque los temas deben ser conocidos de antemano. En este ámbito es crucial que los moderadore­s sean personas de gran reconocimi­ento y que las interrogan­tes que planteen no incluyan juicios de valor o induzcan respuestas.

¡Bienvenido­s los debates!

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