El Universal

Los relojes públicos que aún escuchamos

En el centro de la capital existen varios relojes públicos que se distinguen de los demás porque aún tañen sus campanas cada hora, algunos de ellos desde hace más de 100 años.

- ANTONIO SANDOVAL ESCÁMEZ www.eluniversa­l.com.mx Lee texto y escucha relojes en web.

En 1927, en la Ciudad de México, existían 56 relojes públicos de muy diferentes aspectos, según relata el texto “El alma de los relojes públicos que existen en la Ciudad de México” publicado en EL UNIVERSAL ILUSTRADO.

De estos relojes muchos han desapareci­do, como el del Palacio Nacional que descansaba arriba de la campana, mismo que fue colocado en la época colonial y cambiado en dos ocasiones, una con Antonio López de Santa Ana y otra con Porfirio Díaz cuando se le modificó la caratula.

La mayoría se encontraba­n en edificios públicos o iglesias para ayudar a los transeúnte­s a saber la hora del día y así no llegar tarde a sus trabajos o citas, pero con el arribo de los relojes de bolsillo y posteriorm­ente los de pulso, en la primera mitad del siglo XX, los relojes públicos comenzaron a ser olvidados por la mayoría de los habitantes de la ciudad.

Algunos de ellos se destacaron por su arquitectu­ra y por su sonido, aquellos que cada hora marcaban, y siguen marcando, el tiempo con un tañido de campanas que en muchos casos se escuchaba a cuadras de distancia, aunque ahora solo estando cerca podemos oirlos debido al ruido que provoca el trafico citadino. Aquí una breve descripció­n de cuatro de estos antiguos relojes.

Un regalo del imperio otomano. En la esquina que forman las calles de Venustiano Carranza y Bolívar, en el Centro Histórico, se encuentra el llamado Reloj Otomano, regalo que la comunidad otomana dio al pueblo de México en 1910, por el Centenario de la Independen­cia.

Este reloj toca sus campanas cada quince minutos y tiene cuatro carátulas, dos con números arábigos y las otras dos con numeración hindú.

En las cuatro caras de la parte baja del cuerpo del reloj se encuentra un arco tipo mudéjar sobre dos columnas lisas pegadas a la pequeña torre, el resto del cuerpo está cubierto por mosaicos de gran colorido.

Este reloj es rematado por tres campanas y sobre éstas tres símbolos que representa­n cada uno a un país.

Al recorrer la zona y preguntar sobre la opinión de la gente sobre el reloj y sobre las campanadas, muchas de las personas que pasaban dijeron no percatarse del sonido, incluso una señora que dijo pasar muy seguido por ahí refirió que “nunca lo he escuchado, y eso que trabajo a una cuadra”.

Reloj destruido por un proyectil.

Como fiel testigo del paso del tiempo y de acontecimi­entos históricos en la capital, el Reloj Chino no detiene sus manecillas y permanece desde hace más de un siglo en el mismo lugar: en la glorieta de Bucareli.

Fue el presidente Porfirio Díaz el que mandó colocar en este lugar este reloj de bronce.

Se inauguró y colocó en 1910 durante las festividad­es por el Centenario del inicio de la guerra de Independen­cia de México y contaba con tres campanas que marcaban el paso del tiempo hasta el 11 de febrero de 1913, cuando por los bombardeos que se registraro­n en esta zona debido a la llamada Decena Trágica, un proyectil lo impactó destruyend­o su torre y con ello también el reloj. Fue restaurado con otro diseño y hoy lo vemos de pie.

El reloj de EL UNIVERSAL.

En el remate del edificio Palavicini, ubicado en el doce de la calle Bucareli, en las oficinas de EL UNIVERSAL, se localiza un reloj de tecnología alemana adquirido en 1923.

Además de indicar con un tañido de campanas el paso del tiempo cada quince minutos, este reloj entona todos los días las notas del Himno Nacional Mexicano en punto de las seis de la mañana y de las seis de tarde, sus catorce campanas repican a la misma hora en que se iza y arría la bandera en el Zócalo de la capital.

El Carillón de la Villa de Guadalupe. Aunque este reloj no está en el centro histórico de la capital, lo citamos por su modernidad y espectacul­aridad. Inaugurado en 1990, el carillón de la Villa de Guadalupe consta de 48 campanas, 19 de ellas colocadas en forma circular y pueden ejecutar varias melodías, himnos religiosos y varias canciones populares

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El reloj de la Basílica no está en el centro histórico, pero lo citamos por su modernidad y espectacul­aridad. Se inauguró en 1990 y tiene cuatro relojes, entre ellos el astronómic­o y el calendario azteca. El diseño fue de Pedro Ramírez Vázquez.
 ??  ?? Reloj Otomano, regalo de la comunidad otomano a México por su Cenetanrio de la Independen­cia, en la esquina de las calles Venustiano Carranza y Bolivar.
Reloj Otomano, regalo de la comunidad otomano a México por su Cenetanrio de la Independen­cia, en la esquina de las calles Venustiano Carranza y Bolivar.

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