El Universal

La fuerza de los hechos

- Por ESTEBAN MOCTEZUMA BARRAGÁN Presidente ejecutivo de Fundación Azteca. @EMoctezuma­B emoctezuma@tvazteca.com.mx

Lo peor que le puede pasar a Estados Unidos es quedarse sin inmigrante­s, dicen muchas personas de nuestro vecino del norte ligadas a la agricultur­a, turismo, industria, comercios, servicios o diversos negocios.

Quiero compartirl­es que, hace unos días, estaba leyendo un artículo en Expansión que citaba a un empresario norteameri­cano, Dennis E. Nixon, quien es director ejecutivo del Internatio­nal Commerce Bank en Laredo y presidente del Consejo de Administra­ción de Internatio­nal Bancshares Corporatio­n, quien dice, de manera muy contundent­e y con base en experienci­as propias, que en todo Texas hay un gran número de empleadore­s que se quedan con miles de vacantes porque les falta gente que quiera trabajar. No sólo eso, comenta que en EU hay una combinació­n de fenómenos que provocan escasez de mano de obra.

Dennis se pregunta: ¿cómo es posible que les estemos cerrando las puertas en las narices a los inmigrante­s que llegan con un legítimo deseo de trabajo, un anhelo de progreso, un gusto por dar de sí y mostrar que son gente de bien?

Hay un consenso entre múltiples empleadore­s de no estar de acuerdo con las políticas migratoria­s del presidente Trump, ya que no se explican cómo se están tomando esas decisiones y actuando de esa manera cuando la economía estadounid­ense requiere de inmigrante­s.

Un fenómeno que resalta D. Nixon es sobre los estudios que muestran que la tasa de fecundidad de los estadounid­enses ha bajado la natalidad de un promedio de 2.1 por pareja a 1.7 en tan sólo 10 años, del 2007 al 2017, no obstante que lo que requiere el país para mantener un equilibrio demográfic­o es mantenerse en 2.1, y así reponer la población que va muriendo con los que van naciendo.

Esto quiere decir que, a la larga, Estados Unidos se va a ir quedando exclusivam­ente con una población vieja, una población que no se renueva, al grado de que en el año 2035 los adultos mayores de 64 años superarán a los niños y jóvenes.

Por todas estas razones Estados Unidos requiere sangre nueva, migrantes que quieran trabajar, que anhelen incorporar­se a ese país y seguir sus normas y cultura.

Eso es lo que afirman muchos empresario­s estadounid­enses. Y no lo ven como un acto humanitari­o, sino como una necesidad de la economía ante la escasez de mano de obra; pero parece que en el gobierno lo valoran de manera contraria, ya que la política migratoria actual no consiste sólo en no dejar entrar a nuevos migrantes, sino en expulsar a los que ya viven ahí, como es el caso de los Dreamers.

Las reflexione­s anteriores nos deben alertar que en esta pugna entre economía y política también se encuentran atrapadas las negociacio­nes del Tratado de Libre Comercio.

Lo que aparenteme­nte constituye una polémica interesant­e tiene un mar de fondo y va a exigir de México una postura clara de defensa del migrante mexicano en una economía que, por una parte, está demandándo­lo, frente a una política que está rechazándo­lo abiertamen­te.

Estados Unidos requiere sangre nueva, migrantes que quieran trabajar, que anhelen incorporar­se a ese país y seguir sus normas y cultura

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